Es todavía una incógnita saber cuánto oro se produce en el país y cuánto llega por contrabando desde el Perú para registrarse como producción nacional, eludiendo controles legales y ambientales en el país vecino, según un estudio de Héctor Córdova, quien estima que esto se podría modificar con mayores controles en Bolivia.

Córdova explicó que las cooperativas están produciendo muchísimo más oro que en gestiones anteriores, pero existe la incertidumbre acerca del origen del metal precioso. El dato es importante si se considera que en función de su registro como producción nacional o del exterior se pagará regalías e impuestos diferenciados a las arcas públicas.

Antes de 2010 se sabía de explotaciones auríferas clandestinas en la frontera boliviana, tanto con el Perú como con Brasil, en operaciones que no reportaban ningún beneficio para el Estado. En ese momento se creó el Servicio de Control de la Comercialización de Minerales y Metales (Senarecom), se redujo la tasa de regalías para el oro proveniente de yacimientos marginales (de 7% a 2,5%) y se realizaron intervenciones militares a las operaciones ilegales.

Las medidas redundaron en un inusitado registro de la producción aurífera boliviana para la exportación. La normal producción de alrededor de 6,5 toneladas anuales subió bruscamente a 27 toneladas en 2012, volvió a caer a 18 toneladas (2013) y subió hasta 40 toneladas en 2014. “Es por demás extraño el comportamiento de este registro de la producción aurífera boliviana, además a fines de 2014 llegaron noticias del Perú que decían que por el aeropuerto de Lima ‘Jorge Chavez’ habían pasado hasta octubre de año pasado 35 toneladas de Bolivia rumbo a Miami”.

En un primer escenario en el que el oro sea realmente boliviano, se debe suponer que cinco años antes al registro de las 27 toneladas (2012) hubo una producción aurífera grande sin registrar. La primera estimación muestra que en cinco años se habría dejado de percibir entre 1.574 millones y 1.700 millones de dólares por impuestos y regalías.

El segundo escenario es suponer que ese oro sea peruano. En ese caso se debe pensar que los productores del Perú internaron su oro a Bolivia para luego reexportarlo. Si el oro registrado en las últimas tres gestiones fuera peruano, habrían ingresado al país unas 66 toneladas, con el pago de “pequeñas” regalías de 66 millones de dólares.

Córdova explicó que, sin embargo, hubo un descenso de la producción peruana en las tres grandes empresas del oro, por tanto “parece imposible que estas empresas gigantescas estén registrando una baja de su producción para trasladar a Bolivia para que se reexporte desde aquí, realmente (eso está) fuera de lugar”.

Lo cierto es que el problema comienza por no saber cuánto es el volumen y cuantía de la exportación del oro producido en Bolivia. Según la organización Mercury Watch, en Bolivia se consume 120 toneladas de mercurio en un año, y si se usan en promedio tres toneladas de mercurio por cada tonelada de oro recuperado, se tendría una producción estimada de 40 toneladas finas de oro (sin contar el oro grueso).

“Podríamos decir que hay contrabando de oro de Perú a Bolivia por las dificultades de formalización en el país vecino… Los análisis que hemos hecho de estadísticas y entrevistas a operadores nos afirman que no debería ser más de 5 toneladas las que han venido de país vecino para volver a salir. No es muy probable que todo el oro registrado en nuestra producción en los últimos tres años… sea totalmente contrabando… No me parece razonable pensar que todo el oro registrado en Senarecom sea oro que vengan del Perú”.

Hector Córdova presentó su estudio, que es parte del libro “La economía del oro. Ensayos sobre la explotación en Sudamérica”, en el Seminario Internacional “La situación de la explotación de oro en el contexto sudamericano”, organizado y realizado el 28 de mayo por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA).

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