Opinión • Los salarios más bajos están en el transporte y comercio • 06/05/2012
EL SALARIO MáS REDUCIDO ES DE 3.32 BOLIVIANOS LA HORA. DENTRO DE LOS PEOR PAGADOS ESTáN LAS MUJERES.
Los salarios más bajos están en el transporte y comercio
Opinión, 6 de mayo de 2012.- Los salarios más bajos que se pagan en el país están en los sectores del transporte asalariado, las manufacturas y el comercio. Entre los peor pagados de esos sectores destacan las mujeres, revela una investigación del Centro para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA). La investigación fue realizada el año 2011 y según sus principales datos, el año pasado, los trabajadores y trabajadoras peor remunerados percibían un salario promedio de 7 bolivianos por hora, pero en la escala más baja se registraron pagos de hasta 3.20 bolivianos por hora. “Muchos de ellos eran conductores de transporte, vendedores del comercio y obreros de la industria manufacturera. En el caso de las mujeres, a las anteriores ocupaciones se suma el servicio doméstico”, señala.
Explica que el mayor porcentaje de los trabajadores peor remunerados se encuentra en el sector semiempresarial, conformado por unidades económicas de pequeña escala, donde los dueños también participan directamente en la producción de bienes y servicios.
Un porcentaje menor, pero igualmente elevado, se encuentra en el sector empresarial. En el sector estatal los trabajadores peor remunerados disminuyen a menos de la mitad en comparación con los demás sectores y se hallan concentrados en el rubro de la construcción vinculado con las obras públicas municipales.
Esta distribución de los trabajadores peor remunerados muestra que ya no es posible asociar empleos de calidad con el sector empresarial y empleos precarios con el llamado sector “informal”, al menos en términos de los salarios, señala el CEDLA.
Agrega que entre los peor remunerados predominan las mujeres. “Las empleadas del servicio doméstico, las obreras de la industria y la construcción en el sector empresarial, las empleadas en los servicios de transporte y en el comercio semiempresarial, que se hallan generalmente sujetas a la contratación temporal y a formas de pago a destajo, son las más expuestas al pago de bajos salarios”.
Entre los hombres, los peor remunerados son conductores del transporte en el sector empresarial; los obreros de la construcción en el sector estatal y los obreros de la industria en el sector semiempresarial.
Explica que el salario promedio por hora entre los peor pagados es de Bs 4,50 y equivale al 60 por ciento de la media del salario (Bs 7,20). Llega a 5,40 en el sector estatal, a 4,90 en el empresarial y a 4,20 en el semiempresarial.
“Esto significa que son los trabajadores con mayor probabilidad de caer en la pobreza extrema, sobre todo, cuando se ocupan en el comercio, transporte y, en el caso específico de las mujeres, cuando además se ocupan en el servicio doméstico y la manufactura semiempresarial”.
El salario más bajo es percibido por mujeres y es de 3.20 bolivianos la hora y se paga en el sector comercio semiempresarial. Luego está el salario de 3.80 bolivianos que lo percibe personal de servicios del sector semiempresarial, de la industria y del servicio doméstico.
La investigación revela que en esos mismos rubros, solo en el sector transporte semiempresarial se llega a pagar 3.80 bolivianos por hora. En la industria lo mínimo que se paga a un varón son 4.20 bolivianos por hora.
En términos generales, a las mujeres se paga en el sector estatal 5 bolivianos por hora, en el sector empresarial 4,70 bolivianos por hora y en el sector semiempresarial 3.80 bolivianos por hora.
En la industria se paga como promedio 4.20 bolivianos por hora a las mujeres, 4.70 en el sector empresarial y 3.80 en el sector semiempresarial. En el comercio como promedio se les paga 3.90 bolivianos la hora, en el sector empresarial 5 bolivianos y en el semiempresarial 3.20.
En el sector transporte se paga 4 bolivianos, como promedio, la hora a las mujeres. En el sector servicios como promedio 4.10 bolivianos la hora, en el sector estatal 5 bolivianos, en el sector industrial 4.60 y en el semiempresarial 3.80 bolivianos la hora.
El más bajo de América Latina
Bolivia registra el salario mínimo más bajo de la región de países que conforman la Comunidad Andina de Naciones (CAN), brecha que se acrecentó en los últimos años.
Según datos oficiales de la CAN, el año 2001, Bolivia durante la última década se mantuvo como el país con los salarios mínimos y medios más bajos de América Latina, en particular entre los países andinos.
Esto ocurre, dice el informe, en un escenario de correlación de fuerzas cada vez más adverso para los intereses de los trabajadores, empeorado por el desempleo, la precariedad laboral y la penalización de la protesta. De acuerdo a la CAN, comparando el año inicial y final de la década pasada, el año 2001, con el año 2010, Bolivia presenta un rezago cada vez mayor en el valor del salario mínimo, reflejando que la política de moderación del salario mínimo fue más intensa en el país, con los efectos que esto tiene sobre los salarios medios de gran parte de los trabajadores.
Entre el 2001 y el 2010, Bolivia empeoró su situación respecto de otros países de la región andina. El 2001 el salario mínimo de Bolivia estaba por debajo del promedio de la CAN en una relación de 1 frente a 1.7. En el 2010 esta relación se alejó hasta representar más del doble: de 1 a 2.1.
Salario mínimo subió 103.7 por ciento , su poder de compra en 16.6 por ciento
En la última década el salario mínimo nacional se incrementó en más de cien por ciento pero su poder de compra creció en poco más del 16 por ciento, debido a que las políticas estatales en este rubro solo compensan la inflación, afirma el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), en una investigación.
