Jornada • 70% de la población rural sólo tiene como alternativa energías renovables

En el país se cuentan 3 millones de personas sin acceso a energía eléctrica. Un 30% de ellas podría obtenerla a través de la electrificación rural, pero a un 70% no le quedará otra opción que buscar energías renovables.

La información fue trabajada por el representante de la ONG Energética, Miguel Fernández, quien comenta que los desafíos para la energía rural son grandes porque a esas cifras se debe añadir las 600 mil familias campesinas que utilizan la leña como principal fuente de energía, con los consiguientes problemas de ineficiencia, afecciones de salud y contaminación del ambiente.

Fernández presentó su sistematización de datos en el seminario internacional «Crisis económica y políticas energéticas», el 27 de enero, organizado por la Plataforma de Política Energética del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA).

El desafío implica el fortalecimiento de los sistemas sociales de las comunidades campesinas. «Habría que pensar cómo construir este modelo de acceso a la energía con equidad», dijo Fernández, a tiempo de recordar que el derecho de acceso está en la nueva norma constitucional.

El acceso a la energía marca diferencia en la calidad de vida de las poblaciones urbanas y rurales. Y muchas veces las cifras oficiales de acceso no coinciden con los hechos. Generalmente la información oficial de acceso a la electricidad significa que la red eléctrica está cerca porque las personas pueden conectarse a ella cuando quieran.

Sin embargo eso puede significar que existe la energía disponible para las familias, pero no significa que esas familias la utilicen. Y generalmente no la utilizan por los altos costos.

Según datos de Fernández, las ciudades que se abastecen del sistema interconectado de electricidad pagan la mitad de lo que pagan las poblaciones abastecidas por el sistema aislado. Es decir que a los pobladores de La Paz les cuesta la mitad de lo que les cuesta a los pobladores de una ciudad intermedia como Riberalta. Los costos suben más todavía si se trata de poblaciones netamente rurales.

Entonces se tienen «familias rurales pobres, de bajos ingresos, que pagan más por menos unidades de energía y con baja calidad.

Eso hace que casi todo el consumo de electricidad sea a base de velas, pilas y/o generadores a diesel o gasolina. Un 11% del consumo energético proviene de esas fuentes, lo que les representa a los pobladores rurales un 78% en gastos en energía.

Fernández advierte que una forma de solucionar este problema sería con energías renovables, como los sistemas fotovoltaicos, los termosolares, los eólicos o sistemas eficientes de uso de leña.

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