Energy Press • ACELERACIÓN ECONÓMICA FAVORECE A LOS PRECIOS DE LOS MINERALES
LA PARTICIPACIÓN DE LA MINERÍA EN EL EMPLEO ESTÁ EN UN RANGO DE 14 A 15% DE LA POBLACIÓN OCUPADA CON DE ALREDEDOR DE 150.000 TRABAJADORES.
El Banco Mundial señaló que en 2017 el PIB mundial creció en 3%, y se espera que en 2018 y 2019 éste se mantenga estable en ese rango, lo que significa una fuerte aceleración económica desde la crisis de 2011. El 60% del crecimiento en 2017, se debe en un 60% a la formación bruta de capital, que empieza a recuperarse tras 10 años con niveles muy bajos, y se espera que en 2018 la inversión crezca en 10%.
Este crecimiento generalizado también se refleja en los precios de los minerales, que desde 2011 tenían una tendencia a la baja, y han empezado a recuperarse desde el 2016 y 2017, y los proyectos que estaban paralizados han empezado a reactivarse, con importantes carteras de inversiones en la región latinoamericana ($us 200.000 millones para los próximos años en Chile, Colombia, Perú y México), señaló Pablo Poveda, analista del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA).
“Entonces, se puede afirmar que el sector minero internacional enfrentará una coyuntura internacional favorable en los próximos años”, sostuvo el experto en el sector minero.
APORTE DEL SECTOR
De acuerdo con datos de Poveda, la participación de la minería al PIB está disminuyendo sosteniblemente desde 2009 cuando llegó a 6,86%, para llegar en 2017 a 4,9%. Primero, porque creció la participación de construcciones y servicios básicos, y segundo, por la dinámica del sector: la caída de precios y la caída de producción, salvo de zinc y plomo que incrementaron su producción debido a la participación de la empresa San Cristóbal, que se verá ahondada por la ausencia de nuevos proyectos.
La participación de la minería en el empleo está en un rango de 14 a 15% de la población ocupada con alrededor de 150.000 trabajadores.
Siendo la minería un sector estratégico generador de ingresos, los aportes que realiza en la recaudación fiscal son muy bajos y volátiles, manteniéndose en menos de 1% del total de contribuciones al fisco durante los últimos años.
En general, la minería no tiene encadenamientos con la economía local, y cuando se cierra un proyecto, los aportes al crecimiento de las regiones desaparecen rápidamente. El desarrollo, cuyo fin último es mejorar las condiciones de vida de la población, no logra plasmarse con la explotación minera.
INVERSIONES
Poveda indica que la minería privada controla más del 76% de la producción nacional de concentrados, esto gracias a la contribución del proyecto de rango mundial San Cristóbal, y otros más pequeños como San Vicente y San Bartolomé. Las inversiones que realiza el sector están concentradas en mantener sus operaciones, no existiendo exploración en nuevos yacimientos. La inversión promedio de los últimos años para explotación ha sido de $us 368 millones.
El sector cooperativo conformado por el tradicional que trabaja en yacimientos de la COMIBOL, prácticamente ha agotado sus reservas; y el cooperativismo aurífero es el que ha repuntado en los últimos años, con más de 1.800 cooperativas, con exportaciones que superan los $us 1.000 millones. La producción de estos yacimientos es con baja tecnología, estimándose una inversión de $us 1 millón para el tiempo de vida del proyecto.
En 2017, la COMIBOL participa en la producción de estaño en Huanuni con 8.409 TM, la misma está en retroceso por agotamiento de reservas. Asimismo, participa en Colquiri con 3.753 TM de estaño y 15.233 TM de zinc. En Corocoro tuvo una producción de cátodos de cobre de 1.769 TM. Karachipampa con una producción de 1.112 TM de plomo metálico y 9 TM de plata metálica. Además de otros proyectos más pequeños. Su cartera de inversiones no supera los $us 200 millones anuales.
También está la empresa estatal Yacimientos de Litio Boliviano, que hasta hace un año era dependiente de la COMIBOL, indicó Poveda. Las inversiones estatales totales son de $us 800 millones, sin embargo, la socia que construirá las baterías de litio prevé una inversión estimada de $us 1.328 millones.
Como se puede ver, las inversiones en minería que se hacen en Bolivia, son ínfimas en relación a las inversiones que hacen los países vecinos. Pese a ello, Bolivia es un país minero, sostiente Poveda.
POTENCIAL
La explotación e inversión de oro no es a gran escala y está diseminada en cientos de cooperativas mineras que, a pesar de la prohibición de la ley, están asociadas a empresas privadas locales y extranjeras. La actividad estatal debería concentrarse en controlar esa producción que paga bajas regalías y, en el peor de los casos, no paga nada porque el oro sale de contrabando.
En la minería polimetálica, no se desarrolla su potencial con nuevas tecnologías, con el argumento que no existe seguridad jurídica para las inversiones.
Dado el carácter estratégico del litio como almacenador de energía y la inminente sustitución del petróleo por energía renovable, es importante desarrollar la tecnología adecuada para incorporarse a esta revolución en el campo energético.
Indicios del fracaso del litio boliviano
La estrategia de industrialización de los recursos evaporíticos del Salar de Uyuni propuesta por Federación Regional Única de Trabajadores Campesinos del Altiplano Sur (FRUTCAS) en 2007, planteaba un proceso de industrialización del litio desde la sal a la batería 100% estatal.
Para ello se plantearon tres fases: una piloto para la producción de carbonato de litio; una de producción masiva de carbonato de litio denominada industrial; y una tercera de producción de cátodos de litio, electrolitos en base a sal de litio y baterías, primero de manera experimental y luego con producción a gran escala.
En los inicios de implementación de la estrategia en 2010, la tecnología para la fabricación de baterías utilizaba como principal componente el carbonato de litio, sin embargo, la búsqueda de mayor capacidad de almacenamiento y seguridad de la batería frente a la inflamabilidad del electrolito de sal de litio, motivó que las empresas de baterías desarrollen baterías sólidas, que sustituyen el carbonato de litio por hidróxido de litio como materia prima.
La planta industrial que se está construyendo en el salar de Uyuni con tecnología 100% boliviana, contempla la producción de 15.000 toneladas de carbonato de litio, que debería ser la materia prima de las baterías. Sin embargo, el carbonato de litio que se produce en la planta piloto es de grado industrial y no grado batería, por lo que no serviría para producir baterías, sino para la industria del vidrio y cerámica.
Seguramente por eso, la empresa alemana que se escogió como socia hasta el 49% de la empresa Yacimientos de Litio Boliviano, señala que no sólo producirá cátodos, electrolitos y baterías, además, tiene previsto producir hidróxido de litio, acorde con la nueva generación de baterías sólidas.
“Sí la empresa que va a producir baterías también producirá la materia prima, la estrategia de industrialización 100% estatal es un fracaso, porque, aunque la YLB tenga el 51% de las acciones, no significa que vaya a tener el control de la tecnología, la producción y el mercado”, dijo Poveda.
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