Pequeñas Soluciones, Gran Impacto: Mejores Tecnologías para Pequeños Agricultores en Bolivia
BID – DEO 2013
Sin reparar en gastos, Carlos Pacheco no dudó un momento cuando oyó hablar de una feria organizada por el Estado donde podría adquirir tecnologías subvencionadas con las cuales aumentar y diversificar su producción agrícola. El señor Pacheco, cultivador de papa y frijol en la localidad de Colquechaca, departamento de Potosí en Bolivia, decidió emprender la agotadora marcha de ocho horas hasta la sede de la feria con el propósito de comprar un invernadero, atravesando el altiplano boliviano en medio de temperaturas heladas.
“Cuando oí hablar de la feria, pensé que con este tipo de tecnologías podría salir de la pobreza”, afirma el señor Pacheco, un campesino de 37 años de edad quien se propone utilizar el invernadero para cultivar frutas y hortalizas que de otro modo no soportarían las rigurosas condiciones climáticas del altiplano andino.
El señor Pacheco es uno entre casi 14.000 pequeños agricultores que por conducto del Proyecto de apoyos directos para la creación de Iniciativas agroalimentarias rurales (CRIAR) de Bolivia han comprado una gama de elementos que va desde invernaderos, sistemas de riego y arados metálicos, hasta pequeños graneros, equipos de molienda y otros tipos de tecnologías. Esta iniciativa, que cuenta con el apoyo del BID, contribuye a la estrategia nacional de impulsar la productividad de los pequeños agricultores, desarrollar nuevos emprendimientos agroalimentarios y combatir la pobreza rural.
El proyecto faculta a los agricultores de subsistencia a elegir el paquete tecnológico que mejor se adapte a sus necesidades.
Existen en el país más de 600.000 pequeños agricultores, de los cuales casi la mitad vive en situación de inseguridad alimentaria. Según la Ministra de Desarrollo Rural y Tierras, Nemesia Achacollo, La mayoría de ellos carece de acceso a tecnologías modernas adaptadas a la escarpada geografía boliviana de valles y altiplanos. Muchos utilizan métodos anticuados, siendo esto una de las causas primordiales del deterioro del suelo. Se calcula que cada año 40.000 hectáreas de tierras arables se tornan improductivas debido a la infertilidad del suelo.
TODO EN UN MISMO DÍA
El proyecto CRIAR aprovecha importantes enseñanzas extraídas de proyectos similares a través de los cuales se presta apoyo directo a los agricultores de la región. La iniciativa se centra en aquellos más vulnerables que son los agricultores indígenas y campesinos originarios de la zona, sin importar el cultivo al que se dediquen, según explica Cristian Rivero, coordinador nacional del proyecto. Para ser elegibles, los participantes deben poseer explotaciones agrícolas no mayores a 35 hectáreas y figurar en un registro de productores elegibles elaborado por las comunidades mismas; estas últimas son las que ejercen la supervisión del proceso junto con las autoridades locales, velando así por su transparencia.
El sencillo mecanismo de ejecución del proyecto —las ferias— permite a los agricultores elegibles completar las formalidades necesarias para recibir el bono del gobierno, decidir qué tecnología se adapta mejor a sus necesidades, realizar la compra y recibir asistencia técnica, todo en un mismo día. Se espera que las compañías suministren la tecnología en un período de 45 días, aunque este plazo ha sido mayor para determinados tipos de equipos y en ciertos sitios. En algunos casos, los participantes pueden recoger en la misma feria lo que han comprado.
“Lo bueno es que no le decían a uno que tenía que comprar esto o aquello”, observa Jaime Rivera, un agricultor de la población de Zudáñez que en 2012 adquirió un sistema de irrigación alimentado por energía solar. “Por el contrario, uno puede escoger libremente de acuerdo a lo que necesite”.
Según datos gubernamentales, los cultivadores de trigo que compraron por esta vía sistemas de irrigación están usando el agua de manera más eficiente, lo cual les ha permitido duplicar la superficie sembrada y aumentar la cosecha por hectárea en un 16%. Por su parte, los cultivadores de papa que adquirieron arados metálicos han ampliado la superficie sembrada en un 50%, además de que incrementaron sus cosechas en un tercio frente a quienes utilizan arados de madera. El uso de desgranadoras eléctricas de maíz ha permitido a los agricultores obtener una tonelada métrica de maíz en un día, en vez de lograrlo en cinco días, con lo cual les queda tiempo libre para dedicarse a otros cultivos.
La ejecución del segundo componente del proyecto, que arrancó en 2013, ayudará a los pequeños agricultores a organizarse en cooperativas, así como a estructurar y financiar planes comerciales que ayuden a las cooperativas a procesar y comercializar las cosechas.
Al brindar a los agricultores medios para para mejorar sus propios cultivos, Bolivia ha hallado una solución práctica para combatir la pobreza rural e incrementar la seguridad alimentaria de las poblaciones más vulnerables del país.
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