El Deber • Pese a la bonanza, la pobreza crónica acecha a la región • 26/04/2015
Juan Carlos Salinas Cortez
ANF A pesar de los significativos avances de la región contra la pobreza, uno de cada cinco latinoamericanos vive en situación de pobreza crónica, lo que significa que más de 130 millones de personas apenas cuentan con $us 2,7 y menos de $us 4 por día para vivir.
El escenario histórico refleja que entre 2000 y 2012, América Latina y el Caribe (ALC) registraron uno de sus mayores crecimientos de su historia, en donde el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita se expandió de manera sostenible a una tasa promedio del 2,5%.
No obstante, según las explicaciones del BM en su informe Los olvidados pobreza crónica, se remarca que la bonanza por los altos precios las materias primas no llegó a todos, por dos motivos: los países con las tasas más altas de pobreza crónica fueron los que menos crecieron.
El segundo motivo apunta a que los hogares crónicamente pobres tienden a ser más pobres que los hogares originalmente pobres que lograron escapar de esa situación. Se observa que el crecimiento económico no fue suficiente.
En el documento se precisa: “No obstante, adicionalmente a la generosidad de los programas de asistencia social, para
eliminar la pobreza crónica es preciso alinear mejor las políticas e iniciativas como parte de un enfoque más sistemático y concertado”.
En el país
La Fundación Jubileo hizo notar que la extrema pobreza en el país se redujo de 39,5% (2002) a un 18,8% (2013) y que eso se debe por los buenos indicadores macroeconómicos y por la estabilidad económica.
Hicieron notar que si se quiere mejorar la calidad de vida, ya no alcanzan con bonos o subsidios, sino que hace falta más educación y acceso a trabajos estables con una mejor escala salarial.
Para el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), el principal factor que se debe mejorar es el de la informalidad, que no permite mejorar la condición de vida de los bolivianos.
El País Los jóvenes son víctimas del desempleo y de trabajos informales 1/05/2015
El empleo juvenil continua en los ámbitos de la informalidad, la precariedad, condiciones adversas, bajos salarios y falta de beneficios sociales. Un 14,5% de los jóvenes se encuentran en situación de desempleo, el 55,7% tiene empleos informales y siete de cada 10 cuentan con empleos inestables, temporales o eventuales, con ingresos que no alcanzan ni para cubrir los alimentos básicos.
“La perspectiva de más y mejor trabajo para los jóvenes no cambiará en el corto y mediano plazo, porque seguirán generándose empleos de menor calificación, en el sector terciario y más precarios”, aseveró Bruno Rojas, investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario CEDLA en un foro organizado por la XIV Cátedra Libre de la facultad de ciencias sociales de la UMSA.
El gobierno ha desarrollado diversas políticas públicas y planes de generación de empleo digno para los jóvenes, como “mi primer empleo” y el “programa de apoyo al empleo”, pero a pesar de ello los jóvenes siguen siendo uno de los sectores más perjudicados en relación al acceso empleo digno, dijo un reporte de CEDLA.
Este panorama revela que los jóvenes bolivianos en su gran mayoría trabajan en condiciones de informalidad, de mala calidad y escasa productividad, con salarios bajos, sin estabilidad ni perspectivas, sin protección social ni respeto de sus derechos. Todos estos factores alimentan los índices de pobreza y exclusión social a corto y largo plazo.
Un fenómeno que está presente a nivel internacional y se da con mayor intensidad en Bolivia es que el desempleo juvenil es tres veces mayor que el de los adultos, donde hay un porcentaje muy grande de jóvenes que no logran graduarse.
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