Página Siete / La Paz

La Asociación Brasileña de la Industria del Vidrio (Abividrio), que reúne a 16 empresas del sector, y la Asociación Paulista de Cerámicas y Revestimiento de Brasil (Aspacer), que aglutina a otras 26 de esa área, negocian con Bolivia la compra de gas sin intermediarios, una vez que se extinga la obligación de adquirir el carburante a Petrobras, a fin de año.

Para iniciar negociaciones, Abividrio envió al país a su presidente, Lucien Belmonte, quien conversó con Página Siete sobre los  requerimientos de la industria brasileña y las expectativas respecto a la provisión de gas.

¿Qué magnitud tienen las asociaciones Abividrio y Aspacer?

Tenemos 16 industrias en Abividrio y 26 en cerámica. En vidrio disponemos de industria en los sectores de envases para bebidas, comidas, vidios planos para automotivos y otros; en cerámica tenemos 26 empresas, todas en el Estado de Sao Paulo.

¿Cuál es la fuente de provisión de gas de estas industrias y cuál es su requerimiento actual?

Compramos a Petrobras que, a su vez, compra el gas de Bolivia, y lo compra según sus intereses y no los del consumidor final. Hoy Petrobras bajó la compra de gas de Bolivia a un promedio de 13 millones de metros cúbicos por día (MMmcd), bajó a ese nivel para vender el gas que produce en los estados de Río de Janeiro y Sao Paulo, que vende más caro que el gas de Bolivia.

El contrato de (compra-venta de gas) Brasil y Bolivia termina una parte este año y otra hasta 2021, entonces, en este cambio de escenario la industria de Brasil quiere desarrollar el mercado entre empresas brasileñas y el Gobierno de Bolivia. Las dos industrias (Abividrio y Aspacer) consumimos un promedio de cinco millones de metros cúbicos por día, ese es nuestro requerimiento y el total de consumo diario. Petrobras compra 13 millones (MMmcd), pero el contrato prevé 24 millones; Bolivia tiene 11 millones que puede vender a otros consumidores.

¿Buscan un contrato de compra-venta de gas a largo plazo?

Ahora estamos abriendo posibilidades, la forma de cómo vamos a desarrollar los contratos va a depender de la forma en que se va a ofertar, los volúmenes, tarifas, la competencia con referencia de otros precios internacionales, no sólo con el precio del barril de petróleo, que es lo que balancea los costos. Es decir, hay un montón de cosas que van a ser tratadas en las conversaciones para encontrar un horizonte diferente al que se tenía hace años. Ahora tenemos posibilidades de comprar gas de Bolivia, de la plataforma de Brasil, GNL de Catar o de Trinidad y Tobago, hay muchas oportunidades.

Pero les resulta más conveniente el gas boliviano…

Para nosotros, la mejor opción precio-competitividad es con Bolivia, porque el transporte ya existe, la distribución ya existe, los contratos existentes se están terminando y se necesita poner otros en su lugar; son las oportunidades a corto plazo.

¿Qué opinión tienen de la administración boliviana, hay temor de incumplimiento?

Hasta ahora, en los 19 años de contrato, sólo hubo un momento en el que tuvimos problemas de suministro, que fue por causas naturales, y duró tres días. En todas circunstancias, Bolivia cumplió su contrato con Brasil de forma honrada y segura. Por supuesto que un contrato de largo plazo necesita de garantías y negociaciones, pero el histórico es muy favorable a Bolivia.

¿Qué garantías exigen?

Los contratos necesitan de seguridad y garantías, precios competitivos; no es lo que uno quiere pagar o quiere cobrar, sino lo que el mercado pone a disposición de forma competitiva a nivel internacional. Esta es la nueva coyuntura. Con Bolivia discutiríamos las garantías de aprovisionamiento ininterrumpido, por ejemplo, qué pasaría si hay problemas en el tramo Brasil-Bolivia; una garantía sería establecer que el gas tendrá otro origen. Garantías normales.