RimayPampa • ¿Somos nosotros mismos?: La contaminación del río Katari crece a la par de la urbanización
Por: RimayPampa
La contaminación en la cuenca del río Katari “expresa las consecuencias del acelerado, desordenado y desigual proceso de urbanización” en los municipios asentados en su curso, pero en particular de El Alto, afirma el investigador Carlos Revilla H. en un estudio que revela las desigualdades socioecológicas entre los municipios tributarios del lago Titicaca.
El investigador Carlos Revilla H. es el autor del estudio ¿Somos nosotros mismos? Desigualdades socioecológicas y urbanización en la cuenca del río Katari, que contiene esa reflexión y que fue desarrollado en el marco de los estudios de las desigualdades y la pobreza multidimensional concretados por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), con el apoyo de la Embajada de Suecia.
Los resultados de este trabajo se presentarán en el evento virtual de diálogo: «Situación ambiental y causas de las desigualdades socioecológicas en la cuenca del río Katari», el martes 4 de mayo de 2021, a las 17.00, el que contará con la participación de cuatro panelistas: Luis Flores, de la comunidad de Tiquipa (Chojasivi), Xavier Lazzaro (Instituto de Investigación para el Desarrollo – IRD), Guido Alejo Mamani (investigador independiente) y Silvia Escóbar (investigadora del CEDLA).
¿Somos nosotros mismos? identifica la existencia de una desigualdad socioecológica, entre los habitantes y las poblaciones de la cuenca Katari, a raíz del vínculo entre la expansión urbana y la explotación de los recursos naturales de la cuenca y sus efectos en la degradación del medio ambiente.
El estudio se sustenta en un análisis sociodemográfico de los municipios de la cuenca con base en los Censos de Población y Vivienda (2001 y 2012) y el Censo Agropecuario (2013), el análisis de los indicadores de contaminación físico-química en distintos puntos del curso de los ríos que componen la cuenca, una evaluación de las actividades económicas y productivas en la zona y un diagnóstico participativo (además de entrevistas y reuniones) con los habitantes de la región.
Carlos Revilla H. sistematiza el proceso de contaminación en 9 de los varios municipios de la cuenca: El Alto, Viacha, Laja, Pucarani, Puerto Pérez, Calamarca, Collana, Colquencha y Comanche. El curso se inicia en las fuentes de abastecimiento de agua potable para La Paz y El Alto, con las aguas ácidas de mina de la laguna Milluni, continúa por los ríos Seco y Seque (El Alto), los ríos Pallina (Viacha) y Katari (Laja, Puerto Pérez), hasta llegar a Chojasivi y la bahía de Cohana (Pucarani) en el lago Titicaca.
La contaminación
Según el Censo del año 2012, El Alto y Viacha concentran a la mayor parte de la población urbana de la cuenca Katari, la que en los 9 municipios del estudio alcanzaba a 915.646 habitantes, frente a 105.896 en el área rural. En ese mismo año se reporta a El Alto con el 99,8% de su población urbanizada, Viacha con el 78%, Collana reporta el 56,4% y Colquencha, el 31,2%. Los otros cinco municipios se presentan como rurales, con población dispersa.
La presión de la población concentrada en ciudades se expresa en la contaminación de la cuenca. El reporte histórico para la laguna Milluni es de una alta acidez de sus aguas. Los habitantes refieren que es imposible su uso para criar animales o en la agricultura. Una segunda fuente de contaminación en origen es el relleno sanitario de Villa Ingenio cuyos fluidos, provenientes de los desechos sólidos, van a diluirse al río Seque.
A medida que el río Seque atraviesa la ciudad hacia Laja para desembocar en el río Pallina, que viene de Viacha, va recogiendo residuos vertidos desde distintas actividades económicas. Lo mismo sucede con el río Seco, también tributario del Pallina, que recibe descargas directas tanto de actividades industriales como de las unidades productivas familiares que funcionan al interior de las viviendas.
En la cuenca media se verifica la presencia de metales pesados por encima de los límites permisibles, a pesar del funcionamiento de la planta de tratamiento de Puchukollo, además de una contaminación por detergentes, pesticidas, fertilizantes, abonos y desechos orgánicos en general. En la cuenca baja, la contaminación se incrementa con los residuos orgánicos provenientes de los desechos orgánicos del ganado bovino en el municipio de Pucarani.
Todos esos fluidos desembocan en el lago Titicaca cerca de las poblaciones de Chojasivi, Lukurmata y Cohana con consecuencias, recogidas por el estudio, que se reflejan en el ganado enfermo, la reducción de la fertilidad del suelo, la contaminación de pozos e impactos en la salud de la población.
El estudio afirma que las desigualdades socioecológicas no suceden en el vacío sino en la complejidad del proceso de urbanización y de las desigualdades, económica y social que operan en el país.
Investigación participativa
Para el autor, el proceso de contaminación de la cuenca Katari supera un problema propio de una ciudad —sea esta El Alto, Viacha u otra— y pone en riesgo los medios de vida y el potencial económico para los habitantes del área circunlacustre. En este punto identifica una relación desigual entre las grandes ciudades y los municipios menores debido a sus distintos recursos tanto frente al proceso productivo como frente a la generación de desechos.
Aquí entran en juego además los factores que se articulan con las desigualdades socioambientales, como son las desigualdades vinculadas al empleo, la salud, los recursos productivos o la capacidad de expresar políticamente, no partidariamente, sus demandas y propuestas para promover una acción colectiva en la transformación de las causas de la contaminación.
La frase “somos nosotros mismos”, recogida del taller participativo, con la que se atribuye las causas de la contaminación en la cuenca Katari al crecimiento de la población de las ciudades, “connota la presencia de un origen y de un horizonte identitario compartidos que se vinculan a las comunidades rurales y a la posterior vivencia de la cotidianidad urbana”.
“La contaminación del lago navegable más alto y emblemático en América del Sur, se presenta como uno de los problemas ambientales, económicos y de planificación urbana más grandes de este tiempo para el país”, dice Revilla.