La Prensa • Pando reafirma su condición multicultural a sus 71 años

Tres analistas e investigadores sociales consultados por La Prensa sostienen que la sociedad pandina es una amalgama de varias identidades culturales y que la migración a esta región no es reciente

En la plaza 11 de Octubre de Cobija, capital de Pando, los fines de semana se siente una amalgama de idiomas: una vendedora de jugos habla en aymara con alguien también colla, mientras que en la misma acera un grupo de brasileños eleva la voz en portugués; el castellano con dejo oriental suena más fuerte y domina el entorno.

Ese sincretismo cultural define el rostro de Pando. Sus raíces amazónicas se nutrieron con la migración andina y brasileña. El analista José Mirtenbaum sostiene que esa amalgama de culturas data de al menos cinco décadas y hoy es parte de la vida cotidiana pandina.

El prefecto interino de Pando, Rafael Bandeira, apunta que alrededor del 40 por ciento de la población proviene del occidente del país, particularmente de la zona andina.

Ese carácter de región receptora de inmigrantes se ratifica en la actualidad con la decisión del Gobierno de Evo Morales de trasladar a 500 colonos desde Chapare y otras regiones del país a áreas rurales deshabitadas de Pando, hecho que la oposición califica como colonización inducida y violenta.

Al respecto, el sociólogo Juan Carlos Paz señala que, si bien los sucesos de septiembre de 2008 (masacre de Porvenir) propiciaron en esta región una mayor presencia occidental, ésta no es nueva para el departamento, pues en los últimos 50 años éste ha dado cobijo a diferentes identidades culturales de Bolivia.

El 11 de septiembre de 2008 estalló la violencia en Pando, que cobró la vida de al menos 13 personas —no hay datos precisos sobre esta cifra—, tras los enfrentamientos entre campesinos, normalistas y autonomistas.

La investigadora social María Soledad Quiroga plantea que la convivencia más o menos armónica que existía entre esas identidades asentadas en Pando y que era preexistente a los sucesos de Porvenir pudo haber sido impactada fuertemente por éstos, aunque no existen elementos de investigación —aclara— para concluir aquello.

En todo caso, la especialista destaca el carácter “multicultural” del departamento y que está asimilado en la propia conciencia de los pandinos, así como el sentimiento de abandono y de postergación como región por parte del Estado boliviano.

Postergación

Mirtenbaum coincide con Quiroga cuando señala que el ciudadano de esa región tiene una percepción de abandono de los gobiernos de turno.

En razón de ese sentimiento, fueron los propios pandinos quienes decidieron modificar el calendario de festejos de su efeméride departamental. Desde 2004, la celebración se realiza el 11 de octubre y no el 24 de septiembre, fecha de su creación (ver siguiente página).

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), Pando tiene 78.250 habitantes (Censo 2001, proyección a 2009), para quienes sólo existen dos hospitales de primer nivel. Asimismo, sólo el 75 por ciento de los cobijeños tiene acceso a alcantarillado; y el departamento en general carece de carreteras suficientes que lo conecten con el resto del país.

Componentes de la identidad

En criterio de Mirtenbaum, hay cuatro elementos que marcan la identidad del pandino. Primero, el sincretismo cultural o lo que Quiroga denomina “multiculturalidad”, como resultado de una amalgama de identidades (amazónica, colla y brasileña).

Segundo, el pandino como paradigma de la amazonia, característica que se mantiene pese a que los gobiernos de turno siempre fueron andinocentristas y postergaron el desarrollo de su región —he aquí el tercer elemento—, por lo cual una sensación de abandono marca la conciencia colectiva de quienes moran en esta región fronteriza.

María Soledad Quiroga también coincide con este tercer elemento, pero advierte que, paradójicamente, los pobladores de Pando han desarrollado un sentimiento muy marcado de “bolivianidad”, más que en otras regiones del país.

Un cuarto elemento y sobre el que Mirtenbaum y Quiroga también coinciden es que este departamento se ve como una suerte de “centinela” que preserva la integridad de la nación.

