Diario Nuevo Sur • Ficciones del Estado plurinacional
Daniel A. Pasquier Rivero
Álvaro García, vice y candidato a vice, afirmó en rueda de prensa que «El gobierno del presidente Evo puede resumirse en tres grandes áreas. En el área política un nuevo Estado; en el área económica una nueva economía y en el ámbito social una nueva sociedad». Nadie pestañeó, nadie cuestionó; se preguntó lo que estaba previsto preguntar, para eso está la prensa oficialista, y no olviden aplaudir. Es parte del “efecto campaña”, los candidatos se calientan frente a las multitudes, algunos acostumbran tomar unos tragos minutos antes para tomar coraje, ante las cámaras o el micrófono. Pueden y suelen salir con cualquier cosa, como esto del Estado Plurinacional.
Pero hay que separar el trigo de la paja. El ciudadano quiere informarse de las distintas candidaturas y es su derecho constitucional “A acceder a la información, interpretarla, analizarla y comunicarla libremente, de manera individual o colectiva” (CPE, Art. 21, inc.6). No que le hablen como a bobo o le enseñen dónde marcar la papeleta. Esto atañe a la calidad de la democracia, a “la dignidad de las personas”, al fomento de “el respeto mutuo y el diálogo” que son “funciones esenciales del Estado” (CPE, Art. 9, inc. 2). Por tanto, la información debe ser veraz, transmitida con objetividad, imparcialidad e independencia, sin intentar confundir a la ciudadanía convirtiendo fantasías en realidades, y dejando en claro cuáles son sólo promesas y buenas intenciones.
Evo deja “un nuevo Estado”, uno tan nuevo que apenas se ha estrenado: es la contra definición de Estado, donde no impera la ley, donde cada uno hace lo que se le antoja solo o por decisión comunitaria; donde no se respeta la Carta Magna, que debería ser la expresión suprema del acuerdo de convivencia entre los casi diez millones de habitantes que ocupan este vasto territorio, desde la cordillera de los Andes hasta las llanuras chaco-amazónicas del corazón sudamericano. Para colmo, se ha borrado el mapa anterior, dejando a diseño libre con 74 manos, las 37 reconocidas “nacionalidades”, para que reconfiguren sus espacios vitales en función de tradiciones y supuestas herencias milenarias, Así, no sabemos ni remotamente a qué territorio se refiere el Nuevo Estado, ni hasta dónde pretenderá trascender las fronteras de la vieja República. Evo acabó con el Estado Boliviano y está por verse qué dejará en su remplazo.
La “nueva economía” mezcla ficción con realidad. La “nacionalización”, éxito a corto plazo, aumentó los ingresos por los volúmenes exportados (resultado de la capitalización) y los buenos precios (contingencia internacional favorable). Pero en solo dos años con YPFB al servicio de objetivos políticos, la empresa y todo el sector se caen: incumplen compromisos de exportación de gas, disminuyen fatalmente las inversiones poniendo en riesgo la producción de líquidos y derivados, los ingresos caen el 50%, y se tiene que recurrir a la importación de GNL para uso doméstico (algo inaudito), de mayores volúmenes de diesel y hasta de gasolina. Todo el plan de industrialización ha fracasado, la corrupción se entronó, y disminuye la transferencia del IDH a los gobiernos departamentales, municipios y universidades. Las exportaciones no tradicionales caen entre 40-60%, aumenta la tasa de desempleo: si 4.5% es la oficial, para el CEDLA y otros es más del 40%; la ONU hace público que el 23% de nuestra población “pasa hambre”; y sólo las remesas de 1.5 millones de compatriotas que emigraron para sobrevivir, vienen a paliar la situación, con aportes que igualan a los del narcotráfico. Así, los ingresos por sufrimiento y droga incrementan los depósitos bancarios y dan la falsa impresión de bonanza. No hay un emprendimiento estatal económicamente importante en marcha. Anunciar con bombo y platillo 110-130 millones de US$ de Petroandina para inversión en exploración en dos o tres años en el norte de La Paz, es un engaño, no alcanza para nada, cuando además gas es lo que sobra, lo que falta son mercados; como tampoco lo es inaugurar una fábrica textil de 145 mil US$ en Pando, para dar trabajo a 140 personas a 910 Bs/mes, sin descuentos. Es nada para mitigar el dolor de las familias de los exiliados, ni se compara a los 450 mil de verdes que Santos Ramírez se llevó de un saque. La “nueva economía” de Evo se ha estrellado contra la propiedad privada, ha fomentado la economía ilegal y no transparenta el incremento de la deuda pública.
Y la “nueva sociedad” descrita por el vice a nombre de Evo, es una sociedad enfrentada, con un altísimo grado de violencia y pérdida de valores democráticos. Los esfuerzos por mayor inclusión trocaron a revanchismo y, al final, en racismo contra la mayoría mestiza del país. Lo peor es que esto ha sido un objetivo político del gobierno, es responsable ineludible del 100%. Los dramáticos resultados están bien documentados por la prensa diaria, el reciente libro ¿Qué pasó? de C. Valverde, y reflejados en los resultados de la Fundación Konrad Adenauer (2009) sobre el Índice de Desarrollo Democrático del Estado Plurinacional, es el peor (2.59/10) entre 18 estados latinoamericanos. ¡Tanta sangre derramada por recuperar la democracia, para perderla de nuevo con sangre, a manos de otros dictadores con respaldo de los “chavos” del Caribe!
El vice no ve hospitales llenos de pacientes sentados y atormentados en pasillos, 4×1, cuatro sueros en un mismo soporte; no ve al centralismo experto en manipular estadísticas, incapaz de salvar vidas. Para él, “se han resuelto las grandes deudas de siglo”, para quedar libre de hacer nuevas promesas sin repetir las mismas. Desdibujar la realidad dando rienda suelda a la imaginación enriquece al arte; utilizar la ficción con intención de engañar, es simple mentira. Alvaro olvidó mencionar la dimensión de la deuda económica, institucional y social generada por el “evismo” y cuánto del siglo XXI se necesitará para saldarla, en libertad, con democracia, en pleno goce de los Derechos Humanos. ¡Hay que recuperar Bolivia del Estado Plurinacional!
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