Tres sectores productivos están sin auxilio crediticio

El Deber – Juan Carlos Salinas Cortez
Los quinueros, avicultores y arroceros tienen problemas para acceder a los recursos de la banca estatal. Algodoneros y vitivinicultores son la otra cara.
Lograr un préstamo para modernizar los galpones de producción avícola, contar con recursos para ampliar la superficie de siembra quinuera o acceder a un crédito salvador del Banco de Desarrollo Productivo (BDP) para los arroceros, es una tarea que choca contra los requisitos y las exigencias de la banca estatal.
Estos tres sectores coincidieron en que los canales para lograr la aprobación de líneas de crédito del BDP son complejos y muchas veces tan exigentes que los productores optan por desistir.
Desde la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) explicaron que los distintos subsectores que la conforman han presentado distintos proyectos que van desde la necesidad de contar con dinero para la compra de maquinaria e insumos agropecuarios hasta el pedido de recursos para mejorar el rendimiento productivo o ampliar la superficie de siembra.
Los que se quejan Rodolfo Tonelli, presidente de la Asociación Departamental de Avicultores Santa Cruz (ADA), sostuvo que uno de los objetivos del sector es tener una mayor productividad y para ello gestionaron ante el BDP una línea de crédito de $us 30.000 por cada galpón a mejorar.
Tonelli indicó que ya había un preacuerdo. Pues se aceptó el valor de la tasa de interés, el plazo para cancelar el préstamo y la forma de pago, pero al momento de firmar surgieron problemas con el tema de la garantía.
El dirigente explicó que en Santa Cruz hay unos 1.500 galpones de los cuales solo el 33% tiene un ambiente controlado, es decir un adecuado sistema de enfriamiento, el resto necesita comprar equipos para mejorar su productividad y lograr criar los pollos a una temperatura ideal que es de 24 grados.
“Estamos parados en el punto de las garantías. Pues no se encontró el mecanismo para que nuestras máquinas o tierras sirvan de aval para obtener esos recursos. Es una pena”, lamentó Tonelli.
Antonio Gómez, analista económico, precisó que urge de una vez concretar las ‘famosas’ garantías no convencionales para que el dinero que se dice destinar a los productores se libere y llegue a los que lo necesitan y no solo se quede en buenas intenciones.
En el caso de los productores de quinua real de Oruro y Potosí, el problema para acceder a los créditos estatales se centra en los montos limitados que maneja el BDP.
Miguel Choque, gerente comercial de la Asociación de Productores Nacionales de Quinua (Anapqui), sostuvo que hace ocho años lograron acceder a un crédito asociativo del BDP por Bs 10 millones. Esos rursos les permitió comprar maquinaria y mejorar sus rendimientos.
Sin embargo, desde el año pasado están gestionando otro préstamo, esta vez por Bs 20 millones que están pensados para aumentar la superficie de siembra. Pero desde el BDP le informaron que el monto es demasiado y que no lo podrán otorgar.
Ante esta situación, Choque remarcó que en momentos en que el precio internacional de la quinua real bajó de $us 8.000 la tonelada a $us 3.000, es necesario contar con recursos para aumentar la superficie de siembra o mejorar los rendimientos.
Según Anapqui unas 2.200 familias potosinas y orureñas se dedican a la siembra de la quinua real, por lo que la dirigencia está buscando otra alternativa, que puede ser la banca privada, para contar con el dinero que les permita hacer frente a la menor demanda del producto, debido a que otros países han logrado producir el mismo producto generando una sobreoferta que afectó el costo del alimento.
Si para los productores de quinua el tema de los precios les quita el sueño, los arroceros se encuentran en una situación más crítica.
El sector tiene dos frentes con los que debe lidiar. El contrabando y los bajos precios, a lo que se debe sumar la necesidad de contar con tecnología que les permita mejorar el rendimiento por hectárea.
Luis Reyes, presidente de la Federación Nacional de Cooperativas Arroceras (Fenca), remarcó que para los arroceros el dinero que ofrece el BDP siempre se lo miró de lejos, muy pocas veces se pudo acceder a los créditos debido a que las exigencias en el tema de las garantías para un 80% de los productores es una barrera que no pueden sortear.
“Tener el aval del INRA, contar con dos garantes extras no es fácil. Por eso digo que para nosotros el apoyo del BDP es mínimo y con muchas trabas”, precisó Reyes.
La otra cara de la moneda
Si para quinueros, arroceros y avicultores acceder a los créditos del BDP es un tema complicado y limitante, para el sector algodonero la ayuda que brindó la banca fue determinante.
Juan Campero, productor algodonero, indicó que luego de 25 años el Estado les brindo una ayuda económica.
Campero precisó que unos 17 productores pudieron acceder a los préstamos, dinero que sirvió para la compra de maquinaria y mejora del terreno.
Producto de ello ya vendieron 800 quintales de fibra de primera calidad a la Agrofortaleza que se encargará de ubicarla en el mercado y con los ingresos pagar al BDP y lo que quede entregar a los productores.
Otro sector que ve con buenos ojos al BDP es el vitivinícola que hace tiempo lleva trabajando con la banca del Estado.
José Sánchez, presidente de la Asociación Nacional de Vitivinicultores (Anavit), sostuvo que desde hace cinco años que tienen relación con el BDP y que lograron un convenio de dos líneas de crédito.
El primer préstamo fue de Bs 80.000 que se usó para la mecanización de los viñedos. El segundo crédito fue de Bs 150.000 que se destinó a la ampliación de las áreas de siembra, en especial en el valle central de Tarija.
Sánchez destacó que 9.700 familias distribuidas en La Paz, Potosí, Chuquisaca, Cochabamba, Santa Cruz y Tarija se dedican a esta actividad.
Un punto que hizo notar es que la tasa de interés es del 11,5%, algo que consideran fuera de lugar.
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