La Jornada • Los negocios familiares incorporan mayor cantidad de niños en el trabajo • 04/08/2014

Los negocios familiares incorporan mayor cantidad de niños en el trabajo

La Paz, (JORNADA/Pieb) / lunes 4, agosto 2014.- Las cifras oficiales muestran que los niños incorporados al trabajo están principalmente en actividades económicas familiares no remuneradas, a las que los grupos parentales se ven obligados por el sistema económico para sobrevivir. Se sabe que el 77,11% de los niños y adolescentes trabajadores de 5 a 17 años son trabajadores familiares no remunerados, 19,17% son trabajadores por cuenta propia y apenas 2,23% son obreros o empleados.

Con base en las estadísticas trabajadas por el INE en 2008, el investigador del Cedla Bruno Rojas recuerda que se contaban entonces 491 mil niños de 5 a 13 años insertos en actividades laborales; de ese total el 60% está en el área rural y el 40% en las ciudades. En términos generales 23 de cada 100 niños están trabajando o participan en alguna actividad económica generada por la familia u otro establecimiento. El recientemente aprobado Código Niño, Niña, Adolescente permite legalmente el trabajo de menores de edad desde los 10 años por cuenta propia y desde los 12 años por cuenta ajena. Las autoridades del gobierno justificaron esta medida argumentando que en adelante se podrá regular el trabajo de los menores y garantizarles beneficios laborales.

«Lo importante es diferenciar que más del 70% de los casos son actividades de negocio familiar. Sabemos que como efecto de la incapacidad del Estado en generar empleos de calidad, las familias generan su propia fuente de trabajo, como una tienda, un puesto de venta de comidas, taller costura, sastrería, etc., por las características de estas actividades se incorpora trabajo familiar y eso implica incorporar niños y adolescentes que ayudan en el desarrollo de esta actividad», explicó. Exactamente el 77,11% de los niños y adolescentes trabajadores de 5 a 17 años son trabajadores familiares no remunerados, 19,17% son trabajadores por cuenta propia y apenas 2,23% son obreros o empleados.

Esto muestra el resultado del atraso económico del país porque se trata de actividades de la micro y pequeña empresa, o unidades económicas campesinas o todas las aquellas donde el trabajo familiar soporta la producción. Rojas explica que en su generalidad no se trata de una explotación de los padres hacia los hijos, sino que las condiciones de la economía boliviana empujan a esa forma de sobrevivencia de las familias; «el microcrédito genera mayor sugestión de la familia al trabajo, y con esto a los niños, a más créditos más participación de niños en estas actividades económicas», añadió.

Además algunas de las actividades contienen inclusive sistemas de trabajo que no condicen con las relaciones capitalistas asalariadas. Así sucede en la zafra de la caña de azúcar o de la castaña, donde se contrata al jefe de familia para que entregue determinada cantidad de producto por día (toneladas de caña cortada), y esa meta es alcanzada con la participación de toda la familia, incluidos los niños y niñas.

Cuando las estadísticas mencionan a la población infantil trabajadora asalariada, no establecen diferencias acerca de si cuentan con familia o viven sin ella. Rojas explica que no existe una caracterización de estos menores, pero que no es difícil darse cuenta que son provenientes de familias afectadas por el desempleo, el subempleo, pérdida de calidad del empleo o el hecho de que los empleos son inestables, con bajos ingresos, sin seguridad social, en jornadas de trabajo largas, etc. En el caso de la participación de menores asalariados, la situación se torna preocupante cuando están sujetos a las peores formas de explotación porque, a diferencia de los adultos, no cuentan con derechos laborales, sindicato o beneficios laborales específicos.

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