POLÍTICA ENERGÉTICA, ENTRE EL EXTRACTIVISMO Y LA PACHAMAMA

¿Es posible construir el vivir bien, si se continúa depredando la naturaleza?, cuestiona una investigación promovida por la Plataforma Energética

POLÍTICA ENERGÉTICA, ENTRE EL EXTRACTIVISMO Y LA PACHAMAMA

Si Bolivia pretende consolidar su rol de país líder en la defensa de la naturaleza y el desarrollo sustentable es necesario que reoriente su política ambiental y energética y transite del extractivismo depredador de las materias primas hacia un país con industrias limpias y productos agrícolas orgánicos, plantea una nueva investigación de la Plataforma Energética.

El estudio “Análisis ambiental de la política energética boliviana”, elaborado por la consultora independiente Teresa Coaquira, sostiene que, en ese camino, es necesario que el Estado boliviano reajuste su normativa ambiental para reducir los impactos ambientales dañinos de las operaciones petroleras, mineras y forestales.

Para ello es necesario que se limite el impacto ambiental de las actividades de las compañías, prohibiendo su ingreso a las áreas protegidas y mejorando los sistemas de consulta y participación de los pueblos indígenas en la decisión efectiva sobre la explotación de las materias primas no renovables.

Según Coaquira, es imprescindible que Bolivia elabore un plan integral del sector energético de manera participativa, articulando el desarrollo nacional con el uso adecuado, sostenible y racional de los recursos que brinda la naturaleza.

En el caso de la Amazonía boliviana, se propugna emular la posición ecuatoriana del Yasuní para no explotar petróleo en el Madidi a cambio de recursos económicos, además de paralizar los proyectos hidroeléctricos de Cachuela Esperanza y de otras represas en la frontera boliviana-brasileña, en la cuenca amazónica. Estos proyectos ocasionarían fuertes impactos ambientales al medio físico, biótico y humano y serían ineficientes desde la perspectiva económica.

“Esta propuesta, -según la investigadora-, coadyuva a la reducción de las causas del calentamiento global y se constituye en una alternativa para el Vivir Bien, frente el modelo de desarrollo extractivista basado en la explotación y exportación de combustibles fósiles”.

“¿Es posible construir el vivir bien, si se continúa depredando la naturaleza?”, cuestiona el estudio.

Según Coaquira, también es imprescindible que Bolivia avance hacia la reducción de las emisiones contaminantes en un porcentaje similar al exigido a los otros países e impulse un drástico retiro de la circulación del parque automotor más viejo y contaminante. El parque automotor boliviano está constituido en un 95,7 por ciento por vehículos viejos altamente contaminantes, emisores de gases nocivos para la salud y el medio ambiente.

“Es necesario un cambio en el concepto de comando y control de la actual normativa ambiental y energética, que pase de la lógica del contaminador-pagador a la de contaminador-reparador en coherencia a la filosofía del vivir bien”, agrega la investigación.

 

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