ElDeber•Talentos profesionales que se van
La fuga de talentos es un problema que avanza en el país. Profesionales jóvenes que no se sienten valorados en Bolivia y que, movidos por la inquietud y la necesidad de obtener un empleo de acuerdo con sus expectativas, terminan abandonando su tierra y dejando su huella en otros lugares.
El presidente Evo Morales lo acaba de reconocer hace una semana, cuando habló de pilotos de BoA y dijo: “Se forman y se preparan, les ofrecen otras líneas del exterior, pagan más y se van”.
Es cierto, muchos de ellos fueron capitanes de líneas aéreas nacionales que vieron inestabilidad en el pago de salarios o en las condiciones de los aviones que les tocaba pilotar y que fueron convocados por grandes líneas comerciales de América y de Asia. Allá no solo reciben mejores sueldos, también les dan buenos seguros de salud, descansos adecuados en relación con la tensión que significa navegar una nave durante horas, además de la posibilidad de ir ascendiendo en su profesión.
La triste realidad se ve no solo en el ámbito de la aeronavegación, sino en otros espacios profesionales. Bolivia no es precisamente un país de oportunidades para los recién graduados. Cuando buscan empleo se les pide experiencia que no tienen y eso redunda en una alta tasa de desempleo (8,5% en los más jóvenes del país, según lo admite el mismo Gobierno).
Es así que es frecuente encontrar taxistas o comerciantes que archivan el título en provisión nacional y se dedican a lo que pueden para tener el sustento diario.
Ya en 2013, el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) alertaba respecto a que el tener educación superior no es garantía de acceder a un empleo con dignidad en Bolivia.
Por otro lado, varios jóvenes –entre 18 y 21 años- expresaron a EL DEBER su preocupación por la calidad de la educación y mostraron su aspiración de formarse fuera del país para destacarse en su profesión. Si bien es importante adquirir experiencia en un empleo, no es menos cierto que en Bolivia es muy alto el derecho de piso que deben pagar los noveles graduados, muchos de los cuales están obligados a dedicarse a actividades con las que no soñaron con tal de obtener ingresos para vivir.
Si bien el Gobierno nacional creó el Plan de Generación de Empleo, que ha tenido avances en la generación de espacios para jóvenes profesionales, no ha sido suficiente para abastecer la alta demanda de trabajo en este sector.
Por otro lado, los empresarios privados ya expresaron en reiteradas oportunidades que la presión estatal sobre el salario ha determinado que disminuya la calidad del empleo en el país, así como la generación de nuevas oportunidades en las industrias ya consolidadas.
En contrapartida, los jóvenes que anhelan emprender se enfrentan con trabas burocráticas, tributarias y salariales que desincentivan la intención de crear pequeñas unidades empresariales con posibilidades de éxito.
Este panorama determina que haya una lamentable fuga de talentos en Bolivia. Gran parte de los jóvenes que salen a estudiar fuera del país no regresan y otros migran a realizar trabajos manuales por la falta de oportunidades en el país. Hace falta una alianza público-privada que potencie la formación de habilidades y la apertura de oportunidades para que quienes pueden aportar, se queden en Bolivia.
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