Animal Político / Editorial

Irritado, el Vicepresidente una y otra vez afirmaba que estos datos no son difundidos por las susodichas ONG, por ello mentían descaradamente sobre esta realidad. Luego, al día siguiente, ya en el Palacio de Gobierno, las ONG acusadas aumentaron a cuatro: las fundaciones Tierra y Milenio, y el CEDLA y el Cedib.

La semana que termina fue especialmente prolífica en lo relativo a las organizaciones no gubernamentales (ONG) y su lugar y rol en el Estado Plurinacional de Bolivia. Fue el vicepresidente Álvaro García Linera quien como relámpago en sereno cielo paceño de invierno lanzó la terrible provocación, allí en Cotoca, Santa Cruz, al entregar títulos de propiedad rural: hay dos ONG que al hablar de la estructura agraria del país solo “mienten, tergiversan y hacen política”, pues no manejan ni usan el dato difundido por el Gobierno, en sentido de que ahora sí se puede decir que los grandes hacendados en conjunto tienen menos tierras que los pueblos indígenas e interculturales sumados: si antes la relación era 39 millones de hectáreas a manos de hacendados contra 13 millones en pequeña propiedad de la tierra; ahora es al revés, 42 millones en manos indígenas e interculturales ante 6 millones de los hacendados.

Irritado, el Vicepresidente una y otra vez afirmaba que estos datos no son difundidos por las susodichas ONG, por ello mentían descaradamente sobre esta realidad. Luego, al día siguiente, ya en el Palacio de Gobierno, las ONG acusadas aumentaron a cuatro: las fundaciones Tierra y Milenio, y el CEDLA y el Cedib.

Pero hay un tercer capítulo: el jueves, en otra conferencia de prensa, el segundo hombre del país dio un cierto giro: no, las verdaderas dañinas son las ONG y los gobiernos extranjeros que financian en el país acciones políticas; de aquellas cuatro ya solo dijo que siendo bolivianas tenían la garantía y protección del Estado; aunque no dejó de insistir en que tales en el fondo no  hacían sino mentir, falsear datos.

He aquí que este suplemento propone a debate como “fondo del asunto” el riesgo, entredicho o estado de frágil equilibrio en que el Vicepresidente ha puesto a la investigación y su pluralidad en el país.  ¿Mienten? ¿Solo el Gobierno dice la verdad? ¿Esto no debería resolverse en el debate?

El editor

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