El Deber • El desempleo tiene rostro de joven profesional • 30/04/2012
TRABAJO
El desempleo tiene rostro de joven profesional
El 50% de los desocupados del país son jóvenes, según el Cedla
Ruy G. D’Alencar Delgado | rdealencar@eldeber.com.bo |30 de abril de 2012
Es bajito, paceño, usa rastas en el pelo y tiene un título de licenciatura en Sociología. Tiene además un diplomado en elaboración de proyectos sociales, pero no encuentra empleo. Así que ahora se está dedicando a rozar barbechos de terrenos descuidados por una paga que equivale a Bs 40 por día.
Ese es Yamir Pérez (29), uno de tantos jóvenes bolivianos que pertenece a esa eterna ‘generación sándwich’, que, por lo general, trabaja en condiciones precarias (sin seguridad social, sin salario fijo) o está desempleada a pesar de su formación. Yamir vive en Santa Cruz y lleva ocho meses en trabajos informales, mientras busca algún contrato con alguna ONG o entidad del Estado.
El 50% de la población desempleada en Bolivia, entre mujeres y hombres, es gente igual que él, sostiene un análisis de estadísticas de 2011 hecho por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla).
Los datos son del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). La interpretación es del Cedla.
“Hablamos de que cerca de 75.000 jóvenes han buscado trabajo en 2011 y no han podido encontrarlo, incluidos profesionales”, dice el reporte del Cedla, subrayando que este es un alto índice de desempleo juvenil y que el fenómeno se da a pesar del crecimiento del PIB en el último quinquenio (4,6% anual en promedio, según el Ministerio de Economía).
“Es contradictorio, instituciones como la familia te presionan para estudiar, te exigen buscar un trabajo, pero nadie garantiza que te contraten”, dice Yamir, en una pausa que ha hecho para contar su caso. Vuelve a rozar a la orilla de una vereda amontada y, mientras su navaja siega la maleza, él confiesa: “A veces siento que perdí tiempo y esfuerzo en la universidad”.
Desazón y bronca. De eso está lleno el pecho de Juan Pablo Arancibia (26). Es técnico medio en mantenimiento de computadoras, pero trabaja como albañil en una obra del km 12 de la doble vía a La Guardia porque no encontró empresa que lo contrate como técnico ni tiene plata para poner su propia tienda de mantenimiento.
“Tengo esposa y una hija, de nueve meses Dígame usted, ¿qué más puedo hacer”, dice. Le pagan por avance de obra, no tiene seguro social y a él le parece extraño que todo el mundo le diga que es ‘normal’ que las cosas sean así para los trabajadores.
Pese a iniciativas del Estado, como el programa Mi Primer Empleo Digno, el fenómeno de la desocupación de jóvenes profesionales es moneda corriente. Según el Cedla, el 25% del desempleo juvenil recae en el rango de edades de 25 a 30 años. Y esta noticia golpea a los jóvenes ‘parados’ justo antes del Día de Trabajo.
Datos
– ‘Nimileuristas’. Se trata de un sector de la población joven española que tiene formación académica, pero no tiene empleo y si lo tiene no percibe por salario mensual ni siquiera 1.000 euros.
– Crisis. Los ‘nimileuristas’ han proliferado en España y en buena parte de Europa, de eso da cuenta el diario El País de Madrid, desde que la crisis financiera mundial se acentuó. En Bolivia hay un fenómeno similar, pero con un contexto diferente.
Yamir Pérez (29)
Mi último trabajo fijo fue en un café Internet. Atendía de noche, me pagaban Bs 700 por mes y eso fue hace ocho meses. También trabajé como ayudante de albañil, ayudante de electricista y atendiendo un bar.
Mis padres me exigen que aporte al hogar, que consiga trabajo, que haga mis aportaciones al fondo de pensiones. ¡Bah, qué fácil que es eso! Es como si pensaran que soy un flojo. Por eso he decidido agarrar cualquier trabajo, como carpir terrenos amontados, para que no se digan que soy flojo.
Hace unas semanas me pagaron Bs 200 por carpir un terreno grande. Creo que yo y los de mi generación, aún más si hemos invertido tiempo en estudiar, merecemos mejores condiciones. Cuando más me pagaron recibí Bs 1.400 al mes, sin seguro social. Eso fue hace dos años.
Raquel Balcázar (29)
Me cuesta conseguir trabajo. Soy licenciada en Comunicación social, pero tengo especialidad en audiovisual y en análisis político. Lo que hago son documentales, pero bajo la modalidad de consultoría, sin seguro social.
Ahora mismo estoy desempleada. Mi esposo es el que ha conseguido un empleo fijo, pero le pagan poco, más aún si se considera que hay que pagar un alquiler desde que nos trasladamos de Santa Cruz a La Paz.
Un tiempo trabajé como periodista en un canal de televisión. Era un lugar donde te hacen trabajar más de 10 horas por $us 200 o $us 300 al mes. No es justo. Yo no quiero vivir para trabajar, quiero trabajar para vivir. Así que tengo que buscar.
Juan Pablo arancibia (26)
He hecho de todo. Soy técnico medio en mantenimiento de computadoras. No pude terminar la carrera. Estuve desempleado y no me puedo volver a dar ese lujo porque tengo una familia.
Nadie quiso contratarme y eso que para mí tener un trabajo era dar de comer a mi familia. Siento que he tirado tiempo, plata y esfuerzo a la basura estudiando, si al final a nadie parece importarle si tenés cómo ganarte el pan decentemente.
“Vos no tenés pinta de técnico”, me han dicho. Por eso soy albañil, porque se me cerraron puertas. Me pagan Bs 130 al día por mi fuerza laboral.
Rubén Mercado (29)
Me surten algunas peguitas chicas en Radio Betania. Soy comunicador titulado desde 2010 y desde entonces no he tenido un empleo formal ni salario fijo. Hago de todo.
Soy comunicador especializado en radio y reportería de calle. Salí de una universidad privada, pero eso no es garantía.
A veces hago cuñas radiales y jingles en la radio, me pagan Bs 140 por cada trabajo. Por las tardes, a veces ayudo en una autoventa a vender carros.
¡Estoy desesperado! Con suerte hago algo más de Bs 1.000 al mes. Quiero ir a EEUU a probar suerte. A ver qué pasa.
La ‘U’ ya no debe formar asalariados
Carlos Soria / Sociólogo
El mercado laboral de profesionales es siempre limitado, no crece en función a la oferta de trabajo. Esto es porque el mercado tiene su lógica propia, que no responde a la variable ‘profesionales formados’.
No se debe echar toda la culpa del problema a las instituciones, en este caso a las universidades, por falta de orientación vocacional. Pero lo que sí se puede distinguir es que las universidades ya no deben seguir formando a funcionarios sino reorientar sus contenidos a la formación de empresarios.
El segundo tema es que la universidad debe comenzar a formar profesionales con capacidades prácticas, de modo que al graduarse, los egresados tengan más posibilidades de conseguir empleo y no ser desechados por falta de experiencia.
Mientras las cosas se mantengan tal cual están, los profesionales y todos los trabajadores siempre vamos a estar a expensas de los empleadores. Por eso hay que revertir ese fenómeno fomentando el emprendimiento en las aulas.
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