Jornada • Situación de la clase trabajadora • 03/05/2016
Guido Pizarroso Durán / martes 3 de mayo de 2016
Para el Gobierno, nuestro país es casi un paraíso para los trabajadores, con beneficios sociales amplios, seguridad y un desempleo de apenas el 3.2%. Además, nuevas medidas fueron aprobadas a favor de la clase laboral, entre ellas, la elevación en 9% al salario mínimo nacional y de 6% al haber básico del sector público, que servirá de referencia para negociar los incrementos a los empleados del sector privado en todas las modalidades de contrato. Si bien estas son buenas nuevas para aproximadamente 1,8 millones de asalariados del sector formal, el resto de la población boliviana estimada en más de 10 millones está al margen de estos beneficios.
La realidad muestra evidencias totalmente opuestas a las optimistas apreciaciones gubernamentales. Informes especializados, datos estadísticos confiables e información oficial ofrecen objetivamente un panorama desolador. Por ejemplo, en el último informe presidencial se señala que el desempleo bajó de 8,2% a 3,2% entre 2005 y 2015. Pero resulta que el año 2005, según datos oficiales de la Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas (UDAPE), la tasa de desempleo abierto nacional no fue de 8,2%, sino de 5,4%, mientras 8,1% fue la tasa de desempleo abierto urbano. Asimismo, el dato que corresponde a 2015 de una tasa de 3,2% de desempleo, parece solamente una estimación sin fundamento. El último dato oficial de UDAPE es de 2014, y señala que en las ciudades capitales donde se concentra 59% de la población urbana del país, la tasa de desempleo abierto fue de (4,5%). A 2016, debido a la caída de los precios de las materias primas (especialmente de minerales), cierre de minas y algunas medidas del gobierno que desalentaron a los empresarios, el desempleo necesariamente ha subido.
De todas maneras es justo reconocer que en los últimos años, se han creado más fuentes de trabajo, pero a costa de un crecimiento del subempleo, según un informe del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA). El trabajo, elaborado por el investigador Bruno Rojas, señala que el desempleo ha disminuido a costa de sacrificar la calidad del empleo, es decir que la gente se ocupa, pero sin beneficios, en condiciones precarias y en horarios no convencionales. El informe también señala que las empresas ya no contratan nuevo personal, debido al alza de los costos laborales, por lo que optan por subcontratar o reducir los beneficios de los trabajadores nuevos. Esta población es absorbida por el sector informal, en el cual las condiciones son precarias.
Un hecho preocupante es que de los más de 10 millones de habitantes en Bolivia, unos 6 millones están insertados en el ámbito laboral. De esta última cifra, solo el 30% accede a un seguro de salud y aporta a una Administradora de Fondos de Pensiones (AFP) para jubilarse, es decir, menor de 2 millones; el 70% está desprotegido, según el PNUD.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en su informe de desarrollo humano sobre Bolivia, afirma que los derechos de los trabajadores se incumplen debido a un alto porcentaje de personas en el mercado informal (cuentapropistas o subempleados).
En un informe de prensa, a propósito del Día del Trabajo, con datos del PNUD, se explica que del total de la población boliviana solamente 1,8 millones gozan de los beneficios establecidos en las normas; el resto, no accede al seguro social por tener un trabajo informal o eventual. Otro estudio, esta vez del Centro de Investigaciones Económicas y Financieras de la Universidad EAFIT de Argentina, afirma que Bolivia se encuentra con la informalidad más alta de la región. Este fenómeno se presenta en América Latina y el Caribe, más que en otros bloques económicos a nivel mundial.
El estudio señala que a pesar de que el tamaño de la economía informal a nivel global bajó a través del tiempo, aún es de tamaño considerable (17%) y por regiones, resulta que el África Subsahariana cuenta con la economía informal de mayor tamaño, seguida muy de cerca por América Latina y El Caribe y mientras que los países del OCDE tienen la menor economía informal a nivel global. El informe muestra que Bolivia, Panamá y el Perú son los países con el mayor nivel de informalidad dentro de América Latina.
De hecho, estos tres países aparecen dentro del «top five» a nivel mundial.
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