Rimaypampa • 15 años sin avances en el empleo: una mirada desde la situación de los jóvenes

Tras analizarse los resultados de 15 años de implementación del “Nuevo Modelo Económico, Social, Comunitario y Productivo”, basado en la orientación de los excedentes desde los sectores de hidrocarburos, minería y electricidad hacia los sectores generadores de ingresos y empleo (industria, turismo y agropecuaria), se evidencia que la situación del empleo no ha cambiado sustancialmente.

Al analizar los niveles de inversión pública en el sector generador de excedentes (petróleo, gas y minería), vemos que entre 2006 y 2021 su peso en el conjunto de la inversión pública se ha incrementado de manera continua de 6% (2006) a 24% (2021); mientras que en el sector generador de ingresos y empleo (agropecuaria e industria manufacturera) su participación en términos relativos se ha reducido del 10% en 2006 al 8,5% en 2021. Estos datos contradicen uno de los planteamientos del modelo económico, social, comunitario y productivo, en el sentido que los excedentes generados en estos dos sectores sean transferidos, vía inversión pública, hacia los mismos, incrementando su importancia en la producción y el empleo.

El balance del periodo 2006-2021 evidencia que no ha habido una transformación de la estructura del producto interno bruto (PIB) en el país en esos años, pues tanto el sector agropecuario como la industria manufacturera no han superado sus niveles de participación relativa. Por otro lado, en el plano del empleo, es posible advertir una disminución importante del peso relativo del sector agropecuario y ninguna variación sustancial de la participación del empleo industrial. Asimismo, se puede observar que entre 2006 y 2021 cobra mayor relevancia el empleo no productivo sobre el empleo productivo (cuadro 1).

Situación del empleo urbano

Esta falta de dinamismo en los sectores productivos ha dado paso a un incremento cada vez más sostenido del empleo en actividades terciarias, como el comercio, el transporte, los servicios en hoteles y restaurantes y los servicios empresariales y financieros, que acogen a más de la mitad de los trabajadores urbanos del país. Sólo el comercio y las actividades de hoteles y restaurantes absorben la tercera parte del empleo urbano y la mitad del empleo femenino.

Por otro lado, hay una pérdida relativa del peso del empleo asalariado urbano que ha sido una constante en el periodo de análisis. Esta disminución se verifica, principalmente, en el sector de la manufactura, el transporte y los servicios profesionales y técnicos, en particular en el sector empresarial, así como en el servicio doméstico, lo que ha dado lugar a la expansión del trabajo no asalariado —principalmente conformado por trabajadores por cuenta propia y trabajadores no remunerados de pequeñas unidades económicas familiares—  donde predominan los ingresos bajos e irregulares y la falta de cobertura de seguridad social (salud y pensiones), entre otros.

Las cifras dejan ver que la relación entre ambas categorías prácticamente se ha invertido y que frente a la limitada capacidad de la economía para generar ocupaciones asalariadas en forma sostenible, la inserción laboral en actividades por cuenta propia parece ser la única opción que tienen los trabajadores para generar ingresos (gráfico 1).

Fuente: elaboración CEDLA con base en EH-INE, 2006-2021.

 

Situación del empleo juvenil en las ciudades del eje central del país

El empleo juvenil[1] en las ciudades del eje central (La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y El Alto) que aglutina a más de tres cuartas partes del empleo total de las ciudades capitales del país (81% en 2006 y 2021). La situación de la economía y el trabajo suscitados en los últimos 15 años presentan grandes desafíos toda vez que el desempleo continúa siendo elevado para los jóvenes, duplicando el de los adultos, y los puestos de trabajo a los que logran acceder ofrecen condiciones laborales precarias.

Siete de cada diez jóvenes trabajan en sectores no productivos

Los sectores no productivos (comercio y servicios) continúan siendo el principal espacio donde siete de cada diez jóvenes, tanto al inicio como al final del periodo, encuentran oportunidades de empleo; situación que confirma que no sucedieron cambios sustanciales en los sectores generadores de ingresos y empleo (agropecuaria e industria manufacturera) (gráfico 2). Si bien se observa una disminución de la proporción de jóvenes que salieron del sector de servicios empresariales, financieros o de seguros, educación y salud, así como de los servicios personales o domésticos que sufrieron una importante reducción, éstos pasaron a ocuparse principalmente en el comercio (hombres y mujeres) y secundariamente en el sector productivo donde los hombres se insertaron en la construcción, mientras que las mujeres lo hicieron en la manufactura donde se generaron nuevos puestos de trabajo, además de los servicios de hoteles y restaurantes.

