Características y perspectivas de las políticas económicas del gobierno de Evo Morales
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Concepción del modelo de desarrollo y políticas económicas
A raíz de la aprobación del nuevo texto constitucional, Evo Morales declaró que en el país se inicia una etapa denominada de “socialismo comunitario”. La economía que daría sustento a dicha formación social sería el modelo de desarrollo de “economía plural”, consistente en la simbiosis de las distintas formas de organización económica: economía privada, estatal, comunitaria y social cooperativa, que se desarrollarían bajo principios de “complementariedad, reciprocidad, solidaridad, redistribución, igualdad, seguridad jurídica, sustentabilidad, equilibrio, justicia y transparencia”. El Estado tendría la obligación de garantizar “el desarrollo mediante la redistribución equitativa de los excedentes económicos en políticas sociales de salud, educación, cultura y en la reinversión en desarrollo económico productivo”.
En este sentido, la nueva Constitución Política del Estado establece que las funciones del Estado en la economía serán: conducir la planificación económica y social, dirigir y regula los procesos de producción, distribución y comercialización de bienes y servicios, promover la articulación de las distintas forma de organización económica, promover la industrialización de los recursos naturales, promover políticas de distribución equitativa de la riqueza y establecer el monopolio estatal en ciertas áreas imprescindibles. Además, las políticas económicas del Estado deberían dirigirse a garantizar la oferta de bienes para el consumo interno y fortalecer la capacidad exportadora del país.
Las anteriores disposiciones constitucionales, no son más que la legalización del contenido del Plan Nacional de Desarrollo (PND), aprobado en 2006, que definía como sus objetivos, desmontar el modelo de desarrollo concebido desde el colonialismo y el neoliberalismo y la formulación y ejecución “del paradigma de desarrollo sustentado en la filosofía del Vivir Bien, propio de nuestras culturas”. Así, la obligación estatal sería la de “promover el desarrollo integral a través de la construcción de un nuevo patrón de desarrollo diversificado e integrado y la erradicación de la pobreza, desigualdad social y exclusión”.
De esta manera, se puede colegir que en la concepción oficial, la economía boliviana deberá ser reconfigurada mediante la intervención activa del gobierno y se orientará a la superación del actual patrón de desarrollo primario exportador, a través de la promoción de las distintas formas de organización económica, es decir, de tipo estatal, privado, cooperativo y comunitario.
Para operacionalizar estos objetivos mediante políticas públicas, el PND define los pilares o basamentos de las mismas: la erradicación de la pobreza y la desigualdad, la construcción de un Estado plurinacional y socio-comunitario, la transformación de la matriz productiva y la consolidación de un Estado soberano en el plano de las relaciones internacionales.
En este marco, las políticas económicas tienen como principales metas para el período quinquenal de gobierno: i) tasas altas de crecimiento económico con elevadas y eficientes tasas de inversión, ii) sostenibilidad fiscal reflejada en la menor dependencia de financiamiento externo, iii) estabilidad de precios y solvencia del sistema financiero, iii) competitividad de las exportaciones, basada en su diversificación, iv) aumentar el ahorro y la inversión nacionales, v) generar empleos dignos, ampliar la cobertura de la seguridad social y erradicar la pobreza, y vi) reforma institucional para optimizar la gestión pública.
Se colige, por tanto, del cumplimiento de estas metas de corto plazo, se derivará la posibilidad de cumplir con el objetivo de transformación económica y, en particular, de superación del denominado modelo neoliberal, asociado en la concepción oficial con el patrón de acumulación capitalista de tipo primario exportador.
Algunos resultados y sus perspectivas
Después de tres años de gobierno, los resultados alcanzados muestran un positivo cumplimiento de las principales metas.
La tasa promedio de crecimiento económico (5.17% del PIB) revela que se ha superado el promedio proyectado en el PND. Al interior de la estructura de este indicador, se advierten divergencias entre las expectativas y los resultados del comportamiento de las diferentes ramas, aunque, en líneas generales, se cumple con la previsión de que el crecimiento seguirá guiado por la dinámica de las ramas económicas relacionadas con la extracción de recursos naturales no- renovables, como son la minería y los hidrocarburos.
A pesar de esta correspondencia general entre las previsiones del PND y los resultados alcanzados, se debe relativizar la eficacia de los instrumentos y las medidas aplicadas, en función de la enorme –e inesperada- influencia de comportamiento favorable de los mercados internacionales de materias primas que impulsó el incremento inusitado de las exportaciones, las mismas que explican una fracción importante de la demanda agregada (34%).
