Periódico Digital PIEB • CEDLA dice que los salarios de algunos trabajadores no cubrían la canasta básica familiar en 2012 • 18/09/2014
Trabajar a cambio de un pago por debajo del salario mínimo nacional, que es lo mismo a comprar sólo la mitad de una canasta normativa alimentaria o apenas el 22% de una canasta básica familiar, es el panorama que estuvo presente en algunos sectores laborales, como el del recojo de basura en la sede de gobierno, hasta la gestión 2012, según un estudio realizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA).
En realidad el salario básico promedio en el sector era de 924 Bolivianos, cuando el salario mínimo nacional estaba fijado en 1.000 Bolivianos (julio de 2012). Se trata de un indicador que en ese momento mostraba la “alta precariedad laboral existente en esta compañía (principal empresa de aseo urbano contratada por la alcaldía) y una muestra más de la creciente pérdida de la calidad del empleo en Bolivia”, revela el estudio “País sin industrias, país con empleos precarios. Situación de los derechos laborales en Bolivia 2011-2012”, de los investigadores del CEDLA, Silvia Escóbar, Bruno Rojas y Carlos Arze.
El documento, que fue presentado esta semana, aporta con información y análisis actualizados sobre las políticas públicas y las transformaciones en el mundo del trabajo de los últimos años. En esta entrega se analiza los rubros de la construcción, el transporte público, los hidrocarburos y otros emergentes como la manufactura estatal y obras públicas municipales en el marco de la desconcentración de tareas en manos de empresas subcontratistas.
“El salario básico mencionado –dice el reporte del CEDLA– representaba la mitad (51%) del valor de una canasta normativa alimentaria de Bs. 1.792 y apenas el 22% de una canasta básica familiar de 4.532 Bolivianos, calculados para el año 2011. Si bien a este salario se sumaban algunos bonos como el de ‘presentismo’ (asistencia), recargo nocturno y el de cumplimiento, con los descuentos de ley (aporte al sistema de pensiones y otros), el dinero que llegaba a los bolsillos de los trabajadores bordeaba el básico”. Los testimonios de los trabajadores reflejan una realidad concreta: los salarios percibidos no alcanzaban para vivir, obligando a las trabajadoras y trabajadores a buscar otros medios de subsistencia.
Más de la mitad de las mujeres barrenderas ni siquiera llegaba a ganar el salario promedio, mientras que los choferes y ayudantes de camiones percibían entre 1.300 y 1.050 Bolivianos respectivamente. En una comparación con los sueldos de los gerentes, se verificó una diferencia de hasta 26 veces a favor del ejecutivo. Para los investigadores este dato es la expresión de “la gran desigualdad de ingresos existente, que, si bien no es novedad en una empresa capitalista, corrobora una vez más que las onerosas ganancias de los empresarios y los altos sueldos de la jerarquía administrativa, tienen como sustento la explotación desmedida de los trabajadores al pagar salarios míseros”.
“La política salarial impuesta por todas las empresas contratadas por la Alcaldía de La Paz para el aseo urbano, consistió como si fuera una consigna, en el establecimiento de salarios bajos, inferiores o iguales al salario mínimo nacional, a fin de favorecer la mayor obtención de ganancias”, dice el documento que califica a estas remuneraciones como “salarios basura” que se dan en parte en empresas privadas y municipales de aseo urbano que operan en el país.
Referencia bibliográfica
País sin industrias, país con empleos precarios. Situación de los derechos laborales en Bolivia, 2011-2012. Silvia Escóbar de Pabón, Bruno Rojas Callejas, Carlos Arze Vargas. La Paz. 2014.
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