CEDLA: NUEVAS FUENTES DE EMPLEO NO SUPERAN LA MALA CALIDAD DE LOS ÚLTIMOS AÑOS

La Paz, 30 de abril de 2007 CEDLA: NUEVAS FUENTES DE EMPLEO NO SUPERAN LA MALA CALIDAD DE LOS ÚLTIMOS AÑOS – De acuerdo a anuncios oficiales, este año se pondrá en marcha un conjunto de medidas con la finalidad de enfrentar el desempleo en Bolivia y dignificar el empleo. Sin embargo, un análisis de los programas de creación de empleo indica que se mantendrá la condición precaria, inestable y desprotegida del trabajo. La Paz, 25 de abril de 2007. “La creación de fuentes de trabajo temporales, desprotegidos y con remuneraciones bajas no resolverá la mala calidad que ha caracterizado al empleo en los últimos años”, sostiene un análisis realizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), a propósito de este 1º de mayo, cuando la clase obrera del país conmemora el Día Internacional del Trabajo. “Justamente, los contratos de trabajo previstos no exceden los 12 meses, siendo la mayoría de tres meses de duración; los salarios oscilan entre 525 bolivianos, en el caso del programa Propaís y 800 bolivianos en el programa “Mi primer empleo” para jóvenes profesionales; ninguno de los programas consideran el acceso a un seguro de salud y accidentes de trabajo”, destaca el documento. PROGRAMAS DE CREACIÓN DE EMPLEO En el Plan Nacional de Desarrollo, el Gobierno de Evo Morales propuso un conjunto de medidas con la finalidad de enfrentar el desempleo en Bolivia y dignificar el empleo. Con el Programa contra la Pobreza y Apoyo a la Inversión Solidaria (Propaís) y el Empleo Digno Intensivo de Mano de Obra (Edimo), se apuesta a la generación de empleos temporales y de emergencia que “en el fondo no aportarán a la solución de la creación de fuentes de trabajo estables, productivos y plenos”. En efecto, según anuncios oficiales, el Gobierno puso en marcha un plan para la creación de 90.000 empleos sobre la base de cuatro programas: “Empleos en acción”, “Jóvenes en acción” (con Aquí me quedo) y “Municipios o Comunidades en Acción” destinados “exclusivamente a disminuir la tasa de desempleo en el mercado y beneficiar a las personas más vulnerables del área periurbana, urbana y rural de todo el país”, de acuerdo a la agencia de noticias ABI. A este conjunto deben agregarse —añade el documento del Cedla— los programas “Mi primer empleo” y otras acciones encaradas por los gobiernos municipales y el Ministerio de Trabajo que se propone generar 70 mil empleos en los próximos meses. EL AUGE DEL EMPLEO EVENTUAL Para el propósito de crear empleos se prevén millonarias inversiones con respaldo de organismos multilaterales como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El plan “Empleos en acción” en el marco del Propaís contaría con 21.3 millones de dólares con créditos del BID y el programa Edimo, articulado al Plan Nacional de Reconstrucción y Rehabilitación de las regiones afectadas por los desastres naturales, tendría una inversión de un millón de dólares americanos. Ambos generarían 10.000 y 7.400 empleos temporales, respectivamente. En la misma línea se enmarcan los otros programas. Para la institución, este tipo de empleo “contribuye a una de las peores expresiones de la flexibilización laboral aplicada en estos casi 22 años de neoliberalismo, cual es la expansión de empleos eventuales, fuente de negación de derechos laborales y de reproducción de niveles de pobreza”. TENDENCIAS EN LOS ÚLTIMOS AÑOS De acuerdo a datos proporcionados por el Cedla, “ya desde el año 2001, casi el 80% de la población no contaba con empleos plenos, la antigüedad laboral no superaba los cinco años de permanencia en un centro de trabajo y el 45% de la población urbana ocupada contaba con empleos eventuales. A esto se suman los bajos salarios de la fuerza de trabajo desprotegida y con bajo nivel de organización”. Por ello es que el Cedla considera que las propuestas del Gobierno son insuficientes en el contexto actual, pues “desconocen los cambios ocurridos en los mercados de trabajo urbanos, cuyas manifestaciones principales como el desempleo, el subempleo, los altos niveles de terciarización y subcontratación, la reducción de costos laborales, el crecimiento del trabajo informal, la disminución de la capacidad de compra de los salarios y la ampliación de la jornada laboral, retratan el panorama sombrío del trabajo en Bolivia”.

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