Los pandinos recorrieron su festejo al 11 de octubre

Pando no festeja su cumpleaños en la fecha que conmemora su nacimiento. En 2004, la Prefectura pandina decidió que las celebraciones por la efeméride departamental se realicen cada 11 de octubre, fecha en que fue creada Cobija, su capital, y no el 24 de septiembre, cuando fue creado el departamento hace 71 años.

El protagonismo que Santa Cruz tiene en la región oriental y en el contexto del país, en general, obligó a los pandinos a modificar su calendario festivo, en razón, precisamente, de que aquél recuerda su aniversario cívico también hoy.

“Para el 24 de septiembre no hacemos nada, porque ninguna autoridad de ningún gobierno venía a los actos que se organizaban; siempre daban más importancia a Santa Cruz. Por eso, los pandinos festejamos cada 11 de octubre, cuando aquí se ganó la única batalla vencida en la historia del país”, explica la asesora del Departamento de Comunicación de la Prefectura pandina, Ximena Ruiz.

Pando se incorpora a la vida nacional el 24 de septiembre de 1938, durante la presidencia de Germán Busch, en lo que era el antiguo territorio de Colonias del Noroeste. Esa fecha se recordaba el aniversario cívico de la región, pero el Mandatario decide la creación del noveno departamento del país.

El prefecto interino de Pando, Rafael Bandeira, sostiene que esa modificación representa un aspecto positivo en materia de logística, ya que las autoridades nacionales pueden rendir los honores a ambas regiones y estar presentes en todos los actos festivos, sin la premura de asistir a celebraciones distintas en una misma fecha. En este sentido, según la encargada prefectural de Comunicación, el 24 de septiembre no habrá manifestaciones de regocijo ni feriado para los pobladores; a lo sumo —apuntó— en los colegios se realizarán actos cívicos.

Nacimiento de la capital

A principios del siglo pasado, Cobija llevaba el nombre de Bahía, donde se asentaron tropas brasileñas con el objetivo de apoderarse de los gomales del Noroeste, ya que esa época la riqueza principal en el territorio boliviano era la goma. A partir de este hecho llegarían poblados de diferentes países y también de otras regiones de Bolivia.

El 11 de octubre de 1902, el ejército boliviano se enfrentó con el brasileño a orillas del río Bahía, conflicto enmarcado en la Guerra del Acre, que inició en 1899 y terminó en 1903. Los ataques ocurrieron en Puerto de Bahía y la Barranca Porvenir, situados junto a los ríos Tahuamanu y Manuripi.

En la acción, los bolivianos productores de goma sólo tenían como escudo la espesura de la selva, mientras que los atacantes habían levantado construcciones, recurriendo a tácticas utilizadas por indígenas de la región. En tanto, el ataque boliviano se caracterizó por el uso de flechas encendidas con fuego, las cuales quemaron el campamento del enemigo, que tuvo que huir del lugar.

En los enfrentamientos destacaron el héroe indígena Bruno Recua, Gonzalo Moreno y Federico Román, pues éstos guiaron a las tropas acertadamente, y en su honor se bautizaron dos de las provincias pandinas.

El departamento tiene cinco provincias: Abuná, Federico Román, Madre de Dios, Manuripi y Nicolás Suárez.

La castaña, motor de su economía

Según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), la recolección y exportación de la castaña cubre aproximadamente el 80 por ciento de la demanda internacional, con una producción de al menos 20 toneladas anuales —17 provienen de Pando— que generan un ingreso de 80 millones de dólares para el país.

En noviembre de 2008, la organización Comercio y Pobreza en Latinoamérica (Copla) publicó que Bolivia es el país con mayor producción de este fruto.

Según el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), la extensión de tierra utilizada por la producción de castaña en Pando es de 6,2 millones de hectáreas.

Por otro lado, la producción de almendra también es importante, pues representa el 75 por ciento del movimiento económico del norte de Bolivia y emplea más o menos a 30.000 personas en la época de zafra, de noviembre a marzo.

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