Mujeres conforman 46% de la fuerza laboral en Bolivia

El Diario. 08 de marzo de 2017

 

• A pesar de que aumentó la presencia femenina en el empleo asalariado y mejoró su nivel de escolaridad, su inserción laboral no se produce en un marco de igualdad de condiciones con los hombres, dijo un informe del Observatorio Boliviano de Empleo y Seguridad Social

 

Actualmente, en las principales ciudades del país las mujeres conforman el 46% de la población ocupada, 47% entre la asalariada y el 53% entre la independiente. Este hecho es suficiente como para concluir que su trabajo tiene una incidencia considerable en la economía y en la generación de ingresos personales y familiares; sin embargo, nada les asegura que, en medio de la desigualdad distributiva y social existentes, puedan mejorar sus condiciones de vida y, en muchos casos, salir de la pobreza.

 

OCUPACIONES FEMENINAS

 

Un informe del Observatorio Bolivianos de Empleo y Seguridad Social concluyó que las mujeres asalariadas trabajan en un grupo reducido de ocupaciones que se definen como típicamente femeninas, principalmente en los servicios sociales y personales –salud, educación, limpieza y trabajo doméstico en hogares ajenos–, el comercio por menor y en la manufactura donde están expuestas con frecuencia a formas de subcontratación que llegan hasta el trabajo a domicilio.

 

TRABAJOS INESTABLES

 

Sus trayectorias laborales están marcadas por la realización de trabajos inestables y mal remunerados, en tareas repetitivas y sin enriquecimiento o desarrollo profesional, tanto en el sector privado, donde se sujetan con frecuencia a la contratación sin derechos laborales, como en el sector público.

 

A pesar de que el aumento de la presencia femenina en el empleo asalariado ha estado acompañado de una mejora en su nivel de escolaridad, su inserción no se produce en un marco de igualdad de condiciones con los hombres, lo que dificulta su acceso, pero también su permanencia en el empleo.

 

DESIGUALDAD SALARIAL

 

Esta desventaja se traduce en una persistente desigualdad salarial que atraviesa a todas las posiciones ocupacionales.

 

En 2014, a pesar de haber registrado una mejora en sus salarios promedio, el 60% de las mujeres tenían un ingreso inferior al costo de una canasta normativa alimentaria (Bs 2.263). En términos agregados, las mujeres conformaban casi la mitad de la población asalariada, pero recibían solamente el 34% de la masa salarial generada en las ciudades, indicó el Observatorio.

 

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