Yo emito • El 70% de los castañeros en Pando no cuentan con tierras
Según una encuesta realizada por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) el año 2007 aproximadamente el 70% de los zafreros de la castaña del norte amazónico de Pando no cuenta con tierras, viven en condiciones de pobreza extrema y sus ingresos continúan deteriorándose, debido a la reducción en los rendimientos del bosque y la baja en la demanda internacional de la castaña. A pesar de ello, las autoridades de gobierno han anunciado una migración dirigida de 2.500 familias desde zonas occidentales del país hacia esta región, asegurando que el proceso de saneamiento de tierras permitirá esta dotación.
Actualmente, la fuente de ingreso más extendida entre las familias más pobres del norte amazónico de Pando es la recolección de castaña en el bosque, ocupando hasta 17.000 personas cada año, entre los meses de noviembre y marzo. Según la misma fuente, tan sólo el 31% de la fuerza laboral que se despliega en el sector es propietaria de tierras.
250.000 hectáreas son insuficientes
Es importante considerar que en el norte amazónico son necesarias, al menos, 500 hectáreas de superficie de bosque para que una familia campesina promedio reproduzca sus condiciones mínimas de vida realizando actividades extractivas. Se entiende, entonces, que no se pueden aplicar los mismos criterios de valoración de la tierra que se usan en las zonas andinas o de valles, donde la posesión de 500 hectáreas de tierra cultivable pueden brindar la oportunidad de lograr importantes volúmenes de producción agrícola.
Según estas referencias se deduce que estas 2.500 familias necesitarían, al menos, 1.250.000 hectáreas de bosque, sin embargo, el gobierno ha anunciado la dotación de tan sólo 250.000 hectáreas. Esta cantidad de bosque no permitiría más que reproducir condiciones de pobreza extrema, una depredación intensiva de los recursos naturales y el deterioro del ecosistema de la región.
La castaña, opción poco alentadora
Es importante destacar que, actualmente, las familias que realizan la recolección de castaña no viven en el área rural de Pando sino que se trasladan al bosque sólo en la temporada de zafra, debido a que esta es la única actividad rentable que se puede realizar en el bosque de manera sostenible. En contraposición, la actividad agrícola en la región es poco alentadora, debido a que sólo sirve para el autoconsumo y representa muchas limitaciones por la fragilidad de la tierra que no permite que se cultive de manera intensiva. Una situación a la que se debe añadir la carencia de la infraestructura productiva necesaria.
Por esta razón, según el CEDLA para la zafra de la castaña el 57% de los trabajadores se traslada al bosque desde las áreas urbanas, temporalmente, durante los pocos meses que dura esta actividad. De hecho, las tendencias migratorias del departamento de Pando, en los últimos veinte años, se han caracterizado por el flujo de población desde las áreas rurales hacia las urbanas. Esto, a raíz de la escasez de tierras y la falta de opciones económicas que existen en las áreas rurales, a lo que se suma el creciente comercio en las áreas urbanas, actividad que brinda mejores opciones de ingreso.
Se debe mencionar que la producción de la goma, actualmente, es inviable para los recolectores, al menos en términos industriales, debido a que la goma cultivada en el Asia y la goma sintética han ocupado este mercado desde hace décadas.
Respecto al palmito, se puede decir que esta opción ha sido impulsada desde los años ochenta y tampoco es competitiva en relación a los cultivos de este producto en Brasil. En general, las alternativas económicas que brinda el bosque están definidas y limitadas por la demanda que brinda el mercado interno y externo, destaca el CEDLA.
Con estas limitaciones en las alternativas económicas rurales los migrantes podrían optar por trasladarse a las áreas urbanas, donde el comercio y el transporte brindan, actualmente, algunas alternativas para la generación de ingresos.
4 beneficiadoras concentran el 60% de la producción
De acuerdo al informe del CEDLA, actualmente, la clase social dominante de la región está constituida por los dueños de las 24 empresas beneficiadoras de castaña existentes en el norte amazónico de Pando. Unidades económicas que no se ven afectadas por la redistribución de tierras y que no tienen, necesariamente, una relación directa con la estructura tradicional de tenencia de la tierra. Cada año, estas empresas son las que financian la recolección de castaña y exportan este producto, luego de un proceso previo de beneficiado, hacia mercados europeos y norteamericanos.
Según el CEDLA, entre estas empresas existe un alto grado de concentración de la producción, registrándose que las cuatro más grandes producen y exportan el 60% de la castaña de la región, lo que significa un valor aproximado de 45 millones de dólares y la contratación, directa o indirecta, del trabajo de más de 10.000 zafreros para el año 2008, financiando y dirigiendo la recolección de castaña tanto en las comunidades como en las barracas. Se destaca, entonces, el hecho de que los dueños de estas cuatro empresas constituyen la nueva élite económica de la región y aunque no concentran extensiones importantes de bosque; violan la normativa laboral vigente y aprovechan el trabajo de miles de obreros sin ninguna mediación efectiva por parte de los funcionarios del gobierno a favor de los trabajadores. No se encuentra, entonces, a diferencia de lo que aseguran las autoridades, una política integral por parte del Estado que sea relevante para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y los pequeños productores de la región, menos aún de las 2.500 familias migrantes.
No es un logro del MAS
En los últimos meses, distintas autoridades del gobierno central se esmeran en mostrar los resultados del proceso de saneamiento de tierras que se ha llevado adelante en Pando como un logro alcanzado por su gestión, cuando, en realidad, este trabajo se inició con la Promulgación de la Ley INRA el año 1994 y, en su última fase, siguió los parámetros definidos por el Decreto Supremo 27572 promulgado en julio del 2004.
El DS 27572 fue resultado de movilizaciones populares realizadas en la región entre los años 2003 y 2004; estableciendo una asignación de 500 hectáreas a las familias campesinas y una extensión máxima de 15.000 hectáreas a las barracas. La redistribución parcial de tierras en Pando no es, entonces, un logro del gobierno del MAS.
A partir de estos elementos, se comprende que esta medida y la propuesta de desarrollo planteada por el gobierno del MAS no derivarán más que en nuevas luchas por el uso del bosque y no significarán más que el traslado de la pobreza de las regiones andinas a las regiones orientales del norte amazónico.
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