Fuente: elaboración propia con base en EH-INE, 2006-2021.

 

Los jóvenes pierden espacio en ocupaciones asalariadas

El empleo asalariado, como rasgo característico de las inserciones laborales de los jóvenes, ha perdido terreno en el periodo de análisis casi en similar proporción para hombres y mujeres. En 2006 siete de cada diez jóvenes trabajaban como asalariados, proporción que se ha reducido a seis de cada diez en 2021. A inicios del periodo, los jóvenes encontraban espacios de trabajo asalariado principalmente en el comercio y la manufactura; a estos sectores se adicionaba la construcción y el transporte en el caso de los hombres, y el servicio doméstico y el servicio en hoteles y restaurantes, en el caso de las mujeres, marcando claramente las diferencias de género en los puestos de trabajo. Al final del periodo, con un ligero incremento, el comercio y la manufactura continúan siendo los sectores con mayores posibilidades de inserción en puestos de trabajo asalariados, aunque los hombres han disminuido su participación en el transporte de 12% a 3% y las mujeres en el trabajo doméstico de 20% a 10%, mientras que el servicio de hoteles y restaurantes se convierte en el segundo sector de empleo asalariado femenino, después del comercio.

Entre tanto, el incremento de la participación juvenil en puestos de trabajo “no asalariados” presenta algunos matices. Los trabajadores por cuenta propia aumentaron su participación de 18% a 23%, mientras que la participación de los trabajadores sin remuneración casi se habría duplicado (de 9,6% a 17,1%); a su vez, el trabajo como empleador o socio que apenas alcanzaba al 4% del total del empleo juvenil se contrajo a 1,4%. Todo parece indicar que las políticas de empleo que intentan crear una ilusión de jóvenes emprendedores avanzan con lentitud, y en todo caso estarían dirigidas a incentivar actividades por cuenta propia en las que las condiciones laborales son extremadamente precarias.

Los jóvenes, en el estrato ocupacional más bajo

Los jóvenes de las ciudades tienen las ocupaciones que demandan menos requisitos para su desempeño, situación que ha cambiado muy poco desde el inicio del periodo; en 2021, siete de cada diez jóvenes se ocupan como vendedores y prestadores de servicios personales, trabajadores de la industria y la construcción, y trabajadores no calificados (estrato inferior) donde las mujeres, aunque levemente, habrían disminuido su participación, mientras que los hombres habrían encontrado nuevos espacios laborales. Un dato llamativo tiene que ver con los espacios ganados por las mujeres en ocupaciones profesionales o técnicas (estrato superior) debido a la mayor escolarización que han obtenido en los últimos años, incluso ligeramente superior a la de los hombres[2]. En tanto que la proporción de jóvenes con ocupaciones como empleados de oficina y operadores de instalaciones y maquinarias (estrato medio) habrían disminuido ligeramente (gráfico 3).

Al parecer, todos los esfuerzos que hacen los jóvenes por permanecer en el sistema educativo y mejorar su nivel de escolarización y profesionalización, no les ofrece oportunidades para encontrar empleos de mejor calidad.

Fuente: elaboración propia con base en EH-INE, 2006-2021

 

A modo de cierre

Los datos presentados permiten aseverar que la implementación del “Nuevo Modelo Económico, Social, Comunitario y Productivo” del gobierno del MAS no ha alcanzado los resultados propuestos, sobre todo aquellos referidos a la generación de empleos en los sectores de la industria manufactura y agropecuario. Además, considerando los cambios en el entorno económico y social, cabe esperar que esta situación continúe y perdure en el tiempo.

[1] Para el presente análisis se considera como población joven a las personas de 15 a 29 años, rango en el que ocurren gran parte de las transiciones de la juventud a la edad adulta, como la autonomía económica y personal, y la conformación de un hogar propio, entre otros factores.

[2] En 2006 el promedio de años de estudio de los hombres jóvenes de las ciudades era de 11,1 y de 11,0 para las mujeres; en 2021 las mujeres habían alcanzado 12,3 años en promedio y los hombres 12,0 años.

El presente artículo es parte del Alerta Laboral, edición 91

Giovanna Hurtado es investigadora del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario – CEDLA

Fuente: https://rimaypampa.org/opinion/giovanna-hurtado-15-anos-sin-avances-en-el-empleo-una-mirada-desde-la-situacion-de-los-jovenes/