El Gobierno y analistas coinciden en la necesidad de encarar un nuevo pacto fiscal, cambiar el modelo de desarrollo para sanear la economía. La reestructuración de la deuda pública, las exportaciones y la política monetaria también están en agenda.

Tras escuchar el cuadro de situación de la economía nacional expuesto por el ministro del área, José Luis Parada, en el foro “Realidad económica y desafíos para el futuro”, los investigadores René Martínez, de la Fundación Jubileo, Carlos Gustavo Machicado, del Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (Inesad), Silvia Escóbar, del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) y el director de la Escuela de la Producción y la Competitividad (ePC) de la Universidad Católica, Gonzalo Chávez, convinieron en que esos son los pilares sobre los que debe trabajar el próximo gobierno para evitar una debacle económica.

El Ministro de Economía y Finanzas Públicas resumió en “despilfarro” los 14 años de gestión del Movimiento Al Socialismo (MAS) y dijo que esto se refleja en seis años de déficit fiscal (2014-2019), cinco de déficit comercial (2015-2019) y al menos $us 600 millones al año de subvención a los carburantes, entre otros indicadores.

Al hacer una referencia del manejo, Parada recordó que el Presupuesto General del Estado (PGE) en 2005 era de unos $us 5.750 millones, mientras que en 2015 (el más alto de la gestión del MAS) alcanzó los $us 31.750 millones, lo que permite establecer que en 14 años de gestión de Evo Morales se gastó $us 310.265 millones, en comparación con otros gobiernos que llegaron a los $us 53.506 millones entre 1992 y 2005.

“Es 5,5 veces más plata en los mismos años. El crecimiento económico fue mínimo y no se ha hecho inversiones en educación y salud”, lamentó la autoridad.

En este marco, el Ministro de Economía aseguró que su tarea principal es tratar de controlar gasto superfluo y trabajar en proyectos de impacto inmediato y de desarrollo humano, así como el acercamiento a organismos internacionales con el objetivo de establecer un fondo para políticas a mediano plazo, además de —por instrucción de la presidenta Jeanine Áñez— cuidar el fondo de pensiones de los jubilados.

PACTOS. “Hasta ahí el Gobierno de transición habrá cumplido con la estabilidad”, adelantó ante un auditorio de al menos de 350 personas entre las que se encontraban exdirigentes sindicales, dirigentes de organizaciones sociales, miembros de agencias de cooperación, profesionales y estudiantes.

La autoridad dio la pauta al sugerir un cambio de la matriz productiva, porque el gas y la minería no marchan del todo bien. También indicó que hay que abordar de inmediato los incentivos a las exportaciones —cuando se abre un mercado tan grande como el de China con la carne— y reestructurar la deuda externa e interna para controlar el déficit fiscal.

Resaltó además que por la disminución de la renta de los hidrocarburos, que generó fideicomisos que sobreendeudaron a los municipios, urge un nuevo pacto fiscal para redistribuir la riqueza de manera más eficiente.

Finalmente, Parada recomendó al próximo gobierno tomar medidas por sector, pensando en soluciones efectivas.

Tras ese panorama, analistas de instituciones de investigación presentes en el evento organizado por la Fundación Jubileo reforzaron las ideas del pacto fiscal, la política monetaria y el modelo de desarrollo, principalmente.

Martínez, de esa fundación, advirtió que existe una factura pendiente que se generó en el anterior gobierno por los desequilibrios en el déficit fiscal y la balanza de pagos, situación que se agudizó porque el tipo de cambio ya nos es una variable para el gasto público y porque se tomó las reservas internacionales como límite para las inversiones y la demanda interna, lo cual ya no es sostenible.

“Un plan de desarrollo necesita estabilidad económica y por eso se hacen necesarios los ajustes, por eso es importante prever, saber cuándo se debería hacerlos, si graduales o de shock, saber qué pasa si no se hace nada”, dijo.

Machicado, del Inesad, planteó revisar el tipo de cambio y aplicar una nueva política fiscal para revertir el déficit de 8,1% en 2018 y frenar la caída de las reservas internacionales netas.

Chávez, de la ePC, recomendó dejar de plantear soluciones en péndulo que a título de ideología van del libre mercado al modelo estatista y sugirió asumir cuatro pactos para preservar la economía nacional.

En primera instancia propuso reconstruir el pacto fiscal con un componente ético para evitar el despilfarro y la corrupción y reestablecer el “nosotros” para unir al país hacia un horizonte común.

Luego, el acuerdo para el desarrollo sustentable y territorial para impulsar la productividad y los negocios con base en ideas, ya no en recursos naturales.

“Deberíamos dejar de ver el piso y pensar en saltar a la nube para vender innovación, generar una economía verde, circular, tecnológica y creativa”, agregó.

En cuanto al pacto equitativo dijo que se debería atar las desigualdades a través de un shock en política social. Y por último planteó un consenso contra la pobreza que vaya más allá de los ingresos y las cifras macroeconómicas, un acuerdo que aborde la pobreza multidimensional.

Finalmente, Escóbar, del CEDLA, se concentró en la necesidad de reducción de la pobreza con un enfoque multidimensional y propuso generar un modelo a través del desarrollo del conocimiento, sin necesidad de hacer transformaciones en las normas laborales, sino adecuaciones y actualizaciones que den un enfoque de derechos humanos.