PLAN MESA NO LOGRARÁ RESULTADOS EN LA INDUSTRIA

La Paz, 15 de julio de 2004.La industria manufacturera registrará un crecimiento muy leve, este año, porque las medidas de incentivo industrial anunciadas por el Gobierno no tendrán mayor impacto. Según un informe del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), tanto el “compro boliviano”, el “hospital de empresas”, como el ATPDEA, son insuficientes para levantar el aparato productivo nacional, golpeado fuertemente —desde hace 20 años— por las políticas de corte neoliberal. La proyección del Cedla es de 3,0 % de crecimiento en el sector de la industria, para este 2004, levemente superior respecto al año pasado (2,71 %). Este porcentaje ubica al sector por encima de la minería (1,9 %) y por debajo de la agropecuaria (4,1 %). Este escaso crecimiento responderá al comportamiento de la demanda manufacturera, tanto externa como interna. De acuerdo a la matriz de insumo producto —con base al Instituto Nacional de Estadística— del año 2002, la demanda total estuvo conformada por un 81 % de demanda interna y un 19 % de demanda externa, explica el Cedla. “Esta tendencia se mantendrá este año”. EL REDUCIDO “COMPRO BOLIVIANO” En febrero de este año, el Gobierno lanzó el DS 27328, denominado “Compro boliviano”, como un instrumento de fomento a la producción nacional para incentivar la manufactura. Sin embargo, “esta medida no tendrá mayor efecto en la industria, ya que dentro del PGN 2004 sólo se presupuestó 206 millones de dólares destinados a la compra de bienes nacionales, lo que contrasta con la promesa gubernamental de triplicar las compras hasta los 600 millones de dólares”, sostiene Efraín Huanca, investigador del Cedla. El informe del Cedla da cuenta del reducido impacto de esta medida, mostrando además que de los 206 millones de dólares programados se deben deducir las compras de combustibles y lubricantes, que el Presidente Mesa anunció restringir, quedando un saldo aproximado de sólo 101 millones de dólares para el “compro boliviano”. De este total, los alimentos y productos agroforestales representan el 35,5 %, los productos químicos y farmacéuticos el 27,7 % y el equipo de oficina y muebles el 10,4 %, entre las asignaciones principales. Siendo así, se prevé un saldo mínimo para la industria manufacturera. EL HOSPITAL DE EMPRESAS, UN FRACASO Por otro lado, el Gobierno lanzó, como un mecanismo de salvataje a las empresas, la Ley de Reestructuración Voluntaria de Empresas. El proceso de reestructuración de una unidad productiva abarcará entre 90 a 180 días, en los cuales las empresas y los acreedores deberán encontrar puntos de acuerdo y discutir aspectos relativos al proceso productivo y al de reestructurar la gestión o, en último caso, conducir a la liquidación voluntaria. Para el Cedla, las instituciones financieras serán las que, en última instancia, “financien” la reestructuración poniendo como requisito indispensable el flujo de caja de sus ventas, por lo que, otra vez, la capacidad de compra de los hogares bolivianos vuelve a ser un tema central del “salvataje”. “Dado que la demanda de los hogares se encuentra en franco descenso, se presume que esta iniciativa será un fracaso como las emprendidas anteriormente. Esto es así porque el año 2003, la demanda de los hogares tuvo su tasa de crecimiento más baja de los últimos años, registró 0,87 %. Se trata de una caída sustancial, pues el año anterior obtuvo un crecimiento de 1,5 %”, aclara el informe de la institución. LOS “CUPOS” DEL ATPDEA En el campo de la demanda externa, el Gobierno apuesta a los incentivos generados por el aprovechamiento de la Ley de Promoción Comercial y Erradicación de la Droga en los Andes (ATPDEA, por sus siglas en inglés) y por la excelente producción de soya. En el caso del ATPDEA y su influencia en la industria boliviana, el Cedla toma en cuenta la experiencia del año 2003: los alimentos (38 %), bebidas y tabaco (13 %), otras industrias manufactureras (13 %), textiles y prendas de vestir y productos del cuero (11 %), productos de refinación del petróleo (11 %), madera (7 %) y productos de minerales metálicos y no metálicos (7 %). Según esta clasificación, las exportaciones están dirigidas a tres subsectores: textiles, prendas de vestir y productos de cuero; las maderas y la joyería. El Cedla describe que estos subsectores tienen una presencia mínima en la industria y no tienen capacidad para poder influir en el comportamiento del total de la industria. Esto sin contar que dichas exportaciones están sujetas a “cupos” y dependen de intermediarios mayoristas para llegar al mercado norteamericano. La soya, en cambio, que abarca el 38 % de la industria, podría llegar a determinar algunos puntos de crecimiento económico, pero no lo suficiente para hacer repuntar la alicaída industria nacional.

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