El Diario • Según el CEDLA Jóvenes profesionales también tienen dificultades para conseguir trabajo

La Paz, 12 de diciembre de 2009.-El desempleo entre los hombres y mujeres jóvenes en edades de 15 a 24 años, registra un incremento hasta del 21% del total de la población desocupada, siendo los profesionales los más afectados, según una investigación del Centro de Desarrollo Laboral y Agraria (CEDLA).

El 13 por ciento de este grupo de desempleados, corresponde a jóvenes con formación universitaria, es decir, profesionales en algunas de las áreas del conocimiento científico. La juventud con formación secundaria, o sea, bachiller que tampoco tiene trabajo alcanza al 11.6 por ciento.

Irónicamente, “los más educados (profesionales), son los que tienen más desventajas para acceder a un empleo debido a que existen restricciones para poder acceder a un empleo”, afirmó la investigadora del CEDLA, Silvia Escobar, a propósito de los resultados del estudio sobre la población desocupada en el país.

Según la investigación, el porcentaje de desempleados de la población comprendida entre los 15 a 24 años de edad, entre 2008 y 2009 subió del 15 al 20 por ciento.

Para la investigadora esos datos reflejan, el divorcio entre los ámbitos educativo y de trabajo, por lo cual plantea la necesidad de replantear las necesidades de que la formación intelectual del capital humano esté ligado a la fuerza laboral.

En materia laboral, planteó la generación de políticas de desarrollo productivo y la implementación de programas de inserción laboral de jóvenes al mercado de trabajo.

La contratación de trabajadores con altas calificaciones en su formación profesional fomenta los empleos eventuales o temporales y con ello una alta rotación laboral, dijo Escobar.

La escasa tecnificación empresarial del país en la reciente década, impidió la expansión de la demanda de mano de obra calificada, contribuyendo al déficit laboral, sobretodo profesional.

EMPLEO Y REZAGO

TECNOLÓGICO

En cambio, la tasa de desempleo disminuyó entre los menos educados, en particular entre las mujeres y los jóvenes, debido a que este grupo ha optado por ocuparse en actividades económicas independientes o como familiares no remunerados.

En el grupo de 25 y 44 años, las tasas de desempleo son más bajas, pero aumentan para ambos sexos. Al parecer, el rezago tecnológico y el predominio de procesos de trabajo poco complejos que no demandan habilidades específicas en los diferentes sectores de actividad, está llevando a que la experiencia de trabajo sea cada vez menos valorada.

“Esto es más visible en el caso de las mujeres, quienes enfrentan mayores limitaciones para encontrar trabajo, aún contando con la experiencia requerida”, afirmó Escobar.

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