El País • Quisiéramos creer
EDITORIAL
Debemos confesar, con total sinceridad y con absoluta humildad, que estamos desconcertados con informaciones que tienen que ver con el pueblo guaraní y con el parque natural Aguaragüe. Hace menos de una semana, concretamente el 4 de abril, se publicaba en Tarija el resultado de una reunión entre el Defensor del Pueblo Rolando Villena y dirigentes de los pueblos Guaraní y Tapiete.
“El pueblo guaraní está alarmado por la contaminación del agua y la tierra que deja esta explotación sin un control adecuado”. Dijeron textualmente los guaraníes, precisando, sin embargo, que no se oponen a la explotación petrolera en sus tierras, sino a que se la haga sin cumplir todo lo que disponen las leyes, especialmente en cuanto a protección del medio ambiente.
“Tenemos un video, la gente pone ramas en las vertientes para apartar el petróleo, para que no beban los animales”, dijeron y por si hiciera falta le recordaron al Defensor del Pueblo que el parque Aguarague es la fuente de agua de todo el chaco tarijeño.
Eso fue el lunes 4 de marzo y ayer, apenas cuatro días después, nos enteramos que “se puso en marcha un Fondo Indígena con 14,8 millones de dólares para atender temas de salud y para financiar auditorías ambientales sobre daños de la explotación petrolera en el oriente sur de Bolivia”
La información nos llegó mediatizada por la Plataformaenergética.com, que es un servicio derivado de la ONG CEDLA y que suele tener información confiable. Esta dice, textualmente, “La Asamblea del Pueblo Guaraní – Itika Guasu (APG IG) puso en funcionamiento la actividad financiera del “Fondo de Inversión Itika Guasu”, que contará con una inversión de 14,8 millones de dólares, tras el acuerdo alcanzado con la petrolera española Repsol”.
No vamos a prestarle atención a si Repsol es en realidad empresa española o una transnacional que trabaja bajo la bandera de España, eso resulta irrelevante, sino a la extraña coincidencia del reclamo y de la creación del mencionado Fondo Indígena. ¿Será coincidencia?
Debemos destacar (entre paréntesis) que la corporación Repsol realiza un muy eficiente trabajo de relaciones públicas. Y eso es encomiable.
Pero aquí tenemos entre manos mucho más que relaciones públicas. Sinceramente quisiéramos creer que las corporaciones petroleras son empresas con comportamiento ecuánime, respetuosas no solo de las leyes de todos los países donde operan, sino de las mucho más importantes leyes de la naturaleza.
Quisiéramos creer, pero no podemos olvidarnos de los frecuentes derrames petroleros y de las ingeniosas evasiones para no asumir responsabilidades. No podemos olvidarnos que detrás de todos los conflictos en el último siglo siempre ha estado como componente importante el petróleo.
Y no podremos olvidar nunca esa definición de Sergio Almaraz: El petróleo es un liquido viscoso, oscuro, que ensucia todo, pero principalmente las conciencias.
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