Empleos con bajos ingresos e inestables: la situación laboral de las mujeres en Bolivia, según el CEDLA

Página Siete. 12 de octubre de 2016

Hoy más que nunca, las mujeres están más afectadas por empleos de bajos ingresos laborales e inestables.

Las mujeres en Bolivia tienen empleos precarios e inestables, les pagan poco y no acceden plenamente a los derechos sociales y laborales. Esa es la situación laboral de las mujeres, según el Observatorio Boliviano de Empleo y Seguridad Social del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario CEDLA.

“Más allá de los alcances y la pertinencia de los resultados obtenidos, las mujeres en Bolivia lograron algunos progresos en ciertos campos de la sociedad boliviana, como resultado de sus luchas y sacrificios por muchos años. Sin embargo, resta mucho por avanzar para lograr superar las grandes desigualdades de género en el país, donde prima un patrón de desarrollo capitalista que se sustenta en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo y la depauperación de las condiciones de vida de la población trabajadora” señala el boletín divulgado ayer.

El ámbito donde no hubo cambios favorables para las mujeres es el empleo y las condiciones materiales de subsistencia, según la última publicación del CEDLA “Jóvenes asalariados y precariedad laboral” de los investigadores Silvia Escóbar, Bruno Rojas y Giovanna Hurtado.

“La población femenina urbana no sólo continúa trabajando en mayor número en el sector informal donde los empleos generalmente son precarios, en actividades improductivas (comercio y servicios) y en puestos de trabajo de menor calificación laboral, sino que viene afrontando un mayor deterioro de sus condiciones de inserción laboral que se traducen en segregación, discriminación en el trabajo y alto desempleo. Hoy más que nunca, las mujeres están más afectadas por empleos de bajos ingresos laborales, inestables y con acceso limitado a derechos sociales y laborales, vale decir, por empleos precarios”, señala el documento.

Los autores manifiestan que al comenzar el siglo XXI, la flexibilización laboral y la mayor explotación de la fuerza de trabajo se generalizaron en América Latina y en Bolivia porque no era de interés del neoliberalismo, el desarrollo e integración de la economía y la mejora de las condiciones de trabajo.

El actual modelo económico “social, comunitario y productivo” impulsado por el MAS siguió esta orientación, indica, ya que “el empleo, los ingresos y otras condiciones laborales, continuaron siendo las principales variables de ajuste para mantener una inserción subordinada en la economía mundial y para paliar los efectos de las crisis capitalistas sobre la economía nacional (…)”, lo que incidió en el empeoramiento de la precariedad laboral que afecta en mayor medida a las mujeres asalariadas e independientes.

Con datos del INE, la publicación del CEDLA destaca que, en 2014, solamente nueve de cada cien trabajadores en las ciudades capitales del país, tenían un empleo de calidad, menor al registrado en 2011. Diez de cada cien hombres ocupados y ocho de cada cien mujeres, gozaban de este tipo de empleo. Entre las asalariadas, la proporción era un poco más del 18%, empero, entre las independientes, la cifra disminuyó a 1,4%, evidenciando que los emprendimientos personales y familiares no son una “alternativa” de generación de empleos de calidad.

La investigación también indica que no cabe duda que la precariedad laboral extrema “está bien instalada en el mercado de trabajo urbano del país, teniendo a las mujeres como a las principales afectadas”. La profundización de esta situación tuvo como escenario la bonanza económica que vivió el país en los últimos diez años, dejando en el discurso la perspectiva “social, comunitaria y productiva” del actual gobierno, que no se manifestó en la mejora del empleo, especialmente para la población femenina.

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