Pulso • Pobreza e inequidad social íntimamente ligadas a la triple crisis actual
Social Watch, que publica este informe anual desde 1996, es una red internacional de ONG’s que monitorean el cumplimiento de los compromisos internacionales asumidos por sus gobiernos. Su trabajo tiene el objetivo de graficar y analizar el progreso en la erradicación de la pobreza y el logro de la equidad de género en el mundo. Se maneja a partir de un enfoque multisectorial en materia de desarrollo de capacidades que busca generar una visión de reducción de la pobreza basándose en los derechos humanos. Concretamente en el Informe 2008 “La única llave”, proponen un enfoque basado en los derechos humanos como la más importante premisa que se debe considerar en la actualidad, si se pretende hallar verdaderas salidas a la singular combinación de crisis financiera, alimentaria, energética y ambiental que vive el planeta. El título del informe es una alusión a que los derechos humanos son la llave para abrir el paso a las soluciones. Sin embargo, el tratamiento que le dan al tema no es explícito, como lo hacen notar, porque para muchas de las poblaciones que saben leer y escribir, los derechos humanos no se entienden más allá de un sinónimo de derechos de prisioneros políticos, de Amnistía Internacional, de la promoción de la libertad de expresión, etc. Lo que Social Watch intenta mostrar es algo que suele no relacionarse, y es que todos los elementos mencionados están íntimamente ligados con la reducción de la pobreza y con el desarrollo.
Por otra parte, este informe documenta que la implementación generalizada de políticas que promueven la liberalización económica y la desregularización ha recortado los derechos económicos y sociales de las personas en todo el mundo, causando como efecto inmediato una peligrosa reducción en la capacidad de muchos gobiernos para cumplir con sus compromisos internacionales de erradicar la pobreza y lograr la igualdad de género. El informe se apoya también en los testimonios de grupos de la sociedad civil de 59 países para documentar cómo los gobiernos no cumplen con sus compromisos en estos departamentos. A esto se suman los numerosos obstáculos estructurales creados por los defectos de la arquitectura financiera global que bloquean la realización plena de los derechos humanos de todos los ciudadanos del mundo. Social Watch hace un llamamiento a las Naciones Unidas a convocar un proceso exhaustivo e inclusivo para revisar y reconstruir las instituciones financieras y monetarias internacionales. En este sentido proporcionan ejemplos concretos que muestran cómo la arquitectura financiera vigente ha ignorado abiertamente los derechos humanos, contribuyendo a la proliferación de una creciente injusticia en todo el mundo.
En otro artículo temático, Mirjam Reisen y Simon Stocker de Eurostep informan sobre las promesas hechas por la Comisión Europea (CE) de enfocar sus estrategias de ayuda al desarrollo hacia la promoción de la erradicación de la pobreza, y hacen ver cómo éstas no se han cumplido en su totalidad; varias son las causas, pero primordialmente se enfocan en el interés de Europa de liberalizar los flujos comerciales. Actualmente, la ayuda de la CE a los países en desarrollo se concentra principalmente en mejorar la infraestructura y facilitar el comercio, en vez de contribuir a la realización de los derechos sociales básicos tales como el acceso a la salud y la educación. Por otro lado, Kinda Mohamadieh, de la Red de ONG Árabes para el Desarrollo, en su informe temático sobre los derechos sociales y económicos en la región árabe, presenta la perspectiva de país en desarrollo, demostrando cómo la liberalización económica efectivamente ha frustrado los intentos de reforzar la democracia en la región. “Los regímenes en el poder no lograron atender los apremiantes problemas socioeconómicos que enfrenta la región, y las reformas económicas aplicadas responden principalmente a los requisitos de las principales instituciones internacionales y de los países socios del mundo desarrollado que no necesariamente atienden las necesidades y prioridades locales”, afirma Mohamadieh. En todo momento se evidencia que las políticas reformistas no hacen más que perpetuar la marginalización social y política de la gran mayoría de la población árabe, excluyendo a la ciudadanía de la participación en los procesos de toma de decisiones y agravando problemas como el desempleo y la provisión inadecuada de programas sociales de apoyo. En la sección dedicada a Bolivia, se encuentra un interesante abordaje de este problema. Se hace una crítica al largo historial de la firma de acuerdos que han sido presentados como soluciones para las crisis económica y social que han debilitado al país. Se tiende a ver que las políticas introducidas en el país para implementar estos acuerdos no han producido los cambios a nivel estructural, que son necesarios para mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la población. Este informe se titula: “Ratón de laboratorio de las instituciones internacionales”.
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