Hidrocarburos Bolivia • Editorial: Eje del gas
Que Bolivia tiene que importar gasolina y diesel por casi 500 millones de dólares anuales, es algo que han dicho y repetido varios de quienes se dedican a criticar (justificadamente) al gobierno.
Los que critican la importación de combustibles que el país se ha visto obligado a hacer, se focalizan en eso, pero usualmente no amplían sus análisis a la planta separadora ni al todavía inexistente centro propio de control de volúmenes de gas exportados, que ahora solo los mide Petrobras y no hay más remedio que creerle.
Una visión de conjunto permite comprender mejor la patética carencia de políticas claras y precisas en materia de hidrocarburos, a no ser que sí haya políticas, pero no hayan sido diseñadas para beneficio del país, sino para satisfacer otros intereses. Esto último suene tan perverso que cualquiera se resiste a creerla, pero la posibilidad existe.
El bosque es enorme y por eso tratamos de no mirar sólo un árbol. Mirar solamente las barrabasadas en Santo Ramírez puede distraer de una percepción del conjunto. Tiene muchas arandelas judiciales, policiales y criminales, para decirlo de una vez y sin eufemismos, pero ninguna de tales arandelas es esencial, como sí lo es la planta separadora de hidrocarburos incorporados en el gas, que es lo que está detrás de todo el escándalo Catler.
Ramírez encarcelado, su cuñado auto-incriminándose para exculparlo, Ramírez elegido líder de los reclusos de San Pedro, todos esos son elementos típicos de una telenovela o más bien de un culebrón. Pero los 500 millones de dólares anuales, durante diez años, no son novelería, sino el desarrollo efectivo de la petroquímica en Sao Paulo.
Desde esa perspectiva el asunto se ve diferente. Todo cambia, incluidas las zalamerías del presidente Lula con su homólogo Morales. Cinco mil millones de dólares (o 3.5.00 millones según los cálculos más conservadores) dan para eso y para mucho más.
Por ahora, para evitar esa visión segmentada del mundo de los hidrocarburos y de la energía, al menos está funcionando una plataforma virtual, la de CEDLA. Es muy pronto para juzgarla, pero por poco que haga en el propósito de tratar con seriedad y sin retaceos este tema, ya estará haciendo mucho.
Y no estamos diciendo que no haya información o que no existan medios para divulgarla. Los hay y algunos muy especializados, pero abordando los temas desde una línea editorial concreta, identificable: la de la Cámara Nacional de Hidrocarburos, por ejemplo.
Y en este campo hay más, mucho más puntos de vista.
Todo esto viene al caso porque estamos publicando hoy, como noticia, el programa del foro internacional sobre gas, Figas 2009, que se realizará en Tarija los días 19 y 20 de noviembre. Ahí, en ese programa, aparecen los principales expositores y sus respectivos temas.
Sería interesante que más personas en Tarija intervengan, con pertinencia, sobre algunos de los temas del foro. No solo con pertinencia, sino también con pertenencia, puesto que Tarija es nomás, desde cualquier ángulo que se la vea, el eje central de todo lo que tenga que ver con el gas de petróleo en Bolivia.
Y esa condición hay que asumirla con propiedad.
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