VENEZUELA: “Estamos pagando el peor impuesto: la inflación”

El Nacional
Jesús Sol Gil, presidente de la Asociación Venezolana de Derecho Tributario, asegura que una reforma fiscal que se enfoque solo en aumentar la recaudación agravará las distorsiones económicas.
NICOLLE YAPUR
A principios de abril, el presidente de la república, Nicolás Maduro, anunció que prepara una reforma fiscal “para que los que más ganan y atesoran grandes riquezas le paguen a la patria y al Estado para sostener a los necesitados”. Posteriormente, el diputado Ricardo Sanguino aseguró que la modificación se ha venido trabajando desde el año pasado y que hará del régimen tributario uno menos regresivo.
El problema es que en este contexto de baja productividad, elevada presión inflacionaria y escasez de divisas, una reforma fiscal con el objetivo único de aumentar la recaudación podría agravar las distorsiones económicas. El presidente de la Asociación Venezolana de Derecho Tributario, Jesús Sol Gil, asegura que una reforma que genere más presión fiscal y mayores cargas impositivas contribuiría a la recesión económica y al desempleo, ya que significaría un desestímulo a la inversión.
– ¿Por qué debe hacerse una reforma tributaria?
– Hoy en día no podemos hablar de un sistema tributario porque tenemos una gama de impuestos que no están armonizados. Es un sistema que requiere de una revisión, en el sentido de buscar una armonización tributaria, fomentar la productividad, generar incentivos fiscales y seguridad jurídica para los inversionistas extranjeros, de manera tal que se haga con miras a reactivar la economía y no única y exclusivamente con fines recaudatorios para corregir el déficit fiscal.
Actualmente, estamos pagando el peor de los impuestos que es la inflación. El gobierno tiene un déficit fiscal y lo que hace es devaluar para cubrirlo, cuando lo que debería buscar es racionalizar el gasto público y tratar de equilibrar la balanza de pagos, con eficiencia en la recaudación.
– ¿Es necesario incrementar las tasas?
– No hace falta modificar las tasas, sino fortalecer la administración, que sea más técnica que política. Hay que buscar disminuir algunas exenciones del IVA. Tenemos una alícuota positiva dentro de los rangos de Latinoamérica, mucho más baja que la de Uruguay que está entre 18% y 20%. Por tratarse de un impuesto al consumo, en la medida que los precios suben el impuesto va a subir. Ahora lo que hay es que incentivar la productividad.
– Pero el sector empresarial ha manifestado que el IVA no contribuye a incentivar la productividad.
– No es que el IVA por sí solo sea un desincentivo a la productividad, porque es neutral para los productores. EL problema es que en el sistema que tenemos hay unas retenciones de IVA y la administración tributaria tiene un retraso de dos años en la devolución de esos créditos fiscales a las empresas. Entonces, si hubo una inflación de 56% el año pasado y tenías unas retenciones acumuladas, ya las perdiste por inflación. Porque cuando el gobierno te las devuelva no tienen el mismo poder de compra.
– ¿Son las contribuciones parafiscales otro desincentivo?
– Son 25 contribuciones parafiscales. En los últimos años el gobierno ha sacado fondos por cada ley que publica, y eso erosiona la recaudación del ISLR, porque este tributo grava sobre la renta. Cuando deduces las cargas parafiscales, efectivamente erosionas. Pero si las llegaran a considerar no deducibles eso va a ser un desestímulo a la producción.
 
Hay algo de lo que el gobierno tiene que darse cuenta: la competitividad fiscal. Un empresario no solo busca invertir en países que ofrezcan seguridad jurídica, sino también en los que tengan un régimen tributario competitivo. El gobierno no puede acometer una reforma sin mirar hacia los lados.
– ¿Qué tan competitivo es el sistema tributario nacional con respecto al de otros países?
– Cuando comparas el régimen fiscal con el de otros países tenemos una carga fiscal importante. Una empresa no solamente está sujeta al ISLR y al IVA con un régimen de retención que afecta el flujo de caja. Están además los impuestos municipales y el de actividades económicas, y una serie de contribuciones parafiscales, algunas –dependiendo del sector– que hacen mucho más gravosa la actividad empresarial en Venezuela. Esto sin contar con el gasto administrativo que tiene que tener las empresas para cumplir con las obligaciones.
– ¿La reforma fiscal debe venir acompañada de la reducción del gasto público?
– Una reforma tributaria debe ser consultada, abierta, con las opiniones de los técnicos, del empresariado, buscar la armonización, pero por otro lado se debe intentar reducir el gasto público ineficiente. No hablo del gasto social, sino de la corrupción administrativa. ¿Cómo le dices a un contribuyente que ahora no va a pagar 12% sino 20% de IVA y la Contraloría General de la República no ha actuado en el robo de los 20 millardos de dólares de Cadivi? ¿Cómo le explicas a los contribuyentes que tienen que pagar más impuestos si eso no está solucionado?
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