Página7•¡Nadie se cansa! Ecologistas y sin miedo, millenials lideran la lucha
Se organizan en asambleas estudiantiles y salen a las calles. Portan la bandera tricolor y entre ellos se protegen de los gases con los que los reprimen.
deleyne Aguilar A. /La Paz
¡No tenemos miedo!, gritan aguerridos. Se “protegen” de los gases lacrimógenos con bicarbonato y barbijos. Así, los universitarios lideran la protesta. ¿Quién se cansa? ¡Nadie se cansa!, afirman, pese las represiones policiales.
Nacieron a finales de los 90 y crecieron durante el gobierno de Evo Morales. Como gran parte de su generación son muy sensibles a temas de ética y medioambiente. Ahora su consigna es defender la democracia.
“Éramos niños cuando Evo Morales entró al poder; vimos toda la secuencia de problemas que tuvo. Hoy, los jóvenes, no queremos a este Gobierno”, afirma Carla Daza, estudiante de la Universidad Católica (UCB), mientras se dirige a un punto de concentración en la zona Sur.
Su grupo de amigos y de protesta relatan los hechos que causaron su rechazó a Morales. “El incendio en la Chiquitania es uno de los problemas que impulsó la movilización de los jóvenes”, recuerda Diana del Castillo, también alumna de la UCB.
“Ahora exigimos que se respete la democracia. Hubo problemas desde el 21F, Evo no debía postularse y aún así lo hizo. Esa vez no nos hicieron caso, hoy debemos ser más fuertes”, agrega.
Como ella, luego de las elecciones, centenares de jóvenes decidieron no asistir a clases para salir a las calles, pese a las altas mensualidades que algunos pagan. Están convencidos que el voto que emitieron- muchos por primera vez- no fue respetado.
“El 21 de octubre los docentes vimos que nuestros estudiantes no estaban en el aula. El martes nos dimos cuenta que los chicos tienen preocupaciones más altas que asistir a la universidad”, narra el director de Comunicación Social de la UCB, Rafael Loayza.
El también docente de Teoría Social, añade: “no recuerdo que la clase media se haya movilizado, con la convicción y consciencia democrática de ahora, al menos no desde 1982”.
El inicio del movimiento
La respuesta usual de los universitarios, ante un conflicto social, era un mensaje en redes sociales. Pero, ante la amenaza de un presunto fraude electoral, eso ya no fue suficiente.
“Creo que frente a esta situación lo peor que puedes hacer es quedarte compartiendo memes. Algo está mal: el presidente Morales no se puede quedar haciendo lo que le da la gana y ya no queremos que esté en el poder”, exclama Del Castillo.
Por redes sociales, el martes 22 de octubre, estudiantes de la UCB y la Universidad Privada de Bolivia (UPB), se autoconvocaron a una gran concentración en la calle 2 de Obrajes. Tras viarias asambleas decidieron unirse con otras universidades privadas y públicas de todo el país.
“No soy una persona que se interese por los conflictos sociopolíticos, me dedico a mi trabajo y a mis cosas. Sin embargo, la prepotencia y el cinismo del Gobierno me motivó a salir. Han llegado ya a su límite con el fraude” afirma Luis Cruz, de 27 años.
Muchos reconocen los logros del Gobierno, pero “les duele” que les haya mentido. “Mi madre me ha enseñado que la palabra de la persona vale más que cualquier cosa. El Presidente dijo que no iba postular más y lo hizo. Me molestó”, reprocha Erick Palacios, estudiante de la UMSA.
Su molestia se siente cuando al ritmo de tundiqui o caporal arengan sin miedo: ¿quién se cansa? ¡Nadie se cansa! ¿quién se rinde? ¡nadie se rinde! ¿Evo de nuevo? ¡huevo, carajo!
Heridos en la lucha
La marcha en defensa del voto dejó dos muertos, el 30 de octubre. Además, hubo 139 heridos entre el 27 y 29, según la Defensoría. Muchos de ellos son estudiantes.
21de octubre, por la noche, cerca a la plaza Abaroa, la Policía arrojó gas lacrimógeno a personas en protesta. Diego Cuentas, un joven egresado de la universidad Salesiana, fue herido por el rebote de una granada en un contenedor.
22 de octubre fue la primera concentración de universitarios. Los convocados fueron estudiantes de la UCB y la UPB. Yareth, una joven de 16 años, resultó herida por el impacto directo de un gas lacrimógeno. Le causó un trauma encéfalo craneal.
24 de octubre, debido a la gasificación en la plaza Abaroa, varios jóvenes se desmayaron . Denunciaron que el gas era más fuerte. Similar situación ocurrió el 25 en el monoblock de la UMSA.
