Lamento boliviano o sobre la otra servidumbre
(*) Jeudiel Martinez
Estoy viendo que hasta las publicaciones trotskistas -tan patéticas como tristes- están hablando escandalizadas del golpe en Bolivia. Como hace mucho tiempo los marxistas abandonaron el análisis político en favor de una especie de moralismo, de un escándalo perpetuo contra la derecha , entonces eso no extraña. El problema es que, en este caso, incluso si uno creyera en la acción del enemigo malo-malo, de la gente mala-mala, tendría que preguntarse no sólo como las acciones de Evo Morales les abrieron las puertas sino sobre la legitimidad de esta idea de la reelección indefinida que viene derecho desde el siglo XIX.
El hecho es que, para esta gente, el resultado -el derrocamiento de Evo- agota todo el análisis: Evo renunció presionado y las protestas las dirigía la derecha. Es como un titular que dijera “un hombre muere” y algunos gritaran “asesinos!!!” el hombre pudo suicidarse, tal vez la mujer lo mató porque estaba harta de sus golpes, tal vez lo mató por su dinero o, tal vez, simplemente manejó borracho o le busco pleito a quien no debía…pero la cadena causal y sus condiciones, es lo que la izquierda quiere borrar con los gritos de “golpe” y la victimización de los poderosos, entonces no hace falta ningún tipo de análisis sobre porque los militares bolivianos hicieron eso (además de, tal vez, decir que “siempre fueron” de derechas), porque las protestas fueron tan vastas y porque la derecha pudo hegemonizarlas. Es decir, la condena moral reemplazó al análisis político: nunca, no importa lo que haga el gobierno, la gente no debe participar en una protesta que pueda ser apoyada o capitalizada por la derecha igual que las muchachas no deben tener sexo antes del matrimonio. Es decir, incluso esta izquierda “disidente”, las micro-camarillas de marxistas esclarecidos creen que la gente tiene que soportar cualquier cosa porque “qué dirá la gente, que somos de derecha?”
Pero el colmo de la miseria no es la narrativa sobre Bolivia sino sobre el fallido 2017 Venezolano: cuando revuelta contra Maduro la mayoría de los marxistas venezolanos, e incluso de la izquierda “crítica” no veían en la gente que protestaba, incluso los jóvenes, más que derechistas “atacando las conquistas de los trabajadores”, yo he tenido que oir a gente que sin temor a insultar su propia inteligencia dice que un muchacho de 20 que se exponía al plomo de la Guardia Nacional, lo hacía solo por odio a la izquierda o a las conquistas de los trabajadores…de verdad alguien que protesta, arriesgando la vida, en un país en ese nivel de miseria y descomposición lo hace porque “es de derecha”?. Por eso es que gente como Mantovani, en representación de la “disidencia mantenida” dijo ante la prensa europea que toda la gente que pasó por la ordalía de 2017 eran…derechistas. Y nada más.
A nadie se le ocurre lo obvio: que en países donde gobierna la izquierda no solo la gente es empujada, reactivamente a la derecha, sino que -más importante- la izquierda no tiene NADA QUE DECIR sobre todo si, como en Venezuela, se rehúsan llamar tiranía a la tiranía. En fin, es más simple creer estas cosas que entender que cualquier venezolano se moriría de la risa con la idea de que Maduro es neoliberal o el de Chávez no era verdadero socialismo: el purismo moralista les excusa de entender porque no tienen nada que decirle a la gente o de entender una situación en que el gobierno de Bolivia prácticamente estaba dándole a la derecha la legitimación que había perdido.
En el fondo incluso lo que la izquierda “disidente” quiere es que no se luche contra gobiernos de izquierda, se pueden, como no, hacer reivindicaciones sociales pero nunca disputar el poder político, es decir, ante Maduro o Morales solo se puede ser reformista, pero en el momento en que se cuestiona la continuidad en el poder de la izquierda ya se ha pasado para el campo de la “derecha”…es apenas anecdótico decir que marxistas de hace 70 años se habrían reído de esta idea de rechazar una revuelta en vez de tratar de conducirla: la izquierda postrera y el marxismo postrero de nuestros tiempos ya no tienen la fuerza para eso y están sujetos a los gobiernos de izquierda (la mayoritaria, la dominante, la nacional-popular, castrista…monárquica) por una especie de “lealtad negativa” que les impide radicalizarse…..es fácil ver el resultado: como la gente común, libre de la prisión ideológica, no tiene formas de hacerse excusas ante el autoritarismo o el desastre la izquierda queda, o aislada, o sirviendo de comparsa a gobiernos caídos o en crisis, como esa gente de minorías que los candidatos gringos ponen en el fondo cuando hay que tomarse una foto…y no es eso tambíen servidumbre voluntaria?
FUENTE: https://uninomadasur.net/?p=2306
(*) Jeudiel Martinez es analista.