Plataforma de Discusión Democrática • La llamada nacionalización de los hidrocarburos se quedó en la retórica
• Las condiciones para la producción han empeorado, dice analista del Cedla el Estado no controla ni dirige la dinámica y orientación del sector de hidrocarburos.
La llamada nacionalización de los hidrocarburos se quedó sólo en la retórica, ya que las condiciones para la producción han empeorado y el estado no controla ni dirige la dinámica y orientación del sector de hidrocarburos afirma, Carlos Arze Vargas, Economista y responsable de la Unidad de Políticas Públicas del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla).
El gobierno, a través de YPFB, ha publicado recientemente una separata de prensa en la que se relieva los logros de la nacionalización de los hidrocarburos llevada a cabo en el año 2006. La conclusión de la propaganda oficial es que dicho proceso ha sido un éxito excepcional, traducido en una creciente dinámica productiva y mayores ingresos fiscales, dice Arze.
Empero, añade, la revisión de las condiciones reales de la producción, así como de las cifras relativas a los ingresos, revelan, contrariamente, que las condiciones del sector de hidrocarburos en la actualidad, no son las mejores y no son atribuibles a la política gubernamental.
Según Arze, en primer lugar, se debe mencionar que en términos de la producción y las exportaciones, el sector de hidrocarburos muestra una reducción paulatina de su tasa de crecimiento en términos reales. En efecto, en el período 2006-2009, la tasa de crecimiento de las actividades hidrocarburíferas ha caído sostenidamente.
Mientras en el año 2005 la tasa de crecimiento fue de 14.6%, las tasas de los años siguientes fueron: 4.6%, 5.2% y 2% en 2008, llegando en el año 2009 a una tasa negativa de -13.5%.
Esta situación se debe, principalmente, a que la capacidad del aparato productivo sectorial no se incrementó por la ausencia de inversiones productivas y por la menor demanda externa. Así, la capacidad de producción de gas natural -principal producto-, se ha mantenido prácticamente inalterable en el último quinquenio, alrededor de los 42 millones de metros cúbicos diarios.
PROMESAS Y REALIDADES
Esto está mostrando que la presencia estatal en la cadena productiva a raíz de la compra de acciones de las empresas transnacionales, no ha potenciado la capacidad productiva; asimismo, se refleja, de manera inobjetable, en el continuo incumplimiento de los compromisos de venta de gas natural a la república Argentina. Ello nos lleva a afirmar que el control estatal no ha pasado de ser una promesa, pues las principales decisiones de inversión, que definen a su vez la dinámica sectorial, siguen en manos de las empresas transnacionales.
Sólo a manera de ilustración sobre la presencia dominante de dichas empresas, que revelan su preeminencia en la dinámica productiva, mencionemos que Petrobrás -con sus dos subsidiarias-, aumentó su participación en la producción de gas y petróleo de un 47.1% en 2004 a 61.5% en 2008.
MERCADO INTERNO E IMPORTACIONES
Con todo, en este ámbito, lo más preocupante es la mayor vulnerabilidad a la que ha sido sometida la provisión de combustibles en el mercado interno. Así, la capacidad de producción de líquidos ha disminuido y se amplía cada año la brecha entre la demanda interna y la producción local de combustibles. Ello ha obligado al gobierno a la importación creciente de diesel, gasolina y, en el último año, de GLP para el consumo doméstico.
De esta forma, el país ha importado combustibles por el valor de 531 millones de dólares el año 2008 y 437 millones el año 2009, reducción esta última, explicada por la caída de los precios internacionales del petróleo y por la menor actividad de algunos sectores productivos internos. Datos del INE revelan, sin embargo, que esta es una tendencia que persiste, pues en el primer trimestre de este año, se ha incrementado en 95% la importación de dichos productos, respecto a similar período de la gestión pasada, afirma el analista.
LA RENTA DE LOS HIDROCARBUROS
En segundo lugar, si bien la renta fiscal proveniente de la explotación de hidrocarburos -incluidos los impuestos a las ganancias y al consumo- ha aumentado de manera importante, desde un monto anual de 567 millones de dólares en 2004 a 2.299 millones de dólares en el año 2009, ese resultado no es atribuible a la llamada nacionalización. La fuente principal de dicha renta es el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), establecido en el año 2005 en la Ley 3058, promulgada por el gobierno Mesa.
Contradiciendo el discurso triunfalista del gobierno -que llegó a afirmar que «la torta se había volcado», en alusión a la supuesta nueva distribución de 82-18 de la renta a favor del Estado-, los ingresos adicionales obtenidos por la nacionalización, no significan más de un 9% adicional al 50% dispuesto por dicha ley. Más aún, una parte de los 1.128 millones -416 millones- corresponden a un ingreso excepcional que se recibió en el corto período de la «migración» de contratos y que no se percibirán más.
«NACIONALIZACIÓN» SIN CAMBIOS
Resumiendo, la llamada nacionalización no ha significado un cambio o transformación radical en cuanto a la capacidad del Estado para controlar y dirigir la dinámica y la orientación del sector de hidrocarburos, como correspondería a una verdadera nacionalización. Los resultados que le atribuye el gobierno a sus políticas y su gestión a través de YPFB, no son tales, pues corresponden a la dinámica internacional de las cotizaciones del petróleo, que permitió gozar por varios años de precios excepcionalmente altos y a las normas establecidas por la Ley 3058 de 2005.
Finalmente, las condiciones para la producción de hidrocarburos, tanto para la provisión interna como para la exportación, han empeorado, lo que se traduce en elevadas erogaciones fiscales para la importación de combustibles y estancamiento de la capacidad productiva, concluye Carlos Arze Vargas.
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