El Nacional / Hidrocarburos Bolivia • Una urgente confirmación de cifras (Editorial) • 31/01/12
Una urgente confirmación de cifras (Editorial)
El Nacional (Tarija) 31 de enero de 2012- En 2003 el delegado presidencial responsable de revisar los resultados de la “Capitalización”, Juan Carlos Virreira, sorprendió al país con sus revelaciones. Lejos de lo que la generalidad de analistas y la opinión pública esperaban de un acuerdo intragubernamental, Virreira desnudó el negocio petrolero en Bolivia. Puntualizó especialmente la relación entre inversiones y ganancias.
Concluyó que en Bolivia las transnacionales realizaban algunas de las inversiones más bajas del continente para la producción de petróleo. En su informe número 4, Virreira reveló que el costo por barril era de 0,97 dólares (British Gas) para la empresa Chaco y 1 dólar para la empresa Andina (Repsol). Por entonces la producción promedio del barril cotizaba internacionalmente en 5,6 dólares.
La reacción de las petroleras y los defensores gubernamentales de aquella privatización nombrada con un eufemismo rechazaron aquel dato, pero sin esgrimir fundamentación alguna.
Aquel informe fue otro detonante para la indignación nacional que precipitó la caída del Gobierno de Sánchez de Lozada y del sistema de partidos. Paulatinamente y a lo largo de los siguientes cuatro años maduró la demanda de la Nacionalización de los Hidrocarburos. No resultaba tolerable que mientras las petroleras detentaban jugosos índices de rentabilidad, al pueblo se le planteaba el pago de mayores impuestos.
Paradójicamente, una figura parecida empezó a presentarse entre 2011 y lo que va de 2012 en Bolivia. Según informes del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), basados en datos oficiales, ninguna petrolera opera en Bolivia a pérdida. Pese a que el Estado mantiene congelado en 27 dólares el precio del barril de petróleo aquel balance se muestra holgado. Los costos de producción de los hidrocarburos líquidos están muy debajo de esta cifra.
La información se halla en el estudio “Gasolinazo: subvención popular al Estado y a las petroleras”. Señala que el costo de producción ponderado de las compañías que trabajan en el país es sólo de 5,77 dólares por barril de petróleo. La ponderación se basa en un rango que va desde los 2,48 dólares por barril hasta los 17,99 dólares.
Los datos muestran que el 60 por ciento de la producción de petróleo y condensado tiene un costo de 2,48 dólares y sólo un 0,03 por ciento un costo de 17,99 dólares.
Por ello, en promedio, las empresas estarían obteniendo una ganancia neta de 6,13 dólares por barril de petróleo, a pesar que el Estado mantiene congelado en 27,11 dólares el precio de referencia del petróleo. Así, el frustrado aumento del precio del barril de 27,11 dólares a 59 dólares, tal como fue anunciado por las principales autoridades del gobierno a fines de diciembre de 2010, hubiese acrecentado mucho más las ganancias petroleras.
En cuanto al gas, en promedio, según el CEDLA, el costo de producción de un millar de pies cúbicos de gas natural en Bolivia es de 1,02 dólares. El 60 por ciento de la producción de gas natural tiene un costo menor al medio dólar por millar de pies cúbicos. Vale decir que resulta aún mucho más ventajoso en relación a las ganancias alcanzadas en el caso del petróleo. Sería interesante saber si en este cálculo entran los denominados “Costos Recuperables”. Ello optimizaría más aún la bonanza petrolera.
¿Pueden refutar las autoridades, de manera documentada, lo afirmado por el informe del CEDLA? De no ser así, ¿cómo negociaron los contratos? ¿Qué están por modificar en la nueva Ley de Hidrocarburos? ¿Cuál era el objetivo del “gasolinazo” y de la hoy recurrente lamentación presidencial de no poder hacerlo todavía?
Si la información ratifica ese escenario ya conocido en 2003, volveremos a lamentar la hiriente conducta de petroleras y, sobre todo, autoridades. Las primeras volverán a decirnos cínicamente que “la casa nunca pierde”. Volverán a explicarnos, entre líneas, que en tiempos de agotamiento de los energéticos la alta rentabilidad en una parte, permite altas inversiones en otras. Las segundas callarán.
¿Habrá algún día un delegado presidencial revisor de los procesos y resultados de la Nacionalización de los Hidrocarburos? La historia suele repetirse.
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