La Prensa • Avances y previsiones incumplidas • 30/12/2014

El año 2014 cierra dejando algunas previsiones incumplidas, mientras los avances, pese a ser muy importantes, presentan algunas fisuras que podrían revertir positivos indicadores sociales, especialmente los que tienen que ver con los empleos de calidad, la seguridad alimentaria y la lucha contra la pobreza. Este es un rasgo que se presenta en casi todos los países de Latinoamérica, aunque están más acentuados en algunas regiones, pese al crecimiento sostenido de los últimos años. Los niveles de desempleo en Latinoamérica han disminuido, pero la tendencia a que ese ritmo se prolongue parece haberse estancado.

Las proyecciones para 2014 eran alentadoras y tenían coincidencia entre organismos internacionales que habían previsto una tasa de desempleo del 6,7 por ciento en 2013 y 6% para este año. Se pensaba que la región, al pasar por un momento de oportunidades, podía aprovechar la coyuntura, si los Gobiernos daban muestras de seriedad. Efectivamente, algunos países han reducido el desempleo como Brasil, Chile y Perú, pero otras han ahondado su crisis como Venezuela y Argentina.

En Bolivia, el Gobierno sostiene que la tasa de desempleo en el país está por debajo del 5%. El Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) estima que la tasa de desempleo se mantiene en el 8 por ciento. Un estudio anterior de esta institución, señalaba que en el eje troncal del país, el 65 por ciento del empleo generado pertenece al sector informal y el 35 por ciento al empleo formal; el Estado sólo genera 9,6 por ciento de empleo y el sector privado el 22 por ciento.

Otras estimaciones señalan que el 75% del empleo en Bolivia es informal y se mantiene en condiciones precarias, los trabajadores de este sector no cuentan con beneficios sociales, y no aportan a las AFP para las jubilaciones. Esta gente no ha recibido el beneficio del aguinaldo y menos el doble aguinaldo. Se trata de trabajadores por cuenta propia, pequeños negocios con tres y hasta cinco empleados, artesanos, mecánicos, sastres, costureras, vendedores minoristas, choferes de servicio público, y otros.

Algo en lo que no puede haber controversia es en el hecho de que pudo haber bajado el desempleo, pero se incrementó el sector informal que genera puestos de trabajo de mala calidad. Una publicación reciente, señalaba que solamente uno de cada cuatro trabajadores estables recibe los dos aguinaldos en el país, según un análisis realizado por el economista José Luis Evia durante el foro <<Impulsando el empleo de calidad en Bolivia», organizado por la Cámara Nacional de Comercio (CNC). Solamente el 25% de la población tiene un empleo estable y se beneficia de las normas laborales bolivianas, explicó. El resto de la población (75%) corresponde al sector de empleos precarios, sin seguro de salud ni seguridad industrial y no se perciben beneficios establecidos por ley.

El trabajo «digno» que propugna el Gobierno (o el trabajo «decente» que recomienda la ONU) está todavía lejos de favorecer a la mayoría de la población boliviana, asimismo, el empleo de calidad que es la aspiración de todo ciudadano, ha quedado nuevamente este año como expectativa, con la esperanza de que en 2015 las cosas mejoren; aunque las proyecciones son pesimistas por el temor de que continúe la caída en la cotización del petróleo –que define el precio del gas natural-, y de los precios de los minerales, que son los rubros que generan los principales ingresos del país.

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