Opinión • Castaña, la joya orgánica boliviana • 09/10/2016

FAMOSA EN EL EXTERIOR
TEXTO. ZULMA CAMACHO GUZMÁN

Industria y salud. La almendra de la amazonia previene y cura innumerables enfermedades. Países de Europa y Norte América demandan el 99.5 por ciento de la producción boliviana.

La castaña o almendra, al igual que la quinua, es una de las joyas orgánicas bolivianas más conocidas y requeridas en el exterior que en Bolivia misma. Sus innumerables bondades para la salud han generado que más del 99.5 por ciento de su cosecha se exporta.

Solo entre los países de Inglaterra y Estados Unidos se llevan más de la mitad del producto. El resto tiene como destino Alemania, los Países Bajos, Australia, Italia, España y Bélgica, según reporta el Instituto Nacional de Estadística.

Ahora, los productores y el Gobierno boliviano han centrado su atención en difundir y promover el consumo local. Es por eso que entre octubre de 2016 y octubre de 2017 han declarado el Año de la Castaña. Esto permitirá a todas las instituciones involucradas difundir y promover el consumo interno. “Es triste, porque en Bolivia no llegamos ni al 0.5 por ciento ”, lamentó el presidente de la Cámara de Exportadores del Norte y gerente general de la Beneficiadora San Agustín S.R.L., Agustín Vargas.

Uno de los mayores logros, sin embargo, ocurrió el año 2014 cuando el Gobierno, a través de la Empresa Boliviana de Almendra (EBA), logró incluir la almendra en el subsidio prenatal y de lactancia materna que reciben todas las mujeres en periodo de gestación y lactancia.

La castaña se produce de manera silvestre y solo se encuentra en los bosques amazónicos de Bolivia, Brasil y Perú, Guayana y Colombia, de los cuales solo los tres primeros destinan su cosecha a la exportación.

Los árboles, milenarios, jamás fueron plantados por la mano del hombre y tampoco requiere de ninguna poda, fumigado o cultivado. Además, su fruto no atraviesa por ninguna transformación antes de su consumo. “Es una verdadera joya”, aseveró Vargas.

Quienes iniciaron su exportación, por el año 1972, dicen que estos árboles siempre estuvieron allí. “Los más antiguos deben pasar los mil años, los más grandes van por los 300 metros de altura”. Los frutos están tan altos, que la recolección se la realiza en temporada de lluvia cuando los cocos caen al suelo naturalmente.

Todas estas características le otorgan al fruto todo lo que el cuerpo necesita en cuanto a calorías, minerales, vitaminas, proteínas y aminoácidos diarios que requiere nuestro organismo. Esto si se consume un mínimo de siete almendras.

La castaña o almendra es una de las mejores aliadas para 1) prevenir las afecciones del corazón, 2) para reducir el colesterol malo, 3) mejorar la circulación de la sangre y 4) fortalecer los huesos, 5) además de ser una fuente de energía por excelencia.

Las almendras ayudan a reducir la proteína C-Reactiva (PCR) que causa la inflamación de las arterias.
Se constituye en una buena fuente de grasas mono insaturadas y poliinsaturadas que ayudan a bajar la densidad de la lipoproteína de baja (LDL o colesterol «malo»).

Es rica en potasio (K) y bajo en contenido de sodio (Na), ambos son factores que regulan la presión arterial.

Se constituye también en una fuente de calcio, que permite prevenir la osteoporosis y fortalecer los dientes y músculos.

En otros países, como Brasil y Estados Unidos, es recomendado para personas con alzheimer y con problemas gástricos.

DIVERSIFICACIÓN

Los beneficios de este producto ha motivado a empresarios transformar la castaña y diversificar la oferta. Es así que desde hace varios años trabajan en la elaboración de jabones, shampoo y aceites. “Es muy efectivo para eliminar la caspa y aliviar el pitaí”, dijo Vargas.

El aceite de almendras es muy popular entre las mujeres gestantes, que lo tienen como un aliado para prevenir la aparición de estrías.

