La Razón • Caravana de discapacitados llega a La Paz en medio de necesidades • 25/04/2016
Conflicto. El Gobierno ofrece diálogo, pero con dirigentes legalmente reconocidos.
La alegría de Melba, una discapacitada que ayer bailaba por su cumpleaños 26 en el coliseo Héroes del Chaco de Senkata, contrastaba con los pedidos de frazadas, colchones, ropa abrigada y 30 sillas de ruedas para la caravana que llegará hoy a La Paz pidiendo un bono de Bs 500.
A horas de ingresar a la sede de gobierno y en el día 34 de la marcha, los cerca de 600 discapacitados y familiares lavaron ayer sus ropas, otros arreglaron las sillas de ruedas, algunos recibían atención médica y también escogían ropa abrigada entre las donaciones. En medio de ese trajín, Martín, un discapacitado que perdió su pierna derecha en su niñez, sacó su charango e interpretó unos huayños por el cumpleaños de Melba Milenka, una joven orureña que sufre de discapacidad locomotora. “Hay que alegrarse un poco y qué mejor que hacerlo con ellos, que son mi familia”, sostuvo la joven, mientras zapateaba.
A unos metros de ella, Moisés Choque García, dirigente de los discapacitados tarijeños, solicitó a la población frazadas y ropa gruesa. “No pudimos dormir porque faltaron camas y chompas. Hizo mucho frío”, apuntó el hombre nacido en el Valle de la Concepción, en suelo chapaco.
Simón Velasco, directivo de los discapacitados del norte potosino, sector donde hay también bajas temperaturas, confesó que las últimas noches fueron muy frías. “El viernes nos pescó la lluvia y el frío, por eso pedimos más colchones y ropa abrigada”, afirmó. Miriam Arevillca, doctora del Sistema de Urgencias Médicas de El Alto (SUMA), confirmó que los casos de resfríos se elevaron de 30 a 160 casos.
A esos pedidos, David Cayo, ejecutivo de la Confederación Boliviana de Personas con Discapacidad (Cobopdi), sumó otro: “Necesitamos unas 30 sillas de ruedas, porque hay gente que tiene bastón y avanza muy lento. Ojalá puedan ayudarnos”, demandó.
Embarazada. Claudia Chumacero es cruceña, tiene 24 años y hace dos meses que está embarazada. Ella afirma que no abandonará la caravana de discapacitados, pese al riesgo que corren ella y su primogénito.
“No dejaré la marcha porque quiero que le den la renta a mi hija, que sufre de parálisis cerebral”, respondió. Arevillca, médica del SUMA, corroboró que Claudia podría sufrir un aborto si continúa en la marcha.
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