La Prensa • El 5% de la discordia
Rodolfo Eróstegui Torres
La decisión gubernamental de aumentar el salario sólo en un 5% ha levantado mucho polvo entre los trabajadores asalariados y por ello arrecian los conflictos en todo el país, pero con particular énfasis en la ciudad de La Paz.
Durante la gestión del presidente Morales no se había visto este tipo de molestia entre los trabajadores, es más, se podía decir que existía una total sintonía entre el mensaje y práctica gubernamental y las esperanzas y deseos de los trabajadores que integran la estructura de la Central Obrera Boliviana (COB). Los conflictos generalmente eran, en primer lugar, políticos y, en segundo lugar, ubicados lejos de la sede del Gobierno. El discurso gubernamental antioligárquico, nacionalista, populista, alcanzaba y sobraba para derrotar a la oposición política de derecha que pretende restablecer privilegios económicos, sociales y por supuesto políticos. Como estos eventos se producían lejos de La Paz: en Sucre, Santa Cruz, Pando, etc., no provocaba ningún desgaste político a los actuales administradores del Poder Ejecutivo. Es más, por el tipo de discurso que se emite, se reforzaba su posición en esta ciudad y en la de El Alto.
Pero ahora el conflicto no es político. Aunque en el fondo todo es político. Es con el sindicalismo urbano, que suponíamos era parte de la estructura en la cual el MAS basaba su estructura de poder. Y si bien existen protestas en Cochabamba, Santa Cruz y en otras ciudades, las más fuertes se realizan y con exceso de beligerancia en la ciudad de La Paz. Esto provoca un desgaste político al actual Gobierno, nunca antes visto. Todo conflicto en esta ciudad desgasta al Poder Ejecutivo. El actual Gobierno, conocedor de esto, con mucho tino en los años anteriores procuró que no existan conflictos en La Paz.
Por otro lado, algunas investigaciones como las que realiza Carlos Arze Vargas, del CEDLA, nos indican que el salario real de los trabajadores en lo que va del gobierno de Evo Morales no creció sustancialmente, pues este investigador afirma que “en términos reales, es decir, expresado como capacidad adquisitiva, sólo ha aumentado anualmente en un promedio de 1,81 por ciento”. Pero creo que en el imaginario colectivo se creía que el salario creció mucho más cada año, dado que los montos nominales de incremento salarial eran más elevados en concordancia con la inflación precedente registrada.
Por ello salta a la mente algunas preguntas: ¿Cuándo y por qué se rompió el idilio entre el movimiento sindical y el Gobierno? o ¿será verdad que las relaciones entre el sindicalismo asalariado y el Gobierno se deterioraron? Las respuestas a estas preguntas las tendremos en un futuro.
Por ahora, algunos observadores afirman que los conflictos se presentan porque las organizaciones de trabajadores asalariados no se sienten estar representados en el Gabinete que acompaña al presidente Evo Morales. Otros afirman que es la soberbia gubernamental la que está provocando estos problemas. También existen los que no le dan mucha importancia debido a que este incremento sólo abarca al 15% de la población ocupada.
Lo cierto es que, al igual de lo que ocurrió con los anteriores gobiernos, nuevamente la tecnocracia económica se apoderó del Gobierno. Por ello se anteponen las restricciones económicas, que sólo deben ser para el sector público, a los trabajadores del ámbito privado.
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