LA CONFABULACIÓN DE LAS PETROLERAS

El pueblo boliviano fue una vez más castigado con las medidas de presión adoptadas por las petroleras generando una gran escasez de gas licuado de petróleo (GLP) y que fueron potenciadas con la actitud de inoperancia del Gobierno. Es inaudita la existencia de escasez de GLP en un país que posee la segunda reserva de gas natural en el continente, después de Venezuela. El Gobierno tenía conocimiento sobre el desabastecimiento de GLP que se avecinaba. La Superintendencia de Hidrocarburos alertó, en el 2002, que en años venideros se vendría una crisis energética si es que el Gobierno no instalaba plantas de GLP. Los campos antiguos que han estado produciendo GLP las últimas dos décadas están bajando su producción, por lo que las plantas ya no extraen suficiente GLP y la producción de los campos nuevos que exportan gas a Argentina y Brasil no cuentan con plantas extractoras de líquidos. Con la publicación del Decreto Supremo N° 27695 se compensa por concepto de subvención al GLP en garrafas de 10 Kilogramos únicamente a todos los Distribuidores Mayoristas (engarrafadores o envasadores, que cuenten con la respectiva Licencia de Operación otorgada por la Superintendencia de Hidrocarburos), la Empresa Boliviana de Refinación S.A. y Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) engarrafador de GLP, mediante Notas de Crédito Fiscal, recibiendo todos ellos la misma compensación por concepto de subvención al GLP. En Bolivia, la demanda diaria de GLP es de aproximadamente 80.000 garrafas de 10 Kilogramos, la demanda anual de GLP representaría aproximadamente de 29.2 millones de garrafas de 10 Kilogramos. Según YPFB, el precio de una garrafa de GLP de 10 Kilogramos en Bolivia es de 2.8 dólares; en Brasil 9.4 dólares; en Chile 10.7 dólares; en Colombia 2.2 dólares; en Costa Rica 4 dólares; en Uruguay 10.3 dólares y en el Perú 10.9 dólares.El monto de la subvención para el GLP para el presente año asciende aproximadamente a 28 millones de dólares (aproximadamente un dólar por una garrafa de 10 Kilogramos). Si la producción anual de GLP del país se vende en 10.9 dólares, precio del GLP en el Perú, da un monto de 318.28 millones de dólares anuales. Este sería el monto bruto aproximado que representaría la venta de 80.000 garrafas a precios internacionales. Si se multiplica la producción anual de GLP del país por 2.8 dólares, precio del GLP en el mercado interno, y se suma la subvención, de 28 millones de dólares, el monto asciende a 109.76 millones de dólares anuales. El monto que dejarían de percibir las petroleras son de 208.52 millones de dólares anuales. Los favorecidos por la subvención son los distribuidores mayoristas, la Empresa Boliviana de Refinación S.A. y YPFB. Pero esta situación que parece desfavorable para las petroleras es mejorada con las exportaciones de gas natural rico que realizan al Brasil y la Argentina. El gas natural considerado rico en Bolivia contiene aproximadamente 2.45% de GLP por un BTU (Unidad Térmica Británica). El GLP está compuesto de propano y butano. Los campos petroleros San Alberto, San Antonio, Sábalo y Margarita son los que tienen la mayor cantidad de líquidos que contienen GLP, pero no cuentan con plantas de extracción de líquidos. Según datos de YPFB el campo San Alberto produce 304.59 Millones de pies cuadrados diarios (MPCD) de gas natural, Sábalo con 385.50 MPCD y Margarita 60.54 MMPCD. San Alberto y Sábalo pertenecen a Petrobrás Bolivia representando el 92% de la producción de los campos nuevos. Petrobrás Bolivia es tanto exportador e importador del gas natural tanto al Brasil y la Argentina. La producción total de los anteriores campos es de 750.63 MPCD de gas natural (o 21.2 MMCD de gas natural), estimando el GLP que está dentro de esta producción es 447.706 toneladas por día de GLP, esto representa 44.700 garrafas de GLP por día. Al año representaría 16.315 millones de garrafas. En opinión del ex Delegado Presidencial para la Mejora de la Capitalización, Francesco Zaratti, se puede estimar el volumen de GLP que se va dentro del gas natural en los volúmenes de exportación. Dicha estimación fue hecha por la empresa Braskem para procesar 30 MMCD del gas que va al Brasil, su cálculo arrojó un volumen estimado de 1.000 toneladas por día (100 mil garrafas por día de GLP). La cantidad arrojada es más de lo que se produce en la actualidad en el país. A pesar de la escasez de GLP en el mercado interno, las exportaciones de gas natural de los campos nuevos son crecientes y continuas. A la Argentina se ampliaron este año las exportaciones de 6,5 a 7,7 millones de metros cúbicos diarios (MMCD) vendiéndose a “precios solidarios”. En el caso de Brasil, Bolivia tiene un contrato de venta de 30 MMCD, pero ese país actualmente importa alrededor de 25 MMCD de gas natural, a través de un gasoducto que tiene capacidad para 30 MMCD. Según la información proporcionada por la Superintendencia de Hidrocarburos, el contrato de venta de gas natural al Brasil