La última revolución china: Atención médica básica para todos

Noticias OIT, 3 de Septiembre de 2012

El 6 de abril 2009, China presentó un plan de acción para emprender una reforma radical y ambiciosa del sistema de salud. El objetivo era alcanzar la cobertura universal de salud para 2020. Tres años más tarde, el país ya casi ha logrado el objetivo. ¿Cuál es el secreto detrás del éxito?

Analísis | 3 de septiembre de 2012

© Kevin Shoenmakers

El nuevo sistema está dirigido especialmente a las personas que no tienen recursos, no tienen capacidad de trabajar y no tienen a nadie que se haga cargo de ellos (los llamados “triple no”). Les otorga el derecho a la igualdad de acceso a la asistencia médica de base.
BEIJING (OIT Noticias) – En poco más de tres años, China ha logrado extender la atención médica de base a más de 95 por ciento de sus 1.350 millones de habitantes.

“Esto fue hecho sobre todo a través de la extensión de la cobertura del seguro de enfermedad y de un mejor acceso a los servicios y estructuras de atención médica en todo el país”, señaló Aidi Hu, especialista principal de la OIT en materia de seguridad social de China.

El objetivo de la reforma –que tuvo un costo total de 850.000 millones de yuan chinos, cerca de 133.500 millones de dólares– era el de llegar a la cobertura de atención médica universal para toda la población para 2020. Sin embargo, el alcance y el ritmo de los cambios se asemejan más a una revolución que a una reforma.

Hace sólo una década, la cobertura del seguro de enfermedad estaba dirigida sobre todo a los que trabajaban en las zonas urbanas en el marco de una relación formal de empleador-empleado. En 2003, y otra vez en 2007, el gobierno adoptó dos planes para extender la cobertura a la población rural y a los residentes de las zonas urbanas que no trabajan.

Primero, el gobierno aumentó el presupuesto de la sanidad en 30 por ciento cada año, entre 2008 y 2011. Gran parte de estos recursos fueron destinados a la formación del personal y a la mejora de los servicios de salud locales.

El gobierno invirtió además 63.000 millones de yuan en las zonas rurales para financiar la construcción o la modernización de más de 2.200 hospitales, 6.200 clínicas municipales y 25.000 ambulatorios en aldeas. Además, fueron inyectados 4.150 millones de yuanes en las zonas urbanas del país para financiar la construcción y modernización de casi 2.400 centros de atención comunitaria.

El gobierno también financió 127 centros de formación, donde 36.000 trabajadores de la salud recibieron formación como médicos de familia. Más de 10.000 estudiantes de medicina fueron admitidos en diversas facultades de medicina y recibieron una educación gratuita. Estos estudiantes luego fueron colocados en clínicas municipales de las regiones menos desarrolladas del centro y occidente de China.

Además, ahora las medicinas básicas se venden al mismo precio en todo el país. Esta medida previene que los hospitales sobrefacturen a sus pacientes. Las empresas farmacéuticas han comenzado a licitar los contratos, lo cual ha permitido una reducción de 30 por ciento en el precio de las medicinas básicas.

Ayudar a las personas “triple no”

El nuevo sistema está dirigido especialmente a las personas que no tienen recursos, no tienen capacidad de trabajar y no tienen a nadie que se haga cargo de ellos (los llamados “triple no”). Les otorga el derecho a la igualdad de acceso a la asistencia médica de base.

El viejo sistema era inasequible para la mayor parte de los habitantes que no trabajan de las zonas rurales, así como para los ancianos y las personas con discapacidad. En la actualidad, las administraciones locales cubren por completo las contribuciones del seguro de enfermedad de este último grupo.

La rápida extensión del seguro de enfermedad en China también puede ser atribuida a la Ley sobre Seguro Social de 2010, para la cual la OIT aportó su asistencia técnica.

“Gracias a la expansión del seguro de enfermedad en China, que es el país más poblado del mundo, el déficit mundial de seguridad social se ha reducido significativamente,” afirmó Hu.

“La experiencia de China muestra que la voluntad política y el compromiso financiero desempeñan un papel decisivo a la hora de extender los sistemas de prestación de salud a los grupos sociales más vulnerables. Puede ser un ejemplo útil de buenas prácticas para otros países en situaciones similares,” señaló Hu.

Sin embargo, la especialista de la OIT advirtió que “algunas personas aseguradas – si bien reciben subsidios del gobierno – aún no se benefician de la cobertura, ya que ellos aún deben hacer frente a una parte importante del costo de los tratamientos médicos y tienen una acceso limitado a los servicios de salud de buena calidad. Esto es particularmente cierto para las zonas rurales, donde hay sólo 1,32 trabajadores de la salud por 1.000 habitantes, comparado con más de 8 y 20 por 1.000 habitantes en Brasil y Suiza, respectivamente”.

Otro desafío es el rápido envejecimiento de la población de China. La cuota de la población que tiene más de 65 años aumentará del actual 8 por ciento (cerca de 100 millones) a cerca de 14 por ciento en 2025 (que equivale a unos 200 millones). El número de ancianos frágiles y enfermos incrementará y, con ello, el costo del sistema de seguro de enfermedad.

La OIT y China suscribieron un nuevo acuerdo de asociación en junio 2012. En el marco de este acuerdo, la OIT y China fortalecerán su cooperación, incluso en el campo del seguro social, contribuyendo de este modo con la extensión de la seguridad social a nivel mundial.

Contacto: newsroom@ilo.org

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