Estudio del CEDLA: La tasa de desempleo creció en 2009
16 de diciembre de 2009.- El Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) estima que entre los años 2008 y 2009 se habrían destruido cerca de 73.800 empleos en las ciudades del eje de Bolivia.
El resultado de la investigación da cuenta que la tasa de desempleo abierto se elevó del 10,2 por ciento registrada el 2008 al 11,0 por ciento en este año. Es decir que el número de desempleados es de 202.336 personas.
“Mientras la economía generó empleos a un ritmo de 4,8 por ciento anual, la destrucción de empleos alcanzó una tasa de 8,9 por ciento anual”, señala el estudio.
De los 73.800 empleos destruidos, más de la mitad pertenecía a actividades productivas y un tercio estaba en el comercio.
La crisis de desempleo afectó de 13,2 a 13,3 por ciento de las mujeres con mayor presencia en el sector informal/actividades no productivas, y 7,5 a 8,9 por ciento entre los hombres en empleo asalariado/actividades productivas/sector empresarial.
La investigación dice que, como consecuencia de este fenómeno, surge la explotación en el trabajo, la precariedad de las condiciones laborales y la vulneración de los derechos de la clase trabajadora.
Uno de cada tres ocupados gana menos del salario mínimo, el 18 por ciento de esta población es del sector empresarial, el 30 por ciento del sector semi-empresarial y el 47 por ciento del sector familiar. El informe del CEDLA indica que los efectos de la crisis internacional se trasladaron a la economía a través de diferentes mecanismos como, la caída en la demanda de las exportaciones, la disminución de los precios de las materias primas, reducción de los ingresos por concepto de remesas, y la disminución de la inversión privada nacional y extranjera.
El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) se redujo a la mitad, de 6,5 por ciento a 3,2 por ciento; el ritmo de expansión del producto se redujo en todas las actividades económicas; la caída afectó más a las actividades intensivas en mano de obra: minería, industria y construcción: la incidencia conjunta en el PIB cayó de 3,5 por ciento a 1,6 por ciento; sólo la actividad agropecuaria creció más que en 2008, de 2,4 por ciento a 3,2 por ciento.
El crecimiento del consumo de los hogares cayó de 6,2 por ciento a 3,6 por ciento; redujo el crecimiento de las inversiones destinadas a mejorar la capacidad productiva y la productividad de 19,7 por ciento a -2,2 por ciento; se desplomaron las exportaciones e importaciones a una tasa de 15 por ciento anual, y aumentaron los inventarios a una tasa de 73 por ciento de un año a otro (stock de productos).
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