Los resultados en el ámbito de las cuentas externas, muestra que se ha alcanzado consecutivamente, un superávit en cuenta corriente, favorecido por el incremento de las exportaciones, principalmente de materias primas. El superávit comercial alcanzado, se debe fundamentalmente al efecto de las elevadas cotizaciones internacionales del petróleo y de los minerales–especialmente en 2008- y menos al incremento de los volúmenes producidos. De este modo, es fácil advertir los impactos nocivos que empieza a tener la crisis internacional a través de este canal, en la medida en que no se ha fortalecido la capacidad productiva, pese a la presencia de la empresa estatal YPFB como producto de la compra de acciones de las empresas transnacionales, presentada por el gobierno como nacionalización.
En términos del desempeño fiscal los resultado muestran que, en general, se han cumplido las principales previsiones respecto al superávit fiscal en los tres años (3.2% en 2008). Empero, se debe destacar que se verifica una tendencia al incremento del financiamiento externo, junto con una reducción del financiamiento interno -aplicada como política anti inflacionaria- en el curso del período. Asimismo, se ha cumplido con los niveles inversión pública. Sin embargo, los resultados muestran que todavía persisten los problemas de gestión, que impiden cumplir con los programas presupuestarios en términos cuantitativos y evaluar la eficiencia del gasto de los recursos. Un elemento destacable, es la tendencia a un cumplimiento menor de la inversión programada en los sectores productivos, particularmente en los extractivos. Un elemento preocupante es la presencia de altos niveles de saldo no ejecutados en cuentas fiscales ($us. 1.500MM) de los diferentes niveles de gobierno (nacional, departamental y municipal) que dan cuenta de problemas de coordinación de políticas públicas y elevada influencia de la agenda política de los grupos de poder y del gobierno.
En el ámbito monetario y cambiario, los resultados han sido adecuados al objetivo de lograr niveles de inflación controlables, pese a episodios de inestabilidad de precios durante el año 2007. Las acciones en este sentido, han estado inscritas en la continuidad de las políticas establecidas por los anteriores gobiernos y que se resumen en una política monetaria restrictiva y un manejo convencional del tipo de cambio (crawling peg). De este modo, el resultado destacable es la existencia de un elevado nivel de reservas de divisas (45% del PIB), que sobrepasa con mucho los promedios de países de la región. Finalmente, se debe destacar la presencia de una deuda pública externa menor que en anteriores gestiones, debido a la menor demanda de financiamiento a los organismos financieros internacionales, pero más que todo a la reducción de los saldo como efecto de las iniciativas de condonación, principalmente de la iniciativa del G8. Contrariamente, la deuda pública interna, especialmente con las Administradoras de Fondos de Pensiones privadas y con los tenedores de títulos estatales, ha subido de manera sostenida, atenuando el efecto benéfico de la condonación externa.
De lo anterior, se destaca que el manejo cambiario, monetario y la gestión fiscal han contribuido para que la inflación haya sido controlada, pues se ha evitado la presión de la existencia de mayor cantidad de divisas, como producto del superávit comercial. La combinación de operaciones de mercado abierto, así como el ahorro fiscal- ayudado por financiamiento externo-, medidas comerciales excepcionales –como prohibiciones y reglamentaciones- y una ralentización de la depreciación de la moneda nacional, han permitido superar el episodio de elevación de precios del último año (17%). En la actualidad, esta variable tiene un comportamiento a la baja, producto principalmente de la influencia de la inflación a la baja en el plano internacional (alimentos).
Así, la situación macroeconómica, como resultado de las favorables condiciones externas y del manejo prudente de las políticas, muestra características que alientan la posibilidad de resistir los efectos de la crisis internacional, en términos de provisión de liquidez a la economía, así como en la posibilidad de impulsar la inversión pública en sustitución de la reducción de la demanda de los mercados externos. Posibilidad, además, alentada por la reciente recuperación relativa de los precios de hidrocarburos y minerales.
El caso especial de la política hidrocarburífera
La gestión gubernamental ha podido gozar de los efectos de la aplicación de la nueva Ley de Hidrocarburos 3058, aprobada en junio de 2005, que ha permitido el incremento inusitado de recursos fiscales, a través de la recaudación –en forma de impuestos y regalías- del 50% del valor de las exportaciones de gas natural (frente a un promedio de 26% en los anteriores gobiernos).
El gobierno promulgó la llamada nacionalización de estos recursos, disponiendo la renegociación de contratos con las empresas extranjeras (Petrobrás, BG, BP, Total y Repsol, principalmente), los mismos que podrían incrementar en el futuro las recaudaciones, mediante la percepción por parte de YPFB de un porcentaje de las utilidades en su papel de socio de las operadoras, que controla el 50% + 1 de las acciones de dichas empresas. Adicionalmente, dispuso la compra de acciones de las empresas transportadora y refinerías de petróleo, que han posibilitado nuevos ingresos provenientes de la venta de combustibles en el mercado interno.