También se ha trabajado en la elaboración de delicias como las galletas y dulces de almendra, muy apetecidas por quienes gustan la variedad.

Actualmente toda esta diversidad de opciones solo alcanza a cubrir la demanda local, y se lo encuentra en ferias especializadas o grandes eventos comerciales como la Expocruz en Santa Cruz, o la Feicobol en Cochabamba.

CALIDAD

Las características de la castaña, en su proceso natural de producción, le ha permitido a los empresarios obtener todas las certificaciones de calidad exigidas en los países de exportación.

La cosecha boliviana tiene las certificaciones de control calidad, de inocuiadad alimentaria, de producción orgánica, tanto para mercados norteamericanos como europeos.

Aunque algunos países como Brasil han intentado hacer que los frutos den en periodos más cortos, la naturaleza se resiste y todo intento en este aspecto ha sido vano.

Estos árboles solo se reproducen a través de polinación natural. Los primeros frutos solo aparecen después de treinta o cuarenta años. La mayor o menor cosecha está determinada solo por la estabilidad del clima, es decir si se presentan fenómenos climatológicos como sequías o inundaciones los volúmenes se ven afectados.

Para que la producción sea buena solo hay que “dejarlas en paz”, sin podas, deshierbes ni fumigaciones. La única labor que se ha visto necesaria es el retiro de los bejucos o lianas, que son aprovechadas por comunarios de la zona para la confección de artesanías como bolsones, tapetes y sombreros, entre otros.

La importancia de este fruto para el norte amazónico de Bolivia es vital, ya que mueve el 75 por ciento de su economía.

En la época de zafra, que se extiende desde noviembre a marzo, más 10 mil familias, -entre campesinos, indígenas y zafreros-, intervienen en la recolección.

Según una investigación publicada por Bruno Rojas, del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), el 60 por ciento de las personas empleadas en la cosecha y procesamiento de la castaña son de origen urbano, y el 40 por ciento restante pertenecen a áreas rurales de Beni, Pando y del extremo norte del departamento de La Paz.

Los trabajadores participan en las tres etapas fundamentales del proceso. El primero es el acopio, que consiste en la recolección del fruto silvestre. La segunda etapa es el beneficiado, donde se realiza el descascarado manual o mecánico, seguido del deshidratado y empaque terminado. Finalmente, la tercera etapa es la exportación que se realiza por vía terrestre y marítima.

Proyección

La generosidad de la naturaleza que mantiene vive un cultivo milenario tan importante, ha permitido que 22 empresas se dediquen a su explotación. Y es que alrededor del 10 por ciento de todo el territorio boliviano está poblado por estos milenarios árboles.

Son más de 100 mil kilómetros cuadrados a lo largo de Pando, Beni y el norte paceño y qhochalo donde se puede avistar este árbol.

Es por ello que su aporte no radica solamente en lo económico, sino ambiental. Las exigencias de mantener su ecosistema obliga a los empresarios a conservar los bosques amazónicos de Bolivia. Además, las últimas investigaciones establecieron que la castaña es un alimento rico en selenio, que ayuda a producir proteínas especiales, llamadas enzimas antioxidantes que previenen el daño celular.

También ayuda a prevenir ciertos cánceres y enfermedades cardiovasculares, además de proteger al cuerpo de los efectos tóxicos de los metales pesados y otras sustancias dañinas.

Protección

Su importancia ha sido considerada por el gobierno nacional que prohibió, mediante una ley, la tala de esta especie. Además, este año promulgó el Decreto Supremo Nº 2737 que declara el Año Nacional de la Castaña, que inició el 1 octubre de este año y termina el 1 de octubre de 2017.

Esta declaratoria permite a las autoridades y todas las instituciones involucradas, centrar su atención en la protección del cultivo y la promoción de las bondades de este fruto.

Es así que los exportadores del norte amazónico se dieron a la tarea a difundir los beneficios del fruto por todos los medios posibles.

Su primera participación en la Expocruz 2016, mereció una distinción especial otorgada por los organizadores.

Para ver la página de origen haga click aquí.

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