26 de octubre, la Policía aprehendió a seis estudiantes, que protestaban. Sucedió durante un enfrentamiento, en las avenidas 20 de Octubre y 6 de Agosto. Luego, de la intervención de la Defensoría (UMSA) fueron liberados.
29 de octubre, en Cochabamba, Fernando Choquevillca , de 20 años, intentó desviar un cartucho de dinamita que cayó cerca a una mujer y dos niños, pero explotó en su mano. Perdió dos dedos y parte del tercero.
29 de octubre , José Jaldín, estudiante de la Universidad Nuestra Señora de La Paz, en la esquina de la calle J. J. Pérez, fue alcanzado por una granada de gas que fue lanzada por los policías. Así, perdió un ojo.
Punto de vista
Amparo Canedo Periodista
“Los jóvenes están aquí”
A la mala, Bolivia ha despertado. Las elecciones del 20 de octubre obligaron al país a aterrizar de nariz. El golpe nos despertó y el mundo del día a día había sido otro. En el momento del impacto recién vimos a las y los jóvenes. De los 11.469.896 de habitantes que tiene Bolivia, 3.980.449 son jóvenes. Nada más y nada menos que el 35%.
Siempre estuvieron en las narices del Gobierno y del resto de la población. Pero fueron tratados como seres invisibles. Pero están aquí y han defendido los votos, no los de Carlos Mesa, sino los de la democracia.
¿Cómo entender a unos jóvenes que bloquean y un segundo después se hacen una selfie?, ¿cómo comprender a un muchacho que sale a bloquear con su disfraz de serie de televisión’, ¿cómo imaginar a quienes sacan sus instrumentos de música para tocar en la esquina del bloqueo?, ¿cómo entender a unos muchachos que corren a consolar a una mujer que era parte del bando contrario porque estaba llorando?
Estos jóvenes ya no son el futuro de Bolivia, son el presente y están aquí. Pero no los vimos porque este país es un país de adultos y aún de varones.
Ahora, ellos se han ganado el derecho a obligar a gobernantes y gobernados a tomarlos en cuenta porque, además, tienen mucho que exigir y decir.
La verdad es que no les ha estado yendo bien en este mundo real del día a día, del estudio y del trabajo. Si consiguen empleo, es de baja calidad. Otros engrosan el sector informal con empleos precarios y desprotegidos de los beneficios sociales. El 82%, según el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), no está aportando al sistema de jubilaciones, lo que significa que tendrá problemas a la hora de jubilarse.
Si el 60% gana alrededor de 2.331 bolivianos, ¿para qué le sirve esta cantidad al mes?, ¿podrá pagar un alquiler?, ¿podrá tener familia?, ¿aspirar a un ahorro? Son más las preguntas que las respuestas a la hora de hablar de las y los jóvenes en Bolivia porque no los conocemos lo suficiente. Pero, están aquí…
Fuerza y solidaridad para organizarse
Página Siete / La Paz
Carla Daza dijo que ellos resisten en su lucha para demostrar a la Policía que son fuertes. “Además para ayudar a los que son heridos. Nos organizamos porque sabemos que eventualmente nos gasificarán”, afirma.
Y es que mientras más crece el número de protestantes, también suben las represiones. Cada jornada de marchas culminó con un enfrentamiento y gases.
La mayoría de ellos sintió por primera vez los efectos de los agentes químicos. Por esto, se organizaron para cuidarse entre ellos, los egresados son los mayores y por tanto encargados de cuidar a aquellos que apenas empiezan la universidad.
En respuesta a la creciente protesta en la defensa del voto, el presidente Evo Morales acusó a los universitarios de estar motivados por incentivos económicos o académicos. Además la Policía, con el objetivo de dispersar los grupos, usó gases contra los jóvenes y hubo heridos.
“Algunos jóvenes, por platita y por notita (están) movilizados, engañados”, dijo el presidente Morales en rueda de prensa, el jueves 24 de octubre.
En respuesta, los molestos universitarios rechazaron la acusación y la convirtieron en mensajes de protesta. “Ni por platita, ni por notita ¡por la democracia, dictador!”, exponían en coloridos carteles.
Las universidades privadas y públicas rechazan las declaraciones del Presidente. El director de comunicación de la UCB, Rafael Loayza, calificó las acusaciones como “insultantes”.
“¿Acaso ellos necesitan un estímulo económico o nota para ir a marchar? Estos chicos se han movilizado porque se han sentido robados, como nos hemos sentido todos”, aseveró.
Coincide el docente de la UMSA, Julio Alvarado. “Lo que el Presidente hubiera hecho si hubiera sido un estadista sería reconocer que hay algo por lo que la juventud estudiosa está protestando. Pero, en vez de eso, los ataca y los denigra y comienza a desmerecer su lucha”, agregó el también miembro de la coordinadora de Defensa de la Democracia.