Sostiene que se trata de una “política deliberada de contención salarial que se basa en que el salario mínimo fuera actualizado únicamente con referencia a la inflación del año anterior, sin modificar la base que fue fijada, muy por debajo del valor de la fuerza de trabajo”.
Durante el periodo 2001-2011, el salario mínimo nominal se incrementó en 103.7 por ciento , en cambio su poder de compra apenas aumentó en 16.6 por ciento, esto equivale a decir que el salario mínimo real se mantuvo prácticamente estancado”, agrega.
Sostiene que éste es el saldo del congelamiento del salario mínimo durante los años 2003 a 2004 y de su crecimiento nominal a tasas inferiores al aumento en el nivel de precios en los años 2007, 2008 y 2010. “Con esta evolución hasta el 2005 el salario mínimo registró una pérdida promedio anual de 1.6 por ciento, en su poder adquisitivo, mientras que desde el 2006 mostró una mejora exigua del 3.1 por ciento anual en promedio.
Se explica que desde el 2006 el nivel de precios de los alimentos aumentó a un ritmo mayor a la inflación promedio. “Esto hizo que el costo de la canasta normativa alimenticia, que una familia promedio de cinco personas requiere consumir para satisfacer sus necesidades mínimas energéticas y de nutrientes esencial, aumente en más del 100 por ciento hasta el 2011”.
Agrega que el salario mínimo pese a sus incrementos nominales, pasó a representar un porcentaje cada vez menor de ese componente básico del valor de la fuerza de trabajo.
“El salario mínimo permitía cubrir el 48 por ciento del costo alimenticio de una familia de cinco personas, el 2011 este porcentaje se redujo al 45.5 por ciento.
“Por ejemplo, el 2011 el aumento nominal del salario mínimo fue del 20 por ciento, el más elevado de los últimos años, pero solo contribuyó a mejorar su poder de compra en 11.8 por ciento. Si todo el salario mínimo hubiera sido destinado a la compra de alimentos, con este nuevo poder de compra de alimentos, con este nuevo valor de 815 bolivianos los trabajadores habrían alcanzado a cubrir menos de la mitad del costo de la canasta familiar”.
Disminuye el desempleo y crece subempleo
En el país, los datos oficiales han revelado una disminución de por lo menos un punto del desempleo abierto, pero el subempleo continúa en crecimiento, especialmente en los sectores de profesionales jóvenes, afirma el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA).
En 2011, se registró el descenso de la tasa de desempleo hasta el 7,9 por ciento, un punto menos que el año anterior. Los desempleados eran, en su mayoría, los jóvenes de ambos sexos y con mayor nivel educativo, sostiene.
El comportamiento declinante de la tasa de desempleo está asociado básicamente con el impacto coyuntural de la dinámica de ciertas actividades que se benefician de la política cambiaria y condiciones externas que generan mucha liquidez, como el comercio y la construcción, con el incremento de la inversión pública que incluye servicios sociales y comunales.
En cambio, sostiene, la industria manufacturera más bien comenzó a expulsar fuerza de trabajo.
Afirma que el subempleo siguió en aumento, en un contexto en el cual la demanda de trabajo sigue concentrada en empleos de baja calificación, sujetos cada vez más a formas de contratación temporal y al pago de bajos salarios.
El subempleo, señala el CEDLA, se manifiesta de diversas formas: como subempleo visible cuando las personas se ven obligadas a trabajar involuntariamente menos horas de la jornada normal. Como subempleo invisible cuando las personas reciben un salario o ingreso insuficiente para cubrir el costo de los medios de vida indispensables.
El año pasado, dice el informe, con una proporción creciente respecto al 2010, el 17 por ciento de la población ocupada trabajaba por una jornada inferior a 40 horas y el 58 por ciento tenía un ingreso por hora inferior ingreso-horario normativo, estimado en 10.20 bolivianos, tomando como parámetro el costo de la canasta alimenticia y la jornada normal de trabajo en cada categoría ocupacional.
Aún sin considerar el subempleo por calificaciones, que afecta a las personas que en su trabajo no hacen uso pleno de sus conocimientos y habilidades, y que afecta a cada vez más trabajadores, los indicadores muestran que el desempleo como forma extrema de subutilización de la fuerza de trabajo es apenas una parte del problema ocupacional en el país.
Explica que antes que darse el lujo de quedar sin empleo, los trabajadores se ven obligados a subordinarse a diversos mecanismos de explotación laboral, que hacen que el empleo sea cada vez más precario.
El CEDLA afirma que se amplía la brecha salarial entre los trabajadores calificados y no calificados, permanentes y temporales, entre los que ganan a destajo y por tiempo de trabajo, lo que conduce a una polarización de los ingresos en las principales ciudades.
Añade que éste es uno de los resultados de la ejecución de políticas públicas que no promueven modificaciones en el perfil de especialización productiva asentada en la explotación y exportación de materias primas con escaso valor agregado, una industria manufacturera incipiente y un sector terciario tradicional, como son comercio y servicios que se caracterizan por su baja productividad y su escaso impacto en la generación de empleos de calidad.
La Encuesta de Empleo realizada por el CEDLA el año 2011 reveló que el promedio general del ingreso neto en la ocupación principal era de 1.883 bolivianos. Los obreros, trabajadores por cuenta propia y empleadas del hogar eran los peor remunerados. Ese año, más de dos tercios de los trabajadores tenía un ingreso inferior al promedio y el 32 por ciento ni siquiera ganaba el equivalente al salario mínimo.
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