establece un valor calorífico de 1.034 BTU, pero el gas que se envía actualmente tiene 1.060 BTU. Con Argentina, a diferencia de Brasil, el acuerdo prevé la venta de gas sin líquidos, pero se los envía igual por falta de plantas de extracción de líquidos. La nueva Ley de Hidrocarburos 3058, que mantiene la orientación neoliberal, tiene entretejidas muchas disposiciones que favorecen las inversiones petroleras, entre ellas el artículo 87 que permite que el precio del Gas Natural rico de exportación pueda estar compuesto por el gas natural despojado y su contenido de licuables. Además prevé que el gas de exportación tenga un valor calorífico de 1.000 BTU por pie cúbico como máximo. Con esta disposición se está exportando 60 BTU demás por pie cúbico. El monto de la subvención para el Gobierno representa un gasto insulso y para las petroleras una restricción al incremento de su ganancia. Bajo este pretexto el Gobierno buscó inicialmente suprimir el subsidio que tiene el precio del GLP para el mercado interno, a esto se suma la presión que ejercen las petroleras transnacionales para que el GLP se rija a precios internacionales buscando fijar de esta manera precios monopólicos tanto para el mercado interno como externo y así aumentar sus ganancias. La anterior Ley de Hidrocarburos 1689 permitía la libre comercialización por la cual ninguna empresa estaba obligada a abastecer el mercado interno menos aún de ser obligada a poner plantas de separación. Esta situación no ha cambiado con la actual Ley de Hidrocarburos 3058. Algunas presiones y expresiones vertidas por las petroleras son: Para incrementar la producción de GLP deben incrementarse las exportaciones de gas natural. Paralizar las inversiones con la finalidad de lograr modificaciones favorables a sus intereses en la nueva Ley de Hidrocarburos, en las condiciones de migraciones de contratos y reglamentaciones que faltan por realizarse. Restringir la producción de GLP creando una gran escasez artificial. Según el Instituto Nacional de Estadística, entre enero y agosto la producción de GLP bajó 2,52 por ciento en comparación con similar periodo de 2004. La reducción fue de 3,14 a 3,06 millones de barriles. La producción de GLP de las empresas petroleras que operan en el país disminuyó en 5,61 por ciento. En los primeros ocho meses de este año totalizaron 2,45 millones de barriles, mientras que en el mismo período de 2004 el volumen llegó a 2,63 millones. En tanto que la producción de GLP en las refinerías totalizó 575.000 barriles entre enero y agosto de 2005. El volumen fue superior en 13,53 por ciento al registrado en el mismo período del año anterior, 507.000 barriles. – Crear escasez de diesel y gasolina posterior a esta medida. – Demostrar al pueblo boliviano quién tiene el control de los hidrocarburos en el país. – Causar incrementos en el precio de la electricidad y anuncios de cortes de luz a causa de la escasez de gas natural que utilizan las termoeléctricas. – Realizar propagandas o auspiciar programas en los diferentes medios de comunicación con la intencionalidad de limpiar su imagen que se deterioró ostensiblemente por la escasez de GLP. – Para justificar la escasez de GLP el Gobierno a través de la Superintendecia de Hidrocarburos se convirtió en portavoz y defensor de las petroleras, buscando todas las formas posibles para desviar la atención y enfrentar a la sociedad. Algunas actitudes y justificaciones que tomó el Gobierno para algo injustificable son: Enfrentar a los ciudadanos que demandan GLP con la opinión pública. Cargar el peso de la escasez al contrabando de GLP al Perú, el mismo que siempre existió. Culpar del desabastecimiento a los transportistas que utilizan como combustible el GLP. Decir que el GLP es más peligroso que el GNV. Esto no es cierto ya que el GNV es un gas más liviano; para almacenarse requiere alta presión (200 bar) mientras que el GLP puede almacenarse a baja presión (7 bar). El Decreto Supremo Nº 28380 determina prohibiciones y sanciones en el uso del GLP, en el caso del transporte impide su uso como combustible. También prohíbe el transporte de GLP en garrafas en vehículos de servicio público y privado El Decreto Supremo Nº 28381 otorga a la Superintendencia de Hidrocarburos la facultad de velar por el aprovisionamiento del mercado interno, por lo cual le otorga la tuición sobre la producción, pero esto no obliga a las petroleras a invertir en nuevas plantas de extracción de líquidos. Sostener que se debe modificar la nueva ley de Hidrocarburos volviéndola más blanda ya que es considerada lesiva a la rentabilidad de las petroleras. Esta escasez del GLP lleva al pueblo a reflexionar profundamente y cuestionar el tema de la nacionalización de los hidrocarburos ya sea por el control que tienen las petroleras sobre los recursos hidrocarburíferos o la capacidad de maniobra que tienen sobre el Gobierno que con sus actitudes se puso a favor de las empresas transnacionales.

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