Página Siete • García Linera en el país de las maravillas • 22/05/2012
Ideas / La verdad sobre el gas
García Linera en el país de las maravillas
EXPOSICIÓN y cuestionamientos. Del “país del ensueño” a las crudas realidades sobre los hidrocarburos en Bolivia.
Al parecer las nacionalizaciones no van a detenerse (ya lo vimos el 2 de mayo), razón que me lleva a escribir como un ciudadano preocupado por el estado de contradicción que existe entre la información positiva que maneja el Gobierno, expuesta en el libro del Vicepresidente, Las empresas del Estado. Patrimonio colectivo del pueblo boliviano, publicado por la Vicepresidencia en enero de este año, y diversos textos críticos a esta reforma.
Parece que quienes escriben se refieren a países diferentes. En esta columna me concentro en el proceso más relevante de nacionalización: YPFB. Siempre con la pregunta sobre la mesa: en medio de esta danza de cifras millonarias, ¿a quién creemos los no versados en este tema?
El primer país, el país de ensueño. El Vicepresidente inicia su disertación sobre este tema, con un tono que debemos agradecer por su ternura: “Ahora hablaremos de la madre que nos alimenta, que nos amamanta, que nos da la marraqueta en la mañana, sopa de quinua al mediodía y majao en la noche”.
Claro, va a hablar de YPFB. Y lo que nos dice es muy claro: las YPFB Andina, Chaco, Transporte, Refinación, Logística y Aviación han generado utilidad por un total de 765 millones de dólares entre 2009 y 2011. Asimismo, se señala que “antes de que lo nacionalizáramos, en cinco años el sector de hidrocarburos le dio al Estado boliviano en total 1.661 millones de dólares; luego de la nacionalización, en seis años (2006-2011) se recibieron 12.412 millones de dólares”.
“Si no hubiéramos nacionalizado, estos 12.412 millones de dólares hubieran pasado a manos extranjeras’.” (p. 60).
Sin abundar en más cifras, conviene detenerse en la síntesis de esta autoridad plurinacional: “Gracias a YPFB los municipios han triplicado sus ingresos en cinco años, las gobernaciones y universidades han duplicado sus recursos monetarios, los niños tienen Juancito Pinto, los ancianos Renta Dignidad y el país asegurada la base material de su soberanía económica; hoy YPFB es fuerte y rentable, es la base material de nuestra soberanía como Estado Plurinacional” (p. 71).
Hasta ahí todos felices. Sin embargo, al parecer hay otro país que muestra que en los aspectos estratégicos: industrialización, suficiencia energética e inversión privada, la cosa marcha por otro camino:
Industrialización: se informó que YPFB pretende poner en marcha cuatro proyectos para industrializar el gas.
Empero, el analista Hugo del Granado sostiene que el avance en este ámbito es “cero”, pues no hay ninguna molécula de gas que pueda tener “ni siquiera perspectivas” de dirigirse a un proceso de industrialización.
Además, aun de existir una política clara de industrialización tampoco se podría abastecer de gas a los potenciales industriales. Algo muy bien expuesto por Christian Inchauste, presidente de una corporación de YPFB, quien como consultor del CEDLA, afirmaba sobre la imposibilidad de contar con reservas suficientes para la industrialización. Lo que ya era claro para el ex ministro Andrés Soliz Rada, quien afirma que “por eso no se publicó nunca el informe de Ryder Scott sobre las potenciales reservas”.
Suficiencia energética: se constata una baja en la producción de líquidos, que impulsó el aumento de las importaciones de Gas Licuado de Petróleo (GLP), diésel y aditivos para producir gasolina.
Datos del Ministerio de Hidrocarburos muestran que la producción de líquidos bajó de 49.496 barriles por día en 2005, a 44.362 en 2011. Además, las importaciones de GLP en 2011 subieron un 64% en relación con 2010 y las de diésel lo hicieron en 12%. Es obvio que a ese paso no habrá posibilidad de ofrecer gas a otras iniciativas. Por ejemplo, la referida al Mutún. Hay que darse cuenta, como dijo Andrés Soliz Rada, que no habrá siderurgia pues no hay gas.
Inversión privada: A decir de Carlos Miranda “la inversión ha sido casi nula”. Asimismo, los ingentes recursos que ingresaron al país no responden al decreto de nacionalización del Gobierno sino a la Ley de Hidrocarburos de 2005.
Carlos Villegas dijo al respecto: “En 2011, el IDH generó 1.347 millones de dólares, las regalías 687 millones de dólares, esto es Ley 3058. Con los contratos de operación, en 2011 YPFB obtuvo 619 millones de dólares, eso es por la nacionalización”.
Por ahora queda la promesa del Gobierno de invertir este 2012, 2.050 millones de dólares. Buena noticia si tomamos en cuenta que se redujeron las reservas de gas de 28,7 Trillones de Pies Cúbicos (TCF) registradas en 2003 a 9,94, en 2011. Y hay que apurarse pues de acuerdo con Bernardo Prado, director de HidrocarburosBolivia.com, de 2006 a 2011, subieron las reservas bolivianas en menos del 5%, mientras que en Perú, por citar un ejemplo, subieron en similar periodo en casi 400%.
Ni siquiera la idea del Ejecutivo de impulsar la producción de petróleo a través del decreto 1202, que, en calidad de incentivo, otorga a las petroleras 30 dólares en notas de crédito fiscal y diez dólares en efectivo, parece muy positiva.
No hay dudas que el país de la propaganda parece ceder terreno frente a una realidad que, los neófitos en el tema, exigimos que se esclarezca. Mientras tanto, queda latente la pregunta: ¿es realmente exitosa la nacionalización?
Diego Ayo
“Hay que darse cuenta, como dijo Andrés Soliz Rada, que no habrá siderurgia pues no hay gas”.
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