La Patria • Bolivia es un país cada vez más atado a la explotación de materias primas
Los excedentes que genera el negocio del gas, lejos de impulsar un proceso de industrialización interno, están empujando a Bolivia a remachar su condición de país extractivista, primario exportador y extremadamente dependiente de las materias primas y de los recursos naturales no renovables, asegura un informe del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), dado a conocer a LA PATRIA.
En los últimos años, la dependencia de Bolivia de las materias primas se ha hecho más intensa, lo que se refleja en su estructura económica cada vez más orientada a la explotación y exportación del gas natural y de los minerales, dice el informe.
Datos de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) establecen que, alrededor de un tercio de los ingresos fiscales de Bolivia se originan en la explotación del gas natural.
Según el Cedla, los informes oficiales sobre las exportaciones también ratifican esta tendencia. En el último quinquenio, las exportaciones bolivianas han aumentado de poco más de 1.200 millones de dólares a casi 5.300 millones de dólares, producto de la creciente importancia de los sectores extractivos de hidrocarburos y minería que actualmente contribuyen con alrededor del 80 por ciento del valor de las exportaciones. Hace 12 años (1998) esa participación era del 47 por ciento.
El crecimiento en la producción de gas, petróleo y minerales es el que sustenta los niveles de crecimiento económico alcanzados en la segunda mitad de esta década, que están alrededor del 5%. Entre el 2004 y 2005, por ejemplo, el crecimiento del sector de hidrocarburos explicó alrededor del 25 por ciento del crecimiento económico del país, y en el 2008 el crecimiento del sector minero explicó casi el 40 por ciento del crecimiento económico del país, añade el documento.
“Estas tasas de crecimiento, sin embargo, sólo han sido un buen resultado macroeconómico, ya que no han mejorado las condiciones de vida de la población, pues el ingreso y la riqueza siguen concentrados en pocas manos”, agrega el informe difundido a través de la Plataforma Energética, que administra el Cedla.
FRAGILIDAD
FISCAL
El estudio advierte, además, sobre la vulnerabilidad y fragilidad de las finanzas públicas al ser tan dependientes de los ingresos derivados de la explotación del gas que han crecido significativamente en el último periodo. En 1998, por ejemplo, el Estado y las regiones recibían por esta actividad 391 millones de dólares, en tanto que en el 2008 ya se recauda por esta actividad más de 2.000 millones de dólares.
Los significativos ingresos obtenidos en los últimos años en la explotación minera e hidrocarburífera, especialmente del gas, son los que también han permitido trastocar la situación fiscal del país, pasando de un déficit fiscal casi crónico, en el que los gastos públicos superaban con creces a los ingresos, a una situación de superávit fiscal, en la que hay plata sin gastar.
Sin embargo, a juicio del Cedla, esta “bonanza” fiscal es excesivamente frágil y vulnerable ante las permanentes convulsiones del mercado internacional, que hoy pueden elevar extraordinariamente los precios de los hidrocarburos y minerales y, mañana, con la misma facilidad, pueden hundirlos hasta el piso.
“Esta fragilidad es reforzada por las dificultades estructurales que tiene el sector para incrementar la producción de hidrocarburos”, agrega.
PELIGROS
La experiencia nacional e internacional demuestra que la extrema dependencia de la exportación de materias primas genera distorsiones en la estructura económica del país, una redistribución regresiva del ingreso, altos costos sociales y medioambientales, falta de transparencia en el manejo de los recursos, deficiencias en las políticas de gasto y más dependencia económica, asegura el informe del Cedla.
“En Bolivia se está dando una exacerbación del extractivismo y sigue vigente el viejo patrón de desarrollo primario exportador, a pesar de las declaraciones oficiales sobre la presunta vigencia de un “proceso de cambio”, agrega el estudio difundido por la web de la Plataforma Energética.
Según la investigación, “la diversificación productiva y la industrialización, hasta ahora, sólo aparecen en los discursos oficiales que no alcanzan para revertir una realidad signada por una creciente dependencia de las materias primas y un rentismo improductivo que se apodera del país y de las regiones”.
Frente a ello, el estudio sobre el impacto de la renta de los hidrocarburos en las finanzas públicas plantea una serie de acciones y medidas. “Se requiere de políticas dirigidas a quebrar la extrema dependencia fiscal que se tiene de la renta de hidrocarburos, a fin de asegurar cierta estabilidad en las finanzas públicas”, dice al destacar la volatilidad de estos ingresos.
Según el Cedla, la renta de hidrocarburos alcanzó en el 2008 su nivel más alto y, las posibilidades de que este tipo de ingresos aumente a un ritmo similar a lo registrado en 2005 y 2006 depende de un aumento de la producción, que es una variable que se supone puede ser impulsada por políticas de Estado, lo contrario sería, esperar un nuevo shock externo que fue lo que incidió en un aumento extraordinario de los ingresos fiscales captados en la actividad de hidrocarburos.
Otra recomendación plantea que el gasto fiscal en las regiones sea orientado al sector productivo para impulsar el desarrollo de las regiones y la reducción de la pobreza.
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