Bolpress • ¿Hasta dónde pueden llegar las perversas argumentaciones del sector de hidrocarburos en contra del ambiente y los pueblos indígenas?

Una información difundida en un medio de prensa local, hace referencia a una denuncia del CEDLA que da cuenta que el Ministerio de Hidrocarburos y Energía menciona que prepara la formulación de la nueva ley sectorial, por registrarse en Bolivia cinco amenazas de carácter ambiental que pueden frenar el desarrollo de proyectos de exploración y explotación de gas y petróleo en territorio nacional.

El título de la noticia es «Amenazas ambientales frenan proyectos en Hidrocarburos», también podría ser, «Áreas protegidas y pueblos indígenas son una amenaza que frena proyectos en hidrocarburos». En el colmo de una posición ciertamente ignominiosa, se menciona que «Reglamentarán la consulta para demostrar que los pueblos indígenas no tienen derecho al veto».

Esta figura surrealista se desprendería de un informe gubernamental, el cual establece que las amenazas provienen: a) del carácter de la negociación sobre compensaciones entre las empresas petroleras y los pueblos indígenas originarios y comunidades campesinas, b) de la preservación estricta de las áreas protegidas, c) de los procesos de Consulta y Participación, d) del proceso de obtención de la Licencia Ambiental, y e) de los pasivos ambientales.

Por lo visto, la mejor defensa es el ataque, y lo vertido es el más asombroso intento de transformación del lobo en manso cordero, de depredador voraz en víctima. El sector que más ha atentado contra el medio ambiente y los pueblos indígenas no solo en el país sino en el mundo, es ahora la víctima de las limitaciones y regulaciones ambientales y sociales, ahora en posición de sector desvalido y amenazado. Algo inédito que en ningún lugar del mundo se había esgrimido hasta ahora. El hecho podría pasar como una sinverguenzura más; pero en el fondo es más que eso, es una canallada amparada en las prerrogativas de la preeminencia.

La figura es tan loca como esperar quejas y reclamos de los fabricantes y traficantes de armas en contra de las leyes que regulan la posesión y portación irregular de armas, o del sector que fabrica bebidas alcohólicas en contra de las campañas de abstinencia o de beber con moderación, bajo el argumento de que dichas campañas son una amenaza a sus utilidades.

Parecería que la aclamada película «Avatar», hubiese servido de fuente de inspiración a los ideólogos del Ministerio de Hidrocarburos y Energía, claro está desde el lado perverso del filme, la de los angurrientos dueños de la corporación que tildan a los nativos de Pandora como una banda de simios azules que no tienen ningún derecho.

Cierto que la normativa ambiental es dispersa, al momento es obsoleta y en general tiene poca capacidad de aplicabilidad real a pesar de la incomodidad de los sectores extraxctivistas. Plantear modificaciones para agilizarla y hacerla más coherente sería una posición responsable; pero buscar una flexibilización absolutamente draconiana y pretender abrir las puerta de forma irrestricta a las extracción masiva de los recursos sin regulaciones, es otra. Es retroceder a los años 80 cuando las empresas que explotaban recursos en Bolivia y otros países latinoamericanos como Ecuador, vivían un absoluto carnaval.

La naturaleza y los derechos de los pueblos indígenas en nuestro país, necesitan mas que nunca un héroe, ….pero un héroe de verdad….

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