Latin America Energy and Environment Monitor • Bolivia y Brasil en riña por fertilizante
“Si no le sacas provecho a tus recursos, otros lo harán por tí”, parece ser la amarga lección que aprendió Bolivia cuando Brasil anunció que construirá una gran fábrica de fertilizante que se servirá del gas natural del gasoducto Bolivia-Brasil (Gasbol). El problema con esto es que tal fábrica en el lado brasileño de la frontera eliminaría cualquier incentivo económico para que Bolivia fabrique su propio fertilizante.
“Por una cuestión de dignidad y por una cuestión también económica, nosotros vamos a industrializar nuestro gas en territorio boliviano”, declaró el presidente boliviano Evo Morales el pasado 12 de octubre. “A esta altura pensar que va a ir nuestra materia prima para que se pueda industrializar en otro territorio, jamás”.
Durante su campaña electoral el hoy presidente se comprometió no solamente a nacionalizar los hidrocarburos (petróleo y gas natural) sino también a industrializarlos, es decir hacer de ellos productos de valor añadido y así establecer industrias nacionales. Esta industrialización, más que una mera promesa electoral, es tema de primerísima importancia en el debate político boliviano. Cuando en 2003 el pueblo boliviano se alzó en rebelión contra el gobierno neoliberal de Gonzalo Sánchez de Lozada en lo que se conoció como la “guerra del gas” los dos objetivos primordiales fueron la nacionalización e industrialización de los hidrocarburos.
En las palabras del ministro de hidrocarburos y energía Fernando Vincenti: “La industrialización es la actividad que le va a cambiar la faz económica al país, es un salto cualitativo, a través del cual dejaremos de ser un país de economía extractiva primario exportadora para convertirnos en un país que agrega valor a sus materias primas. Lo que plantea el Gobierno Nacional no es sólo la industrialización de los hidrocarburos, sino industrializar el país con la fuerte palanca de los recursos hidrocarburíferos.”
Pero tras casi cinco años de gobierno, la muy anhelada industrialización no ha tomado lugar. Hasta el día de hoy, Bolivia exporta su gas mediante gasoducto a sus vecinos, como Argentina y Brasil. De hecho, debido a la voraz e insaciable demanda energética de Brasil, el gasoducto Gasbol es probablemente la principal fuente de ingreso de Bolivia. Este gasoducto de 3,150 kilómetros (1,960 millas) que comenzó operaciones en 2000, termina en Porto Alegre, ciudad brasileña en la costa atlántica, y es el más largo de Suramérica.
“Evo Morales no cumplió con la famosa industrialización. No avanzó nada”, acusó Carlos Arze, del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA). “El Gobierno de Evo Morales mantiene la lógica de los gobiernos anteriores que exportaron el gas natural como materia prima”.
Bernardo Prado, consultor en temas energéticos y editor de HidrocarburosBolivia.com explica que “Industrializar el gas en Bolivia solamente para el consumo interno no es rentable, los productos con valor agregado derivados del gas natural deberán ser exportados para que la industrialización sea una realidad económicamente viable. De hecho, el Plan de Inversiones 2010-2015 de YPFB (compañía estatal boliviana) estima que el 85 por ciento de los fertilizantes nitrogenados deben exportarse e identifica a Brasil como el principal mercado para la exportación de los mismos”.
“Brasil compra el gas y no hay nada que le prohíba que lo industrialice”, comentó Carlos Miranda, ex-ministro de energía e hidrocarburos de Bolivia. “Lo correcto es que Brasil y Bolivia se pongan de acuerdo para industrializar conjuntamente el gas. Bolivia pone el gas y Brasil pone el mercado; ambos salen ganando”. ¿Y si Brasil no le interesa llegar a tal acuerdo?: “Estamos fregados, no vamos a tener a quién vender fertilizantes” cuando Bolivia decida instalar una industria petroquímica.
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