Opinión • 1 de mayo: ¿La historia se repite? • 06/05/2012
1 de mayo: ¿La historia se repite?
Opinión / Por Favio Machicado / 6 de mayo de 2012.
Aunque en otro contexto y con distintos propósitos, un primero de mayo de 1971, cuando la COB invitó al Gral. JJ Torres a encabezar la marcha, tan pronto ésta se inició, los dirigentes de aquella época no tuvieron ningún inconveniente de desairar al llamado “General del Pueblo”, dejándolo marchar solo por la calle, mientras el grueso de la columna de trabajadores se iba por otra vía camino a la concentración prevista en la plaza Venezuela, para luego tomar el Palacio Legislativo donde se dio inicio a la llamada “Asamblea Popular”, pensando construir un “Poder Dual”, que lo único que provocó, poco después, fue la caída del Gobierno, con la instalación de una larga dictadura. En este 1 de mayo, si bien el Gobierno estaba en el Palacio, conmemorando esta fecha, lo hacía en un escenario en el que los acompañantes eran todo menos trabajadores, ya que éstos estaban protestando en la calle, sin el ánimo de constituir un “Poder Paralelo”, sino de hacer valer sus derechos salariales en el caso de los trabajadores, en general o de hacer valer sus conquistas sociales y laborales, en el caso de los trabajadores de la salud. También estaba el resto de la población, unos preocupados porque de una buena vez por todas el Gobierno debería concentrarse en solucionar los problemas reales del país. Otros, los menos, disfrutando de un ficticio puente vacacional, en nada justificado. El Gobierno, seguramente piensa que con tanta abundancia de dinero, todos los ciudadanos están bien servidos, cuando en realidad todavía los grandes obstáculos estructurales siguen presentes y el bolsillo de la mayor parte de la población está vacío.
En efecto, el incremento salarial de 8 por ciento , propuesto por el Gobierno, para nadie ha sido una reposición de la constante pérdida del poder adquisitivo, ya que el precio de los alimentos, que impacta a la mayor parte de la población está muy por encima, lo que representa un problema permanente de la mayor parte de las amas de casa. El problema es que al Presidente lo han acostumbrado a evaluar los indicadores económicos en términos “nominales” y no en términos “reales” de manera que todo le parece el doble, cuando en realidad estamos en el mismo punto de partida.
Es como cuando uno aprende un idioma, lo que no garantiza que lo logre, el consejo es hablar con los niños, ya que no usan el pasado ni el futuro, solo el presente, que es menos complicado. El Presidente, por eso afirma que el salario mínimo se ha duplicado entre 2001 y 2011 (400 bolivianos en 2001 y 815 en 2011), cuando en realidad éste, según cálculos del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), que es una institución seria, el salario, en términos reales, solo aumentó en 16.5 por ciento , o sea en 1.4 por ciento al año, además no de manera continua. Lo que no representa una mejoría, tan importante como hubiera sido, en el deseo del Presidente, una duplicación, tal como lo enfatizó en su discurso del 1 de mayo.
El tema de los valores reales y no nominales es muy simple. El primero expresa los valores en términos cuantitativos, lo que puede ser medido en términos físicos o en el caso de los alimentos, por ejemplo, en términos calóricos o gramos de proteínas, que mide el nivel de nutrientes que ingesta cada persona, lo que puede determinar el grado de salud o de satisfacción alimenticia. En términos de promedio, nuestro consumo calórico y proteico, está muy lejos de lo que es aconsejable o recomendado. Lo segundo, expresa el valor monetario de los bienes en un momento determinado, que debería ser contrastado con el ingreso, a fin de medir en qué grado está aumentando o disminuyendo el poder de compra de las personas.
Para mayor abundamiento, el CEDLA ha estimado la relación entre el Salario Mínimo y la Canasta Normativa Alimentaria, estableciendo que mientras en el año 2001 ésta era de 48.5, en el 2011 ésta fue de 45.5. Lo que quiere decir que el peso de los alimentos en el gasto sigue siendo prácticamente igual, lo que vuelve a ratificar la idea de que éste sigue siendo el mismo.
El otro acontecimiento que se produjo en este 1 de mayo, es la compra de acciones de una compañía de distribución de electricidad, que estaba en manos de una empresa española, que vino al calor de la política de capitalización del Presidente Sánchez de Lozada. Con este fin, siempre en términos de “regalo” a los trabajadores, el Gobierno se ha hecho cargo de esta empresa, porque “antes era nuestra” y porque no invirtió lo necesario, cuando ésta depende de otra variable como es la producción de energía que hace rato está estancada, precisamente por falta de inversión estatal.
Estamos en la lógica de las “banderas revolucionarias” de siempre, que solo flamean mientras dure el entusiasmo, sin darnos cuenta que sería más racional incrementar los activos (inversión nueva) con el objeto de generar más empleo y riqueza, que cambiar un activo productivo, a cambio de otro activo financiero, que deberá pagar el Gobierno, cuando el ahorro interno es limitado o escaso.
También es importante saber que lo que “es nuestro”, es el producto del uso del capital y del trabajo, traducido en impuestos y no solo en regalías que siempre serán transitorias mientras existan los recursos naturales no renovables, que históricamente solo han servido para pagar la fiesta, pero no para construir estructuras productivas permanentes y solventes, que es lo que no vemos desde hace muchos 1 de mayo.
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