Jornada • La desgracia de ser «contratados» y «manuales» • 13/04/2012
La desgracia de ser «contratados» y «manuales»
De acuerdo a la Encuesta de Empleo Urbano del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) de 2011 que la población ocupada en el sector salud, en el eje central urbano del país (La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz), abarcaba a 49.862 personas, hombres y mujeres que representan cerca del 12 por ciento del total de trabajadores del sector estatal.
Jornada, 13 de abril de 2012.- «Se trata de trabajadores administrativos, médicos, auxiliares de enfermería, personal de limpieza y otros trabajadores de servicios sujetos a contratos con salarios y derechos laborales desiguales y discriminadores propios de un proceso de flexibilización laboral que hoy, como muy pocas cosas en el país, goza de buena salud», señala el CEDLA en el informe sobre la situación de derechos laborales «Más asalariados, menos salarios».
En el mencionado reporte se señala que el propio Estado, en su condición de empleador, es el primero en atentar en contra de los derechos de sus trabajadores bajo el pretexto de considerarlos «servidores públicos». «Constitucionalmente, el Estado es el responsable de velar por la garantía de los derechos de los trabajadores, sin embargo, los vulnera en ministerios, prefecturas y alcaldías», afirma el CEDLA en su estudio.
La transferencia de los servicios públicos de salud y educación a municipios y gobiernos departamentales trajo consigo el cambio de contratos laborales a contratos en el marco del Estatuto del Funcionario Público. «Se ha instituido así, la peor forma de flexibilización laboral ignorando la legislación laboral vigente y la propia Constitución Política del Estado».
Testimonios nada saludables
El informe citado muestra diversos testimonios sobre la situación de los trabajadores en salud pública a quienes se los llama despectivamente como «contratados» y «manuales». «Son centenas de trabajadores con contratos que deben renovarse año tras año y cuya firma implica la renuncia a aumentos salariales, vacaciones, bonos y, lo peor, a acceder a un ítem como empleado de planta», dice el CEDLA.
«No nos toman en cuenta en el hospital; ellos sí, cuando se trata de aumentos, siempre se aumentan y nos dicen: por qué les vamos a aumentar si son solamente contratados, ustedes no tienen ningún derecho. Así van pasando los años y la gente con ítem trabaja igual que nosotros, pero goza de vacaciones, tiene un bono al año; nosotros no conocemos ni bonos ni vacaciones» (Trabajador «camillero» de hospital).
Con ese tipo de contratos, cada año empieza de cero. Tan irregulares y alejados de la norma están, que incluso se presiona a los trabajadores para que los firmen ¡sin siquiera leerlos!
«Los eventuales ya tienen dos o tres contratos firmados y, sorpresivamente, este año la Alcaldía los llama y les dice que vayan a firmar su contrato; las compañeras van confiadas y ¡saz!: —firmen aquí y apúrense —les dijeron. Firmaron y no las dejaron ver los contratos. Esos contratos no tienen ningún derecho, no gozan de vacaciones, de ningún servicio social ni de la Caja Nacional, es decir, es como si estuvieran empezando de nuevo» (Trabajadoras de un hospital de Santa Cruz).
Los varios tipos de contratos en el sector salud abundan, y son los trabajadores «manuales»— los que realizan tareas de mantenimiento, limpieza, lavandería, transporte de camillas— los que llevan la peor parte, pues de ninguna manera deberían ser sujetos de contratos temporales continuos, porque la ley laboral vigente establece que luego de dos renovaciones, el tercer contrato automáticamente es indefinido.
La investigación denuncia que «en este oscuro mundo de contratos «chutos», el ítem que garantiza estabilidad laboral es una preciada joya que todos desean, algo que saben muy bien las autoridades. Tanto es así, que al margen del sistema de recomendaciones político-partidarias, se ha generado un verdadero «mercado negro» de ítems en el que se trafican los cargos. Lamentablemente, algunos sindicatos poco o nada hacen por estos trabajadores».
«Los «contratados» no nos podemos afiliar. Hemos buscado de algún modo ingresar al sindicato, pero no nos han dejado; nunca se han preocupado de ver si nuestros intereses son mellados o si nos han tratado mal. Los mismos compañeros nos discriminan, y a veces, por tratar de que los derechos no se violen se ha tenido discusiones, porque cuando se acude al sindicato, ellos no ven las causas ni los efectos. Si no, estarían con nosotros» (Trabajador «manual» de hospital).
El trato a los trabajadores «contratados» y «manuales» se corona cada fin de mes con el vía crucis que deben pasar para el cobro de sus sueldos. Para cobrarlo, deben elaborar un informe de sus actividades cotidianas; ese informe debe ser aprobado, sellado y firmado, por supuesto, por el burócrata de turno.
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