Sin embargo, el incremento de la apropiación de la renta de los hidrocarburos, ha alcanzado niveles excepcionales principalmente por efecto de las elevadas cotizaciones internacionales, puesto que el volumen de producción: en el caso del gas natural no ha pasado de los 40 millones de metros cúbicos diarios que es el máximo de la capacidad productiva, y en el caso de los líquidos (petróleo, gas licuado y gasolinas naturales) se advierte una reducción, debido al agotamiento de algunos campos menores y a la falta de incremento de producción de gas natural al que va asociada la producción de estos. De ese modo, en los últimos dos años el país ha enfrentado episodios de escasez de algunos combustibles en el mercado interno, ha incumplido el envío de volúmenes importantes de gas natural a la Argentina y, lo más preocupante, ha incrementado la importación de líquidos desde otros países.
Esta situación paradójica, se debe a dos factores: la persistente dependencia de la inversión de las empresas operadoras que han reducido la inyección de capitales en el desarrollo de campos, en la exploración y en la implantación de plantas de separación de líquidos; y por la patente incapacidad de gestión gubernamental que ha desembocado en la imposibilidad de dar solución a problemas como la falta de desarrollo normativo (aprobación de normas reglamentarias adicionales); un efecto extremo de la debilidad institucional ha sido la verificación de casos de corrupción entre los principales ejecutivos de la empresa estatal y la Superintendencia de Hidrocarburos.
De este modo, la nacionalización muestra su limitación, pues no ha podido impulsar la actividad directa del Estado en la producción y menos aún- como preveía la promesa gubernamental- en los procesos de industrialización y de cambio de la matriz energética, bajo la forma de mayor oferta de hidrocarburos para el mercado interno. Sin duda, el papel todavía preponderante de la inversión extranjera explica esta delicada situación.
Una lectura crítica del proceso
Como se ha anotado, los objetivos de la CPE y del PND -que resumen la orientación del proceso político encabezado por el gobierno-, fueron planteados, en el ámbito económico, como la búsqueda de la superación del patrón de desarrollo primario exportador.
Por ello, más allá de la evaluación de los resultados marcoeconómicos de corto plazo, reflejados en las cuentas nacionales, una mirada crítica del proceso avanzado hasta aquí, debe mirar las tendencias de la aplicación de las principales políticas porque de ellas se puede deducir la posibilidad de alcanzar el objetivo mayor.
En este sentido, la conclusión principal es que los resultados positivos en términos de las cuentas macroeconómicas que han sido alcanzados -cabe redundar, por la combinación de varias circunstancias favorables, no todas ellas atribuibles a la gestión gubernamental-, revelan la permanencia de la lógica de mercado del modelo neoliberal. La persistente orientación exportadora de las políticas, expresada en el mantenimiento de la apertura extrema de la economía y el impulso a las ramas productivas ligadas a los mercados externos, junto a la disposición de garantizar y, más aún, promover la presencia de capitales transnacionales en los sectores extractivos de recursos naturales mediante la firma de nuevos contratos – como la explotación del hierro del Mutún por 40 años por una empresa de la India, la explotación del cobre por una empresa surcoreana- y a través del reconocimiento de derechos de explotación de otros yacimientos hidrocarburíferos y mineros -como la plata por parte de empresas extranjeras en los proyectos de San Cristóbal que detenta el 40% de la producción minera, San Bartolomé, San Vicente y otros, así como la posibilidad cercana de licitar la explotación del litio en el Salar de Uyuni por otras empresas transnacionales ligadas a la industria automotriz-, todos ellos por varias décadas en el futuro, revelan la orientación limitadamente reformista de la política de Evo Morales y la debilidad e incoherencia ideológica de su planteamiento de desarrollar una economía plural.
En definitiva, la contradicción entre el discurso de superación del patrón de acumulación capitalista primario exportador, que ha prevalecido desde el siglo pasado, y el impulso de una nueva economía plural basada en la armonización de intereses de los monopolios extranjeros y la pequeña producción – se resume en la ausencia de cambios radicales en el plano del control de los principales medios de producción: los yacimientos de hidrocarburos y minerales y, principalmente, la tenencia de tierra para la agricultura. Podemos afirmar, entonces, que lo avanzado hasta ahora guarda los rasgos de una limitada reforma de la economía capitalista, que sólo representará una mayor presencia estatal, destinada a promover la acumulación capitalista sobre la base de un mayor control del excedente y la fiscalización de la actividad de los monopolios extranjeros y los grupos capitalistas locales –afincados principalmente en la agricultura, el comercio y la banca-. En esa dirección, las políticas macroeconómicas perseverarán en el logro de la estabilidad de precios y el impulso de la competitividad de las exportaciones, relegando la atención –en la magnitud que se requiere- a la producción para el mercado interno. Consecuentemente, los impactos sociales bajo esta lógica no serán radicalmente diferentes a los prevalecientes en el pasado inmediato, como lo demuestran los elevados niveles de desempleo abierto, de pobreza y, especialmente, de una elevada desigualdad en la distribución de los ingresos.
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