Pese a tener un año favorable para una parte de la economía boliviana, por efecto de una subida de precios en las materias primas y un incremento de la demanda de productos de exportación (minerales, soya, petróleo y gas natural, fundamentalmente), esta situación no se traducirá en trabajo ni mejoramiento de la calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras del país. De acuerdo a estimaciones que ha realizado el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), la economía boliviana crecería a un ritmo del 3,04 %, cifra que está relativamente cercana a las estimadas por funcionarios del Gobierno de Carlos Mesa (3,6 %). “En el contexto actual de la economía boliviana, las tasas de crecimiento no expresan de forma adecuada la estructura de desigualdad en la que se origina este crecimiento”, ilustra el Cedla. De acuerdo al Cedla, existen sectores que aportarán más a que se incremente la producción en la economía del país: agropecuario (4,1 %), petróleo crudo y gas natural (12,3 %), transporte (4,9 %) y comunicaciones (3,27 %). Sin embargo, las cifras muestran también que otros sectores de la economía mostrarán una tendencia negativa y no aportarán para nada al crecimiento de la economía boliviana, como el de construcción (-9,7 %) y la intermediación financiera (-4 %). CRECIMIENTO HACIA FUERA La mayor parte de los sectores que registrarán comportamientos positivos por encima del promedio nacional, no son intensivos en mano de obra y su mercado es básicamente externo. “Las políticas económicas aplicadas durante estos casi 20 años de modelo de libre mercado, han permitido un mayor debilitamiento de la producción nacional destinada al mercado interno y un fortalecimiento de reducidos grupos de empresarios exportadores de materias primas”, señala el Cedla. La institución puntualiza que, al no haberse dado procesos de industrialización que generen empleo ni agreguen valor dentro del país, la economía boliviana puede crecer, pero sin lograr el mejoramiento de las condiciones de vida de su población. Asimismo, gracias a las políticas de apertura comercial que rigen en el país desde 1985, el ingreso indiscriminado de productos de otros países que compiten con los nacionales contribuye a que los pequeños productores del campo se empobrezcan más. “Durante el 2003, el consumo de los hogares creció en sólo 0,87 %, la tasa más baja después 19 años. Lo anterior significa que los hogares bolivianos, con un crecimiento anual de su población a un ritmo mayor al crecimiento de su consumo (2,74 %), tienen más bocas que alimentar, pero con menos capacidad de gasto”. EL EMPLEO De acuerdo al Cedla, las políticas del Gobierno de Carlos Mesa no buscan modificar esta estructura y, por el contrario, se apoyan en los sectores exportadores para remontar la crisis. De esta manera, un incremento de las exportaciones al nivel que quiere mostrar el Gobierno, no se traducirá en mayor empleo ni reactivará el aparato productivo nacional. Según esta institución, con el nivel de crecimiento de la economía, este año se podría generar un total de 41 mil nuevas fuentes de empleo en el ámbito urbano. Esta demanda del aparato productivo contrasta con la oferta de mano de obra, es decir, la población económicamente activa (PEA) urbana. “Para el presente año, se prevé un 3 % de crecimiento de la PEA; en términos absolutos, este crecimiento significa un incremento de 76 mil personas, lo que equivale a decir que este año se debería crear, en promedio, la misma cantidad de empleos para absorber esta incorporación a la población económicamente activa”. Esta situación refleja un déficit de cerca de 35 mil fuentes de empleo, que debieran generarse para que, al menos, la tasa de desempleo abierto no se incremente. Por esta razón, esta oferta no satisfecha por la demanda de la economía boliviana se suma al déficit acumulado hasta el año pasado, alcanzando la cifra de 360 mil desempleados al finalizar el 2004.