Fundación Tierra • Sólo cuatro de cada diez familias campesinas tienen títulos agrarios

El 60 por ciento de las familias campesinas, no tienen títulos agrarios a su nombre, lo que significa que sólo están trabajando la tierra, pese a esta nueva política agraria que ha sido implementada por el gobierno del presidente Evo Morales, hace tres años.

Si bien se han ido entregando estos documentos, este trabajo sólo significa un 5 por ciento del total que se debe realizar en el país, informó el senador del Movimiento Al Socialismo (MAS) y ejecutivo de la Federación de Regantes, Omar Fernández.

El título agrario para un campesino que ha trabajado la tierra por muchos años, le significa seguridad jurídica, es decir que ya no será víctima de algunos abogados que quieren afectar su propiedad o de los loteadores y para no sufrir más avasallamientos.

Una revolución

Sólo en Cochabamba se ha avanzado con la entrega de casi 11 mil títulos, donde están incluidos los 8 mil que serán entregados después del 2 de agosto por la Federación de Regantes y de los Campesinos. Entre tanto, continúan realizando ajustes al saneamiento interno para lograr una titulación masiva principalmente en las comunidades del Valle Alto y central.

“Con la nueva Constitución Política del Estado y el establecimiento de la Asamblea Plurinacional podrán darse condiciones para modificar la Ley Inra y entrar en una nueva etapa de lo que es la revolución agraria”, manifestó.

Según explicó Fernández, la revolución agraria pasa por la producción, es decir el apoyo a programas y proyectos que apoyen la producción para resolver el problema de la distribución de tierra que hasta ahora ha dejado postergadas a las comunidades y organizaciones campesinas.

“Hay miles de hectáreas que están siendo declaradas como tierras fiscales y éstas tienen que ser entregadas a los compañeros campesinos para poder trabajarla, pero con un fuerte apoyo en lo que significa el desarrollo de la producción”, agregó.

Destacó la lucha sindical de los campesinos en Ucureña y Warisata después de 1952, cuando se organizaron los primeros sindicatos para retomar sus conquistas como la tierra y territorio, agua y recursos naturales.

Las tierras

“Hay 2,5 millones de hectáreas fiscales saneadas y disponibles (para los campesinos e indígenas). Son casi todas ellas tierras forestales y no para uso agrícola y pecuario”, reconoció el viceministro de Tierras, Alejandro Almaraz, al mostrar el limitado alcance de uno de los ejes fundamentales de la política agraria gubernamental.

“Estas tierras son de difícil acceso y poco uso, alejadas de los centros urbanos, anegadizas. En lo inmediato no pueden ser utilizadas, pero más adelante sí”, dijo Almaraz al admitir que esta redistribución no resolverá el problema de tierras de Bolivia, donde un centenar de clanes familiares controlan las tierras más fértiles y productivas, mientras dos millones de familias campesinas se debaten en el minifundio empobrecedor.

Para el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), todas estas medidas, sin embargo, estarían más orientadas a impulsar el desarrollo de los latifundios que a resolver las demandas de tierras de los campesinos e indígenas.

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